
¿Por qué los gatos tienen tanto equilibrio?
Los gatos no tienen siete vidas sino un sofisticado sentido del equilibrio que se encuentra en sus oídos. Te contamos cómo funciona. ¡Es increíble!
Gatos, esos animales capaces de dar tranquilos paseos en el alféizar de la ventana de un sexto piso, de caminar cual equilibristas por las finas ramas de los árboles sin trastabillar o de voltear todo su cuerpo y aterrizar sobre sus patas sin hacerse daño si sufren una caída. Pero… ¿cómo es posible que tengan un sentido del equilibrio tan refinado? ¡Parece de ciencia ficción! La respuesta al enigma se encuentra dentro de sus oídos, más concretamente del oído interno (al igual que nos ocurre a los humanos).
Un mecanismo perfecto dentro del oído interno
En el oído de los gatos se aloja un mecanismo perfecto compuesto por cinco tubos cubiertos de finos vellos y rellenos de líquido. Son precisamente los vellos los encargados de detectar cualquier movimiento o giro extraño del gato y hacérselo saber al resto del cuerpo del minino. Ante una caída, en menos de una décima de segundo, el animal mueve primero la cabeza girando el cuello y provocando así el volteo de la espina dorsal, las patas delanteras y, por último, las de atrás para aterrizar de la mejor manera posible sobre sus almohadillas.
Aunque los gatos sean capaces de tal hazaña y que, según una investigación llevada a cabo por Jared Diamond y publicada en la revista Nature el 90 % de los felinos que cayó accidentalmente desde pisos con alturas comprendidas entre la segunda y la trigésimo segunda sobrevivió, es infinitamente mejor proteger a nuestros mininos de las caídas con redes y otros sistemas de protección. Según el biólogo John Bradshaw, de la Universidad de Bristol y autor de Cat sense, los gatos reaccionan mejor a caídas de más altura que de menos ya que colocan su cuerpo como si fuera un paracaídas, disminuyendo así la velocidad a la que se precipitan y minimizando los efectos secundarios de la caída.
¿Quieres saber un poco más sobre el fantástico sentido del equilibrio de los gatos? ¿Tienen algo que ver los bigotes en él? ¿Y la cola? ¿Puede un minino no tener equilibrio? ¿A qué puede deberse? Te contamos esto y más en la galería de fotos.

¿Cuántas veces has mirado con pavor a tu mascota andar tranquilamente por el alféizar de la ventana? ¿Y a que nunca le ha ocurrido nada malo? Es alucinante el el gran equilibrio del que presumen estos felinos pero… ¿de dónde les viene? ¡Te lo contamos!

El equilibrio de los gatos se controla a través del oído interno. De hecho, todos los vertebrados tienen los órganos de equilibrio similares. Estos órganos se desarrollaron en el centro del cráneo, mucho antes de la ramificación de la evolución.

Los órganos responsables del equilibrio trabajan a gran velocidad y es que son capaces de reaccionar en menos de una décima de segundo tras detectar que las patas no tocan ninguna superficie.

Es común oír que un gato sin bigotes sería incapaz de caminar correctamente o de mantener su equilibrio, pero este mito no es del todo cierto. Los bigotes (técnicamente también llamados vibrisas) son órganos sensoriales que les ayudan a calcular la distancia y el espacio, pero no a equilibrarse.

La mayoría de los gatos tienen 12 bigotes a cada lado de la nariz (24 en total), en cuatro filas horizontales. Son como un radar, y los peludos los utilizan para medir distancias y dimensiones de seguridad de los objetos, incluso en la oscuridad.

También les sirven para medir el tamaño de las aberturas y saber si van a caber o no en espacios reducidos.

Los gatos tienen vibrisas similares también sobre sus patas, ojos y mentón, aunque el término “bigotes” se refiere a los que tienen en el rostro.

Los felinos coordinan perfectamente los movimientos de sus músculos a las respuestas de su cerebro, adaptándose al ambiente y a la situación en que se encuentren.

La cola le sirve al gato, entre o tras cosas, para equilibrar sus movimientos y para no perder el equilibrio. Cada vez que el felino salta, usa la cola como si fuera un volante para corregir la dirección del cuerpo en el aire y también ajustarse al aterrizaje, moviéndola para obtener mayor estabilidad.

Las garras ayudan al minino a no caerse ya que se pueden clavar en multitud de superficies si se presenta la ocasión.

Estos pequeños peludos nos demuestran constantemente su equilibrio y destreza realizando saltos y giros por toda la casa y cayendo siempre de pie. Pueden saltar hasta dos metros de altura y alcanzar una longitud similar a la de 5 veces su cuerpo.

Esta extraordinaria agilidad es posible gracias a su estructura ósea y a sus músculos, que están perfectamente adecuados para ello. Son sus patas traseras las que les permiten impulsarse con fuerza, mientras que la flexibilidad de su espina les ayuda a lograrlo.

Los gatos calculan y piensan con precisión la forma del salto que realizarán y las distancias que tienen por delante.

Los gatos casi siempre caen de pie. Esto ocurre gracias a su perfecto órgano del equilibrio, situado en el oído interno. El oído del felino detecta de inmediato en qué posición se encuentra respecto a su centro de gravedad y automáticamente coloca el cuello paralelo al suelo para poder dar posteriormente una vuelta de 180 grados. De esta forma, el animal cae de pie sobre sus patas y estas amortiguan el golpe gracias a sus almohadillas y a la flexibilidad de todas sus articulaciones.

Existe una afección llamada ataxia que hace que el gato se tambalee y ande descoordinado. Afecta al equilibrio, al sentido del movimiento y a la posición de su cuerpo, sobre todo a patas y cabeza. Si notas que tu peludo anda raro, ni lo dudes, ¡al veterinario!