El dálmata: curiosidades y cuidado de nuestro amigo manchado
Esta raza canina popular, atlética y activa requiere mucho juego y cariño.
El dálmata es probablemente una de las razas caninas más reconocibles: su pelaje corto y blanco con manchas negras le hace inconfundible. Es una presencia constante en el cine y la verdad es que es uno de los perros más espectaculares: su aspecto es estilizado y atlético, sus manchas llaman la atención y su carácter también le convierte en una de las razas más deseadas, sobre todo por familias con niños.
Aunque son perros fáciles de educar, inteligentes y despiertos, los dálmatas también necesitan una gran cantidad de ejercicio y de atención por parte de sus dueños; son perros algo testarudos y si no reciben una buena educación desde cachorros pueden convertirse en perros traviesos y complicados, pero no agresivos.
Por eso, su familia ideal será la que pueda prestarle mucha atención, pasar tiempo con él tanto en casa como fuera y haciendo ejercicio, y que comprenda sus necesidades de actividad y juego. Sin embargo, no requiere cuidados especiales: un cepillado frecuente (ya que pierde bastante pelo), ejercicio, atención y una buena alimentación serán suficientes.
Son buenos miembros de familias con niños, siempre que éstos sepan cómo tratarle, ya que satisfarán sus necesidades de actividad y de afecto y serán su compañero perfecto. Necesita tiempo de juego, pero también pasar horas con la familia en la tranquilidad del hogar, odia la soledad.
El dálmata es una raza tradicionalmente ligada a la aristocracia, cuyos orígenes se remontan, parece ser, al Antiguo Egipto, aunque sus primeras imágenes aparecen a finales del siglo XVII como perro guía de los coches de la clase alta inglesa. Pero fue Disney quien terminó de popularizar a este perro leal, inteligente y juguetón. Debido a esa larga tradición de la raza y a la alta consanguinidad, son propensos a algunas enfermedades que merece la pena tener en cuenta.
¿Quieres conocer más sobre el dálmata? En esta galería te contamos algunas curiosidades y consejos, por si estás pensando en adoptar a un perro de esta raza.

Los dálmatas necesitan mínimo una hora de ejercicio activo al día para ser felices; si no se les proporciona la actividad necesaria, pueden volverse demasiado traviesos y desobedientes.

Se cree con error que el dálmata es agresivo con otros perros, algo que procede de su pasado como “guarda” de los carruajes de sus amos. Si se le socializa correctamente desde cachorro, no habrá ningún problema.

Su vida media oscila entre los 12 y los 15 años, y su peso entre los 15 y los 30 kg, aunque no suelen ser perros muy grandes.

Aunque no requieren de cuidados muy específicos, son propensos a varias enfermedades que convendría vigilar, como los cálculos renales y la dermatitis.

El entorno ideal para un dálmata es la naturaleza, una casa con un gran jardín, pero pueden vivir sin problemas en un piso o casa más pequeña si se les lleva a pasear con la frecuencia adecuada.

Entre un 10 y un 15% de los dálmatas padecen sordera parcial o total, lo que se suele asociar a la aparición de uno o los dos ojos celestes, por un gen recesivo que afecta tanto al oído como al color de los ojos.

Las manchas, la característica más notable del dálmata, les nacen a partir de la segunda semana. ¡Al principio son completamente blancos! Con el tiempo además se les agrandan.

Aunque suelen ser mayoritariamente blancos y negros, también hay una variante bastante común cuyas manchas son marrones y que es difícil de distinguir de otra raza físicamente similar: el pointer.

Son muy inquietos pero no soportan separarse de sus dueños. Son los perros ideales para las personas más activas, que disfrutan de largas caminatas por la naturaleza.

Su nombre se debe al que parece ser su lugar de origen, Dalmacia, aunque no hay documentos oficiales que confirmen su procedencia.

Su pelaje es corto y suave, pero pierden bastante pelo, por lo que precisan de cepillados frecuentes para que no se acumulen las células muertas y no nos llenen la casa de pelos blancos y negros.

La soledad es su punto débil: cuando se queda solo, el dálmata llora incansablemente y en casos extremos puede llegar a la demencia.

Son muy amigos de los caballos, por su pasado como guía de los coches de la alta sociedad inglesa.

Tienen fama de testarudos, pero la verdad es que los dálmatas son una raza inteligente y fácil de educar. Después de su hora de ejercicio, adoran estar tranquilos en casa con su familia.

Y en la otra parte, también aman jugar sin descanso, por lo que son compañeros ideales para niños: serán los mejores amigos.