Cómo adiestrar y cuidar a un cachorro. Lee en exclusiva un extracto del primer capítulo del libro ‘Educar a tu cachorro’
Esta guía, publicada por la editorial Pinolia, contiene multitud de información, consejos y técnicas de adiestramiento en positivo y es un libro básico para todas aquellas personas que quieran educar a su cachorro, cuidarle y hacerle feliz.

¡El cachorro está a punto de llegar!
¡Ya casi ha llegado! No falta nada para que un cachorro entre en tu hogar y en tu vida. La emoción se mezcla con el nerviosismo y es que te entran mil dudas sobre si sabrás educarle bien. Si conseguirás que haga sus necesidades donde debe, que duerma toda la noche, que se comporte correctamente cuando venga visita o que no acabe mordiendo los muebles de casa mientras tú estás en la oficina.
Pero, antes de que entres en pánico, te presentamos una guía repleta de información y buenos consejos para que eduques a tu perro desde su más tierna edad hasta la adolescencia. Con el libro Educar a tu cachorro, de Victoria Stilwell, publicado por la editorial Pinolia, sabrás cómo preparar tu hogar para la llegada del cachorro, aprenderás las técnicas del adiestramiento en positivo y tendrás a tu disposición una gran cantidad de consejos para evitar conductas indeseadas como los ladridos excesivos o la destrucción de objetos.
Aquí tienes, en exclusiva, un extracto del primer capítulo de Educar a tu cachorro, de Victoria Stilwell. Disfruta de la lectura.
Antes del comienzo
Antes de que tu cachorro emprenda el viaje contigo, hay un «antes del comienzo». Y es este «antes» el que sienta las bases de su personalidad. La mayoría de las personas que adoptan o compran un cachorro no tienen el lujo de saber quiénes son los padres, pero dónde nace y cómo se cría un cachorro desempeña un papel importante en la creación de su personalidad particular, y por eso es importante comprender su proceso desde el principio, independientemente de cómo haya llegado a tu vida.
Desarrollo temprano
Los genes determinan el aspecto, el temperamento y el comportamiento de un perro. Si tiene un labrador de pura raza, por ejemplo, lo más seguro es que proceda de padres labradores. Pero que parezca un labrador no significa necesariamente que se comporte como tal; el entorno en el que se cría influye mucho en la expresión de los genes. Puede que abra un libro de razas sobre pastores alemanes y vea que están predispuestos a la guardia, son muy sensibles al sonido y tienen tendencia a ser nerviosos, pero no todos los pastores alemanes son guardianes, al igual que no todos los labradores son buenos con los niños, a pesar de lo que digan los libros centrados en la raza. Dado que los perros de la misma raza nacen de padres diferentes en climas y situaciones diversos, el comportamiento que está influido por su composición genética puede cambiar en función de sus experiencias ambientales y situacionales. Por lo tanto, el temperamento y el comportamiento de perros de la misma raza pueden ser muy diferentes.
Todos mis perros provienen de situaciones de rescate, por lo que nunca he conocido a sus padres ni cómo fueron concebidos. Estoy bastante segura de que los padres de Sadie eran labradores chocolate porque Sadie se parece a un labrador chocolate. Jasmine, mi chihuahua, es sin duda una mezcla de algo, pero uno de sus padres tenía que ser un chihuahua — creemos que su otro padre era un suricato porque se parece mucho a uno, excepto que hace que para una imagen confusa en la concepción, así que tal vez min pin (pinscher miniatura) o algún tipo de pequeño terrier/cosa con aspecto de ratón… Lo siento, Jasmine—.
Los genes de los cachorros están ciertamente influenciados por los genes de sus padres, pero las experiencias de la madre gestante pueden tener un profundo efecto en los cachorros que lleva en su vientre. Las madres sanas y que viven en entornos tranquilos y enriquecedores tienen más posibilidades de producir cachorros sanos mental y físicamente que las madres enfermas o que viven en entornos estresantes. Si una madre está estresada durante el embarazo, sus cachorros pueden crecer nerviosos y temerosos. Las investigaciones han demostrado que si una madre está estresada durante el último tercio del embarazo, sus cachorros pueden reaccionar emocionalmente de forma severa. La producción de hormonas del estrés por parte de la madre durante este delicado periodo influirá significativamente en sus cachorros.
Un cachorro también puede verse afectado por sus compañeros de camada en el útero. Ciertamente veo muchos comportamientos típicos de los machos en Jasmine. Ella marca su territorio, levanta la pata para orinar y se monta a la pata trasera de Sadie, aunque esto solo pasa cuando Sadie está acostada masticando un hueso o un juguete que Jasmine quiere. Parece que Jasmine está utilizando la acción de montar como una forma de llamar la atención de Sadie o de distraerla de su hueso para que Jasmine pueda robárselo. Estos comportamientos típicos de los machos podrían deberse a que el cerebro de Jasmine fue influenciado por los cachorros que se desarrollaban junto a ella en el útero. Las investigaciones demuestran que si hay más cachorros machos que hembras en el útero, las hormonas masculinas llamadas andrógenos pueden filtrarse en el líquido embrionario, afectando a los otros cachorros. Las hembras nacidas en camadas con predominio de machos tienden a mostrar comportamientos más masculinos que las hembras nacidas en camadas con predominio de hembras. Esto sugiere que las hormonas tienen un profundo efecto en el desarrollo del cerebro de los cachorros en el útero.
Los periodos de desarrollo son etapas cruciales del aprendizaje y el desarrollo conductual y cognitivo del perro. El futuro conductual y cognitivo de un cachorro puede forjarse mediante la exposición positiva y negativa a estímulos novedosos que involucren todos sus sentidos dentro del entorno.
Neonatología: desde el nacimiento hasta las dos semanas
Al nacer, las orejas y los ojos de un cachorro están cerrados. Sin embargo, su sentido del tacto está activo y su olfato se desarrolla rápidamente y le atrae hacia su madre para alimentarse. Aunque el cerebro del cachorro es muy pequeño e inmaduro a esta edad, todavía es posible un aprendizaje sencillo y el manejo diario puede acelerar su maduración, su coordinación motora y su capacidad para resolver problemas. De hecho, los cachorros que han sufrido cierto estrés por el contacto con humanos tienden a afrontar mejor las novedades y son más estables emocionalmente cuando se convierten en adultos.
Nada más nacer, un cachorro depende del tacto para encontrar a su madre, estimular el flujo de leche para alimentarse y como fuente de consuelo. Las madres lamen y acarician a sus cachorros desde el nacimiento, lo que mejora su circulación y les anima a eliminar desechos para mantenerse sanos. El lamido y el contacto ayudan a crear vínculos emocionales entre la madre y sus cachorros, y si un cachorro experimenta el contacto humano desde su nacimiento, le ayudará a desarrollar vínculos sociales con las personas a medida que crezca. En esta etapa, los cachorros pasan la mayor parte del tiempo durmiendo cerca unos de otros, obteniendo calor y seguridad de sus compañeros de camada y sustento de su madre.
Periodo transitorio: de dos a tres semanas
Este periodo de desarrollo es de rápido crecimiento y cambio. Los ojos empiezan a abrirse al principio de esta etapa, que puede comenzar entre los diez y los dieciséis días de edad. Los conductos auditivos se abren al final de este periodo, normalmente una semana después de que se abran los ojos, alrededor de los veinte días. Los dientes también salen en torno a los diecinueve o veinte días de edad, y el comportamiento de tu cachorro empieza a cambiar durante este periodo a medida que pasa de la fase neonatal a la de socialización. Los comportamientos que se observan durante la fase de transición pueden incluir gatear hacia delante y hacia atrás, ponerse de pie, caminar y orinar sin ser lamido por su madre. Los cachorros también empiezan a jugar a pelearse con sus compañeros de camada.
Socialización primaria: de tres a cinco semanas
En esta etapa, tu cachorro está aprendiendo a comunicarse con otros perros y la inhibición de la mordedura se aprende jugando. La inhibición de la mordida enseña a los cachorros la presión de la mordida y qué presión puede provocar una respuesta negativa por parte de sus compañeros de camada. Esta información es importante, ya que inicia al cachorro en el camino hacia una boca más blanda o, al menos, le permite comprender qué presión puede ser demasiado fuerte. Los cachorros también están más predispuestos a interactuar con los humanos durante este periodo, especialmente si han recibido un trato adecuado desde el nacimiento. Separar completamente a un cachorro de la camada durante este periodo de socialización primaria puede dar lugar a trastornos del comportamiento, como ansiedad por separación, trastornos compulsivos, miedo y agresividad. A las cuatro o cinco semanas de vida se produce un cambio que inicia el proceso de destete. Es en este momento cuando la madre a veces se aleja de sus cachorros mientras estos maman. Esta desconexión inicia la transición de los cachorros de una dependencia total de la madre a seres sociales independientes que tienen que negociar un orden social. La desconexión puede tener un profundo efecto en el bienestar emocional del cachorro, pero cuanto más resistente sea el cachorro, más fácil le resultará adaptarse. Los estudios han demostrado que cuanto más castigadora y amenazadora sea la madre con sus cachorros durante el proceso de desconexión, menos confianza social tendrán sus cachorros con las personas extrañas. Las madres que son más amables con sus cachorros y se comportan de manera menos amenazadora durante el proceso de destete tienden a tener cachorros más sociables con las personas y otros animales, y pueden desenvolverse mejor en entornos extraños. Si una madre no les da información importante sobre la fuerza de la mordedura u otros comportamientos sociales en esta etapa, los cachorros pueden ser difíciles de enseñar a medida que crecen, por lo que es importante una orientación suave por parte de la madre.
Socialización secundaria: de seis a doce semanas
Los cachorros siguen aprendiendo habilidades sociales a medida que se adaptan al mundo humano, por lo que la socialización positiva y proactiva debe comenzar ahora en situaciones seguras y controladas. Los cachorros pueden aprender a interactuar con los humanos y a recibir recompensas como elogios, juegos, juguetes y comida apropiada para cachorros. El juego entre humanos y cachorros durante este periodo continúa enseñando cómo jugar y qué interacciones son las apropiadas. Los primeros compañeros sociales de tu cachorro serán probablemente sus hermanos y aprenderá habilidades sociales vitales a través de la interacción social y el juego. La información que reciba de su madre y sus hermanos le servirá de base y, durante unas semanas importantes, tu cachorro aprenderá de las respuestas que reciba a las cosas que haga. Si muerde demasiado fuerte a otro cachorro durante el juego, recibirá información del otro cachorro o de la madre de que su mordida es demasiado fuerte y empezará a suavizarla. Si se separa a los cachorros demasiado pronto de la madre y de sus compañeros de camada, no recibirán esta valiosa información y podrían tener «mordidas duras» como resultado. El aprendizaje social en torno a la comida también comienza en este momento. Mientras los cachorros aún se alimentan de su madre están muy cerca entre sí, a veces incluso trepan unos sobre otros para llegar a un pezón y amamantarse. Las señales sociales, como el movimiento de la cola, adquieren mayor importancia a medida que los cachorros crecen, porque el movimiento de la cola indica que el contacto físico y la proximidad no suponen una amenaza. El movimiento de la cola es una señal que los cachorros aprenden a partir de las cuatro o seis semanas, en cuanto se vuelven más activos y sociales. Esta señal, junto con las orejas bajas y el lamido, suele utilizarse como señal de apaciguamiento en torno a la comida o para solicitar comida al perro progenitor. Algunas madres regurgitan comida para sus cachorros, pero esto parece ocurrir cada vez menos en situaciones domésticas. El movimiento de la cola y otras señales sociales también se utilizan durante el juego para compensar si un mordisco ha sido demasiado fuerte o si el juego se vuelve demasiado brusco. A las ocho semanas, el cerebro de tu cachorro habrá multiplicado por cinco su tamaño original y seguirá creciendo hasta que tenga un año. Es durante este delicado periodo cuando tu cachorro puede experimentar su primer episodio de miedo.

Si vas a tener un cachorro de perro, esta es la guía que necesitas para darle una buena educación y los cuidados que necesita.
Educar a tu cachorro
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