Perros y barro, historia de un amor loco
Que a los canes les encanta revolcarse en cualquier rincón con barro es un hecho real e inevitable pero... ¡son tremendamente graciosos en ese momento! Aunque después tengas que bañarlos y te llenen la casa de manchas.
Si tuviésemos que hablar de una historia de amor alocada e intensa, la relación que tienen los canes con el barro serviría. Estamos seguros que a tu perro, al llevarlo al parque, le encanta encontrar un buen rinconcito de barro y muy a tu pesar, revolcarse como un loco en él.
¿Te suena de algo? Pues bien, tu perro no es raro ni nada por el estilo, es muy común que a los perros les encante el barro. Aunque nos cueste comprenderlo, a los perros les encanta revolcarse en él ya que les genera un disfrute enorme.
Pero… ¿Por qué? Pues bien, a los perros el barro les mantiene frescos por lo que lo ven un juego muy divertido que mantendrá su temperatura fresquita y además… ¡Les encanta su olor!. Sí, aunque te cueste creerlo, los perros prefieren el olor a barro a tu último perfume y es que tenemos percepciones olfativas bastantes distintas a las de los canes.
Sabemos que es tremendamente gracioso verles en el barro pero el hecho de bañarles después o que llenen todo de patitas manchadas no genera tanta gracia pero… ¡paciencia!
Te mostramos una divertida galería de imágenes de perros y su amor loco por el barro. ¡Increíbles!

Aunque eso signifique que llenen nuestra casa de manchas y tengamos que darles un buen baño. ¡Mira esa cara de felicidad!

“¡Juro que no!”.

“Acababa de darles un baño”.

“¡No veas lo fresquitos que estamos!”

“¡No es barro! ¡Me he teñido de moreno, me he cansado de tener el pelaje blanco!”

“¡Mírame! ¡Wii!”

“Lo siento, pisaré lo menos posible”.

“Jo, juro que yo no quería pero ese barro me llamó y no pude hacer oídos sordos…”

“Deberías probarlo, humana”.

“Juro que lo dejé solo cinco minutos...”

“Oh Dios Pluto. ¡Te acabo de bañar!”

“Lo siento, de verdad sé que te dije que no volvería a pasar, ha sido la última vez…”

“Esto es buenísimo para el cutis”.

Y sí todavía no lo crees, mira esa cara.

Y, ante todo, inevitablemente felices.