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¿Se puede saber el sexo de un gato por el color de su pelo?

La genética te da un truco para saber si algunos gatos son macho o hembra solo con mirar el color de su pelaje.

¿Sabías que, aproximadamente, tan solo uno de cada tres mil gatos tricolores es macho? En los gatos, el color del pelo es una característica que viene ligada a los cromosomas sexuales. Como nos explica el catedrático de Bioquímica y Biología Molecular de la Universidad de Murcia José Manuel López Nicolás en su libro Un científico en el supermercado (Planeta, 2019), los gatos tienen dos cromosomas sexuales: el X es aportado por la madre y el padre puede aportar el cromosoma X o el Y. De esta forma, y al igual que los humanos, un gato con cromosomas XX es hembra y un gato con cromosomas sexuales XY es macho.
“En los gatos, el gen para el color naranja está ubicado en el cromosoma X y puede tener un alelo (cada una de las formas alternativas que puede tener un mismo gen y que se manifiestan en modificaciones concretas de su función) para el color negro. Por tanto, la única forma de que ambos alelos se den juntos y combinados con blanco es que haya dos cromosomas X, es decir, que sea una gata”, explica el científico en su libro. “En general, los machos solo tienen otro color además del blanco. Por ello, aproximadamente solo uno de cada tres mil gatos tricolores es macho”. Así que, cuando veas un gato con tres colores distintos, puedes apostar con –casi- total seguridad que se trata de una hembra.

Una curiosidad bioquímica sobre el color de los gatos siameses

López Nicolás también nos explica el papel de una enzima denominada tirosinasa en el color de los gatos siameses. Esta proteína contribuye a producir melanina, un pigmento responsable de las manchas oscuras de la piel. Además, los gatos siameses tienen una mutación en su ADN que provoca que la tirosinasa sea mucho más sensible a la temperatura que la presente en otros gatos.
Así, cuando un gato siamés tiene una temperatura corporal normal, sobre los 37 °C, la tirosinasa está inactiva, y debido a ello el color predominante de esta raza es claro. “Sin embargo, cuando baja la temperatura, la tirosinasa se activa y se desencadenan una serie de reacciones enzimáticas y químicas que dan lugar a la melanina, oscureciéndoles la piel”, explica el experto. “Por eso, cuando hace calor, el gato siamés presenta más superficie blanca y, cuando refresca, presenta más zonas de color oscuro”. De la misma forma, las patas, orejas y nariz de los siameses tienen más superficie de contacto y pierden calor más rápidamente que el torso o la espalda. “Eso sí, esta desnaturalización es reversible, de modo que, si la temperatura baja de los 34 °C, la tirosinasa se activa y se produce melanina. En ese momento, el pelaje se torna negro”.

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