Celo en las perras: resolvemos las dudas más comunes
El ciclo reproductor de las perras tiene muchas fases y nosotros, como propietarios, debemos conocer el proceso por el que va a pasar nuestra mascota. ¡Te informamos!
El celo en las perras desencadena en el ser humano muchas dudas y unas cuantas leyendas. Hoy vamos a poner por escrito algunas de esas preguntas y a resolverlas. Cuándo empieza, cómo tratamos a la perra, de qué forma se corta, si es verdad que necesitan tener una camada... ¡Todo resuelto!
¿A qué edad tienen el primer celo las perras?
Es prácticamente imposible predecir cuándo va a tener lugar el primer celo de una perra. Como dato orientativo podemos arriesgarnos diciendo que entre los seis y los nueve meses de edad aumentan las posibilidades de presentación.
Si esto no es así, no habrá que alarmarse, existen múltiples causas que hacen variar este dato: la raza (antes en perras pequeñas que en razas gigantes), las condiciones ambientales (mayor incidencia en primavera y otoño), la presencia de otras hembras en su entorno...
Debemos estar tranquilos hasta los dieciocho meses. Si después de esta fecha la perra no ha presentado el celo, acudamos al veterinario, el profesional será el responsable de buscar las posibles causas de la ausencia de celos (impuberismo) en nuestra perra.
También existe la posibilidad de que los primeros celos pasen inadvertidos a los ojos del propietario por ausencia de síntomas que lo evidencien (sangrado, aumento del tamaño de la vulva...). A estos celos que "están pero no se ven", los llamamos celos silentes. A pesar de estos "fallos" en el sistema, lo más habitual es que el sangrado y el aumento del tamaño vulvar sea mucho más intenso en los primeros celos que en los posteriores.
¿Cada cuánto tiempo tienen el celo?
El celo de las perras tiene una aparición variable en cada celo, no se puede decir con exactitud. Algunas perras lo tienen cada cinco meses, otras cada seis, algunas cada ocho... Lo importante no es cada cuánto, lo importante es que exista regularidad. Si nuestra perra tiene el celo cada cinco meses, debe tenerlo siempre cada cinco meses; si lo tiene cada ocho, siempre cada ocho...
Como tampoco podemos concretar el número de días que dura, de forma aproximada, nos arriesgaremos diciendo que entre ocho y veinte días, con una media de quince. Si las pérdidas hemorrágicas duran más de veintiún días deberemos acudir al veterinario porque podría existir un problema.
Si nuestra perra tiene el celo cada cuatro meses o menos, puede acabar presentando alguna patología en su aparato reproductor. Consultaremos con el veterinario.
¿Cómo evitar los celos?
Para evitar malos ratos tanto al propietario como a la perra, existen dos grandes opciones: los fármacos y la cirugía.
Los fármacos. Actúan frenando los procesos hormonales. Su administración puede realizarse por vía oral o inyectable. No son la mejor opción.
La cirugía. Es el método definitivo. Y aunque al propietario le pueda resultar una solución difícil, para los veterinarios no lo es. Existen varias opciones quirúrgicas:
· Las que impiden solo la capacidad reproductiva como la ligadura de trompas o la histerectomía.
· Las que impiden la actividad hormonal y la reproductiva como la ovariohisterectomía en la que se eliminan quirúrgicamente los ovarios, las trompas de Falopio y el útero.
Se reduce la probabilidad de aparición de tumores y no acarrean cambios significativos en nuestro animal.
¿Existen tratamientos para interrumpir la gestación?
Sí, existen. En muchas ocasiones son aplicados por una simple sospecha: creemos que nuestra perra se ha quedado preñada tras una corta fuga, pero el veterinario debe confirmar o descartar antes de aplicar este delicado tratamiento. Estos fármacos acarrean graves riesgos para la madre, el listado de efectos secundarios pone los pelos de punta.
Aunque sea evidente, debemos prevenir: la perra debe estar controlada al máximo durante sus celos porque los machos son muy hábiles y en cualquier descuido...
La esterilización también nos hace olvidarnos de estos problemas. Permite que jamás debamos plantearnos la opción o la posibilidad de un tratamiento para interrumpir la gestación.
Estos tratamientos son bastante efectivos, evitan que la gestación siga su curso, acaban con la vida de los ínfimos cachorros, pero también pueden acabar con la vida de la madre. ¡Seamos responsables!