¿En qué somos iguales los humanos y los perros?
Aunque somos especies completamente diferentes, lo cierto es que en nuestra forma de ser tenemos muchas cosas en común. ¿Sabes qué es lo que te une a tu amigo?
El perro y el ser humano llevan muchos siglos de convivencia, primero por necesidad y después por amistad. Con el paso de los años el animal de cuatro patas se ha acostumbrado a nuestra forma de vivir y se ha hecho a ella. Lo que empezó como una relación de mutuo “uso”: el humano utilizaba al can para proteger a su ganado, para ayudarse con la caza, etc y el perro nos utilizaba para conseguir comida y cobijo, se ha transformado en una de las amistades más consolidadas del mundo: cariño, juegos, ratos en el sofá e incluso echarse de menos cuando no se pasa tiempo con el otro…
El mayor problema entre la convivencia de ambos viene dado porque el hombre ha tendido a antropomorfizar el comportamiento de su amigo. Atribuimos a nuestro animal capacidades psíquicas típicas del ser humano porque no entendemos las cosas de otra manera, por lo que suponemos que los otros seres vivos actúan por motivos similares a las personas. Cuando no nos hace falta que actúen como nosotros. Ellos tienen sus propios motivos para hacer las cosas y son mucho más simples, prácticos y, sobre todo, instintivos de lo que nosotros pensamos.
Pero que vivan las experiencias de otra manera no es motivo para que les aleje de nosotros. En realidad, si la convivencia es tan efectiva es porque humanos y perros tenemos muchas cosas en común. Somos especies muy distintas pero guardamos aspectos muy parecidos, incluso a veces conseguimos ver la vida de manera tan sencilla como ellos. He ahí la clave de su felicidad.
Ambos necesitamos vivir en comunidad para sentirnos completos, a humanos y perros nos gusta la atención, el buen comer, de pequeños somos inquietos… ¿Se te ocurren más cosas en común con tu can? Vamos a repasar todas las cosas en las que somos parecidos a los peludos. Al fin y al cabo, por algo son nuestros mejores amigos.

A ambas especies nos gusta el contacto con cariño de parte de otro ser, no hace falta que sea de la misma especie, los mimos entre perro y humano son geniales.

Ninguno de los dos comemos solo para alimentarnos, gozamos de una buena comida. Lo malo es excederse con ello.

Disfrutamos de un buen rato paseando, en la ciudad o en el campo, y esto suma puntos si nos acompaña nuestro perro y viceversa.

Somos animales de manada, disfrutamos de la compañía de los otros, al menos cuando nos tratan bien.

Ambas especies somos amantes de la naturaleza, por eso una escapada a la montaña o a un lugar con vegetación nos carga las pilas.

Que nos atiendan, nos den lo que necesitamos, satisfagan nuestros caprichos… ¿Estás asintiendo? Tu perro también.

Necesitamos ese momento de ocio al día para sentirnos felices, cada uno con su forma de juego.

Aunque ellos tengan mucho mejor olfato, oler a un ser querido (el olor bueno) nos calma a ambos.

Y ambos nos movemos en nuestros sueños. Ellos gruñen, mueven las patas como si corrieran, etc, y nosotros movemos las extremidades y a veces hablamos.

Aunque nos gusta hacer actividades en el exterior, también disfrutamos de una buena tarde acurrucados en el sofá delante de la televisión. Y si es acompañados, mejor.

Hacer deporte libera en ambos la hormona del bienestar por lo que hacer ejercicio, a ambas especies, nos sienta de maravilla.

Los cachorros tienen mucha energía, querrían jugar todo el tiempo, quieren que participemos en su actividad… Es decir, igual que un niño.

Sobre todo de pequeños, las crías de ambos tienen que crecer para controlar mejor su cuerpo. Aunque de vez en cuando de adultos lo seguimos siendo.

Ellos entierran huesos o sus “tesoros” para más adelante y para que nadie se los quite, nosotros también guardamos las cosas importantes en lugares protegidos como las cajas fuertes.

Tanto si vivimos un momento malo o bueno, esto nos ayudará para en el futuro afrontar una situación similar de otra manera.