¿Por qué se lamen los gatos?
Desde limpiarse a tranquilizarse, los gatos tienen buenas razones para lamerse.
Los gatos pasan más de media vida lamiéndose, más concretamente entre 7 y 12 horas al día. Da igual que estén en su cesto, en el suelo o en el mueble del comedor, parecen tener una obsesión enfermiza por acicalarse. Sin embargo, tienen buenos motivos para hacerlo.
Aunque la explicación más extendida a por qué los gatos se lamen todo el cuerpo sea ese exquisito gusto por estar limpios, detrás del acicalado felino se esconden también motivos tan interesantes como eliminar olores para no ser descubiertos por posibles depredadores, marcar su territorio y hasta desestresarse (sí, ellos también se estresan, no solo nosotros).
Los olores están por todas partes y el gato puede verse “invadido” por alguno como el procedente de la comida que acaba de ingerir o de ti mismo si se frota con, por ejemplo, tus piernas. Aunque un gatito que vive en casa no sufre la amenaza de los depredadores como sí la experimentaría viviendo en la naturaleza, en su instinto está grabado a fuego el no dejar rastro de olores que puedan atraer a los enemigos. ¿Cómo quitarse esos olores chivatos? Efectivamente, lamiéndose.
Relacionado con el tema de los olores está el asunto territorial. Los felinos son animales que defienden el que consideran su espacio (seguro que si tienes gato lo sabes de sobra) y al lamerse y eliminar olores ajenos a ellos, se quedan oliendo solo a ellos mismos. Con esto, tu mascota deja claro de cara a otros animales que ese territorio es suyo.
¿Y eso de tranquilizarse? ¿Cómo lo hacen? Los gatos se hacen una especie de automasaje con efecto antiestrés y antidepresivo cuando se lamen, lo que les ayuda a mantener bien arriba su equilibrio emocional. También activan la circulación sanguínea, eliminan parásitos y reparten los aceites esenciales presentes en su piel por todo el pelaje, haciendo que este esté en perfecto estado de revista.
Pero esto es solo un adelanto. ¿Quieres saber por qué otros motivos tu gato se lame unas cuantas veces al día? No te pierdas la galería de fotos que hemos preparado porque algunas razones son sorprendentes. Vas a entender muy bien a tu peludo…

El lamido les ayuda a eliminar olores con el objetivo de no ser detectados y no atraer a posibles enemigos.

Cuando los gatos se lamen, se reparten los aceites naturales por todo su pelaje, lo que les ayuda a protegerse contra la humedad y guardar el calor corporal. El lamido también les ayuda a mantener sana su piel.

Los gatos son animales muy territoriales, por eso asearse les ayuda a mantener su propio olor y, consecuentemente, dejar constancia de que aquel lugar es suyo. ¿No te has fijado que muchas veces, tras tocar a tu gato él inmediatamente se lame la zona acariciada? ¡Es para recuperar su aroma!

Lamerse les proporciona un placentero masaje que les hace mantener el equilibrio emocional, dejando a un lado los estados de ánimo depresivos.

Evidentemente el lamido ayuda a los gatos a mantenerse limpios, sin embargo, si el felino se ensucia mucho, habrá que lavarlo. Siempre con un champú especial para gatos.

El gato elimina con su lamido una buena cantidad de parásitos. Por eso, no es raro que los gatos callejeros no tengan garrapatas.

El lamido les ayuda a refrescarse cuando aprieta el calor. Estos animales no disponen de glándulas sudoríparas y lamiéndose regulan su temperatura corporal.

Las particularidades de su lengua, áspera y rígida, estimulan y mejoran la circulación sanguínea de los mininos.

En el caso en el que se laman unos gatos a otros, esto representa un símbolo de afecto, de confianza entre los dos.

Los lametones que mamá gata da a sus gatitos son importantes para el desarrollo físico de los pequeños, para estimular su respiración, defecación y orina.

Puede deberse a que está expresando cariño, intentando disminuir su propia ansiedad o delimitando su territorio impregnando al humano con su olor.

Los gatos siguen una rutina de aseo. Primero se limpian las patas delanteras, dejando paso a los costados, la cola, las patitas traseras y, por último, el rostro.

Si el gato deja de lamerse o lo hace con menos frecuencia de la que acostumbra, puede que le esté ocurriendo algo. Llévalo al veterinario.

Si el gato se asea obsesivamente, es posible que esté sufriendo estrés. De tanto lamerse puede producirse problemas en la piel como dermatitis y hasta obstrucciones intestinales porque ingiera muchas bolas de pelo.

Como el gato pasa una buena parte del tiempo lamiéndose, si tiene nudos en el pelo es muy probable que alguno pase a su aparato digestivo. La malta le ayudará a expulsarlo a través de las heces. La malta y el cepillado frecuente es el tándem perfecto para evitar problemas con las bolas de pelo.