Cómo adiestrar a un periquito
¿Te gustaría que tu periquito aprendiera a subirse a tu mano cuando lo llamaras? Te damos consejos para conseguirlo.
El periquito australiano (Melopsittacus undulatus), que es el más extendido en los hogares de medio mundo, pertenece al orden de las aves psitaciformes, la misma que la de los loros. Con este dato y sabiendo que los loros son aves muy inteligentes, ya puedes hacerte una idea de la capacidad intelectual de tu periquito. Además, estas coloridas aves son seres muy sociables, tanto con otros pájaros de su misma especie como con sus dueños humanos. Y no solo es que sean sociables sino que necesitan relacionarse por su bienestar. Tanto por su capacidad intelectual como por su carácter sociable, los periquitos pueden aprender trucos y cumplir determinadas órdenes básicas. ¡Sí, tu periquito puede llegar a posarse en tu mano cuando lo llamas!
Pero, ¿cómo empezar? Antes de nada te pedimos que seas muy paciente, Roma no se hizo en un día y un periquito no aprende cuando tú quieras que lo haga. Lo primero que hay que conseguir es que el ave se adapte al ambiente del hogar y que luego confíe en ti. Colocar su jaula en un sitio transitado (que vaya conociendo las caras de los miembros de la familia) pero no escandaloso de la casa (lejos de la televisión y otras fuentes de ruido) y hacer acercamientos progresivos son básicos para que el ave se muestre predispuesta a aprender.
Como en todo adiestramiento en positivo que se precie, el premio (chuche o snack apetitoso) es la clave. Dale a probar distintas chuches (no todas de golpe sino cada día una, por ejemplo) o bocaditos ricos para conocer sus preferencias. Los humanos no somos los únicos que nos dejamos conquistar por el estómago… ¡Los periquitos también son golosos a su manera!
Jamás presionaremos al animal aunque en nuestra opinión se esté “poniendo cabezón”. Pensemos que al igual que a nosotros nos desagrada que nos fuercen a hacer cosas que no queremos, al periquito le ocurre lo mismo. Tampoco ayudan los movimientos bruscos y dirigirse a él a gritos. Suavidad y cariño ante todo.
A continuación te ofrecemos 15 consejos para que adiestres a tu periquito y no lo olvides, paciencia, mucha paciencia.

Como ocurre cuando se le quieren enseñar las órdenes básicas u otro tipo de adiestramiento a un perro, que es más sencillo hacerlo cuando es cachorro, si el periquito es joven, más fácilmente podremos enseñarle.

Ojo con los periquitos que se venden en las tiendas de mascotas bajo la denominación de “amaestrados”. Les cortan ciertas plumas para que no puedan volar, lo que viene siendo mutilar al animal. Rotundamente no.

No se puede adiestrar a un periquito nada más entrar en casa. El ave tiene que acostumbrarse tanto a su nuevo hogar como a su nueva familia humana.

Coloca su jaula en un sitio concurrido de la casa para que vea a todos los miembros de la familia y cuando vayas a ponerle la comida y el agua, no hagas movimientos bruscos o se asustará.

Es lógico que los primeros días el periquito esté nervioso y como mustio, sin moverse ni cantar. Son las reacciones al cambio que se ha producido en su vida. Eso sí, si la situación se alarga, te recomendamos que lo lleves al veterinario porque quizá algo no vaya bien.

Siempre que os dirijáis a él, hacedlo en un tono suave, sin gritar y de forma cariñosa.

Pasada la prueba de la adaptación, ahora toca encarar la de la confianza. Empieza a ganarte a la mascota ofreciéndole alguna golosina para que poco a poco vaya acercándose a tu mano. Repetimos, poco a poco. Puedes intentar, a la vez que le damos la chuche, presionar ligeramente su vientre para que suba al dedo. Con paciencia llegará el momento en que el ave dé el paso.

El momento de enseñarle trucos al periquito llegará cuando ya confíe en nosotros. ¿Ya lo hace? ¿Te animas a enseñarle a salir de la jaula y posarse en tu mano?

Antes de soltar al periquito por la habitación, asegúrate de que esté despejada. En cuanto abras la puerta de la jaula va a salir volando como loco y podría chocar con objetos que estén por medio. Sobra decir que las ventanas tienen que estar cerradas.

Lo ideal es que el periquito salga de la jaula por él mismo, no que lo saquemos por la fuerza. Si ya has conseguido que se suba a tu mano, este paso, en teoría, no deberá ser un problema.

Coloca la chuche en tu mano y si ves que no se anima, ofrécesela en la puerta de la jaula. Si ni por esas quiere salir de la jaula, inténtalo otro día. No lo fuerces.

Si el periquito está volando por la habitación y toca volver a la jaula, ni se te ocurra intertar atraparle por las bravas persiguiéndolo porque te va a coger miedo. Sostén en tu mano otra chuche y deja que se acerque. Una vez se haya posado, introdúcelo en su jaula.

Prueba a acercarle la jaula para que cuando sienta hambre o sed entre él mismo.

Conforme vayáis repitiendo esta rutina, el periquito se sentirá más cómodo. Lo ideal es que salga de su jaula todos los días y vuele por la casa (o una habitación, que será una opción más segura) un par de horas.

Si quieres que tu periquito vuele hasta donde esté tú, ya sabes, la clave está en la golosina que le ofrezcas y en que le hables suavemente.