20 errores típicos a la hora de adiestrar a un perro
Castigarle, impacientarse, darle poca recompensa o tratar de enseñar más de una orden a la vez son algunos de los fallos más comunes en el adiestramiento de un perro.
¿Te has propuesto enseñar a tu perro a sentarse o dar la pata? ¿Quieres corregir un comportamiento que no te gusta nada como tirar de la correa o pedir comida? ¡Perfecto! Los canes son muy capaces de aprender cosas nuevas y de corregir conductas indeseadas. Eso sí, tendrás que armarte de paciencia, ser metódico, no abandonar y no caer en los típicos errores que hacen que tus esfuerzos y los de tu peludo no lleguen a puerto.
El adiestramiento en positivo
En Muy Mascotas somos firmes partidarios de la educación en positivo, esto es en emplear los premios (snacks, caricias y palabras cariñosas) como refuerzo de las buenas conductas y no el maltrato físico, los castigos o los gritos. Con estas últimas medidas lo único que se consigue es que el animal nos coja miedo, que se haga inmune a los gritos, que nos ignore, ya que prevé regañina y que solo actúe por miedo a lo que pueda ocurrirle. Y no queremos eso.
Una buena idea para conseguir resultados es ponerse, durante un tiempo, en manos de un adiestrador canino, alguien que pueda darte unas pautas para luego trabajar por tu cuenta con la mascota. El comportamiento canino es muy particular y no siempre sabemos descifrar los motivos que llevan al peludo a actuar de una manera u otra. Solo un experto en adiestramiento en positivo o un etólogo sabrá darte los mejores consejos. El consejo experto será especialmente necesario cuando lo que tratamos de corregir es una conducta peligrosa, muy enquistada o muy desagradable.
Los fallos más comunes
Entre los fallos que más se cometen a la hora de adiestrar a un perro están el repetirle tropecientas veces la orden hasta que este la cumple, intentar que aprenda varias órdenes a la vez, emplear diferentes palabras para una orden específica, no dedicarle demasiado tiempo a la enseñanza o pasarnos de pesados, e incluso enviarle órdenes contradictorias al animal (hoy no te dejo subirte al sillón pero mañana sí).
De todo esto y más hablamos en la galería de fotos a continuación. No te la pierdas y dale a tu perro la mejor educación posible. ¡Se puede!
Emplear el castigo
Castigar al perro con la intención de que deje de hacer algo inadecuado es la manera tradicional de adiestramiento y hay quien aún hoy sigue defendiéndola. Esta manera de “educar” no acaba siempre con la conducta indeseada y aquellos canes que tienen serios problemas de comportamiento pueden responder de manera impredecible a los castigos.
Impacientarse
Para educar a un perro hay que armarse de paciencia. Cada can es único y aprenderá a su ritmo, no puedes fijar una fecha tope para que haya aprendido una determinada orden. Ten claro que los resultados no son de un día para otro.
Darle muy poca recompensa
Cuando el perro haga lo que queremos, deberemos premiarle con algún snack que le guste, palabras cariñosas y/o caricias. Esto es lo que se conoce como adiestrar en positivo. Pues bien, en periodo de aprendizaje, el refuerzo positivo deberá ser alto para que el animal esté motivado, de lo contrario se frustrará o incluso se obsesionará con los premios.
Timing erróneo
Los adiestradores en positivo emplean la palabra “timing” para hacer referencia al tiempo que pasa entre la acción del animal y el refuerzo. Un mal timing se produciría si le das el premio antes o mucho más tarde de que haga lo que quieres. Lo ideal es premiarle durante o justo después de la acción deseada para que el peludo entienda lo que deseas.
No dejar que se equivoque
La equivocación es parte de todo aprendizaje, animal y humano. Cuando se equivoque, no le eches la bulla, rectifícale y ayúdale a actuar de manera correcta.
Gritarle
Las consecuencias son siempre malas: le puedes transmitir miedo, el perro puede acostumbrarse a tus gritos y se hará inmune, puede que solo te obedezca cuando le grites… Y ya que estamos, ¿hay alguien al que le guste que le griten? Pues eso.
Ir contra su naturaleza
Con esto nos referimos a que no todos los perros poseen los mismos comportamientos instintivos, personalidad, ni las mismas capacidades, pero sí se les puede enseñar a portarse bien y ser excelentes compañeros. A un perro que caza ratones no se le va a poder convencer de lo contrario porque está en su naturaleza ser cazador, por ejemplo.
Cambiar las órdenes
Para cada acción deberá haber una orden concreta y no se cambiará aunque la palabra sea parecida. Si le dices “sentado” para que se siente, no vale decirle luego “siéntate”. Elige solo una y úsala, tanto tú como el resto de la familia.
Enseñar dos órdenes a la vez
Al perro hay que enseñarle cada orden por separado, de lo contrario tardará más tiempo en aprenderlas.
Repetirle la orden sin parar
No hay que repetirle al perro la orden hasta que la cumpla pues lo que el animal estará percibiendo es que puede hacer caso cuando quiera. Si le ordenas algo y él no lo hace, ayúdale a hacerlo.
No ser coherente
Si no le vas a dejar que se suba al sillón, tiene que ser siempre así. Si hoy no se lo permites pero mañana sí, el perro no sabrá lo que quieres. También es básico que el resto de la familia se ponga de acuerdo en lo que se permite y en lo que no.
Llamarlo para regañarle
Si haces esto, el perro asociará la llamada con algo negativo. Conclusión lógica: no irá.
Tiempo inadecuado de la sesión
La sesión de adiestramiento debe durar unos cinco minutos, no más de diez. La razón es que si se alarga, el perro se aburrirá. Tampoco vale hacer dos repeticiones y ya. Es mejor hacer más sesiones cortas al día que una muy larga.
Ir olvidando el entrenamiento
Lo ideal es que el adiestramiento del perro se mantenga. No ir perdiendo el interés, ir espaciando y al final dejarlo de lado. Incluso aunque el perro aprenda la orden, si con el tiempo no se practica, volverá al antiguo hábito que se quería corregir u olvidará lo aprendido.
Elegir lugares con muchas distracciones
El espacio en el que vais a practicar no debería presentar distracciones para la mascota para que así te preste toda la atención y ella vaya avanzando.
No practicar en distintas situaciones y lugares
Si esto ocurre, el perro solo responderá en una determinada situación o lugar. Hay que intentar, poco a poco, a que lo haga en múltiples situaciones.
No eliminar los premios
Conforme la mascota va aprendiendo, deberás ir retirando el refuerzo de los premios. De lo contrario, el perro no obedecerá a no ser que tenga la seguridad de le vas a dar alguna “chuche”. Lo ideal es que cuando ya haya aprendido bien lo que tiene que hacer, ir cambiando el premio por frases tipo: “¡Muy bien!”, “¡Buen chico!”, alguna caricia y de vez en cuando darle un premio.
Dar premios porque sí
Hay quien le da a su perro premios sin motivo, solo porque le apetece. La consecuencia de esto es que pierden su valor. Solo hay que darle premios al peludo cuando se lo merezca, cuando actúe correctamente, para que asocie la recompensa con el buen comportamiento.
Conversar con el perro
Cuando el perro desobedece o se equivoca no hay que mantener una conversación con él sino emplear palabras cortas.
No anticiparse
Conforme vayas conociendo cómo reacciona tu perro al adiestramiento, serás capaz de anticiparte a su comportamiento. Si, por ejemplo, sabes que tu perro tira de la correa, no esperes a que lo haga para corregir ese mal hábito, anticípate para evitarlo. Saber cómo responde el perro en determinadas circunstancias ayuda también a responder de la manera adecuada, que no te pille por sorpresa.
RECIBE CADA SEMANA LAS NEWSLETTERS DE MUY INTERESANTE