Las siete subinteligencias de Gardner adaptadas al perro
Este psicólogo y pedagogo determinó el siglo pasado que la inteligencia está dividida en múltiples variantes. Hoy vamos a desarrollar esa teoría en los canes. ¿La comparas con tu peludo?
Nos gusta demasiado compararnos e igualarnos con seres que son de otra especie. Lo necesitamos para entender sus costumbres y formas de actuar. Es por eso que hemos llegado a comparar la inteligencia del can dentro de escalas que en un principio estaban construidas para el hombre, como por ejemplo las siete subinteligencias de Gardner.
Según esta clasificación, la inteligencia humana está a su vez subdividida en múltiples tipos de "subinteligencias", un conjunto de habilidades, capacidades o formas de actuar que darían lugar a la inteligencia "completa". Estas son: espacial, corporal, intrapersonal, interpersonal, musical, lógico-matemática y lingüística.
Si comenzamos por la inteligencia espacial... ¡Lo tenemos fácil! Un perro conoce perfectamente el emplazamiento de su cojín, de su comedero, de las camas a las que no debe subir, no tiene la menor duda de que de dentro de la nevera salen unos manjares más que apetecibles a la par que prohibidos.
Respecto a la inteligencia corporal, si habéis disfrutado alguna vez de una prueba de agility (perros atravesando y sorteando obstáculos a gran velocidad), ya sabéis de sobra que los perros disfrutan de esta "subinteligencia".
La cosa se complica cuando llegamos a la inteligencia intrapersonal, que en este caso deberíamos llamar "intraperruna" o "intraespecies". Valora la capacidad de reconocer los propios fallos y habilidades.
Con la inteligencia interpersonal o interperruna el debate se acaba pronto si nos preguntamos si hay algún ser vivo sobre el planeta que acepte de mejor grado a cualquier otro ser vivo que le haya sido debidamente presentado que el perro. Muchos estarán de acuerdo en que no.
Inteligencia musical. Es un concepto difícil de explicar pero los perros saben apreciar la música. Los hay que entonan gemidos alargados cuando suena una melodía determinada y otros que se relajan con ciertos ritmos.
La inteligencia lógico-matemática nos lleva a pensar: ¿puede el mejor amigo del hombre distinguir las cantidades? ¿Comparar tamaños? ¿Utilizar la lógica? La respuesta la vamos a encontrar más adelante.
Respecto a la inteligencia lingüística, todos los seres se comunican, al menos con los de su especie, y el perro no es una excepción. Eso sí, adecuada a su estructura social y a sus necesidades.

Nuestros buenos amigos son capaces de conocer la ubicación de objetos, localizan sin titubear emplazamientos, controlan la distancia que existe entre distintos lugares.

Parece estar relacionada con la capacidad de mover y coordinar el cuerpo con habilidad. ¿Puede el perro coordinar su cuerpo con habilidad? ¡Perfectamente! Por eso pueden competir en agility o jugar a morderse el rabo.

Esta "subinteligencia" valora la capacidad de un individuo de conocerse a sí mismo, reconocer sus fallos y virtudes, sus habilidades y limitaciones. Un concepto complicado, ¿no?

Los perros saben muy bien lo que pueden y no pueden hacer. Es más, saben muy bien lo que quieren o no quieren hacer.

En muchas ocasiones nuestros perros no obedecen porque sus medios no son capaces de adecuarse a las cosas que les pedimos. Esa es la causa, en ciertas ocasiones, de que rechacen la ejecución de una orden.

... con la experiencia. Si un animal tiene un episodio desagradable, se hace consciente de su limitación y en el futuro actúa en consecuencia.

En esta "subinteligencia" se valora la capacidad o predisposición a la sociabilidad.

El perro convive fácilmente con todo tipo de seres y nos referimos sólo a humanos, puede formar familia casi con cualquier animal, compartir su comida, el juego…

Desde luego, los perros cuentan con esta inteligencia pero es difícil medirla en su especie. Ellos adoptan posturas, prestan mayor atención, huyen, se tumban junto al altavoz e incluso llegan a acompañar con mayor o menor ritmo a base de aullidos y ladridos los compases de una canción.

Otra prueba de que poseen esta inteligencia es que existen incluso discos para perros. Sonidos que, según estudios, les relajan y les llevan al bienestar.

No nos referimos de forma exclusiva a la capacidad matemática de contar, sumar, restar, etc. Este tipo de inteligencia se refiere a la capacidad lógica para resolver problemas, aplicar soluciones...

Para justificar o despreciar esta capacidad lógico-matemática en el perro se han realizado multitud de experimentos. Si colocamos ante un perro dos bolas de carne de distinto tamaño y a igual distancia del animal, cogerá primero la más grande. Esto, nos guste o no, justifica una muy básica valoración matemática.

Hay varios ejemplos en la historia que demuestran que los perros utilizan la lógica, quizás primitiva, para resolver problemas. Cuando un animal ha visto en problemas a su dueño/a y ante el olor a nerviosismo, el animal ha actuado salvando a la persona.

Parece admitido por todos los científicos afines al tema animal que todas las especies poseen una forma específica de comunicación. Sin ella ninguna especie sería capaz de desarrollar sus actividades, sería imposible la subsistencia.

También parece estar claro que la forma de comunicación es tanto más compleja cuanto más compleja es la estructura social de la especie en cuestión.