Muy Interesante

La inteligencia adaptativa del perro

A lo largo de los años y la evolución, los canes se han hecho a nuestro estilo de vida para acompañarnos a través de las civilizaciones, ¿cómo han conseguido este tipo de sabiduría?

Mar Aguilar

La inteligencia adaptativa es la que determina lo que el perro es capaz de hacer por sí mismo. Las habilidades y aptitudes que podrá adquirir y mostrar a lo largo de su vida en beneficio propio.

Se incluye en este tipo de inteligencia la capacidad del animal para aprender y la de resolver problemas.

Esta capacidad adaptativa es la que le permite al animal adecuarse al entorno que le toque en el "sorteo de la vida". Es la que le ayuda a seguir, sean buenas o malas las condiciones a las que se enfrente. Es la que le permite sobrevivir, aunque las circunstancias que le rodean no sean las más oportunas para las características de su especie.

Cada vez que el animal resuelve un problema y obtiene algún beneficio, la solución queda "archivada". Si vuelve a enfrentarse a un problema similar, la respuesta se desencadenará de forma más rápida.

Esto me recuerda a un simpático ejemplar que vivió durante un corto período de tiempo con nosotros: Chapis. Aquel cachorro de basset hound se libró de pasar a aumentar el desgraciado listado de fallecidos por causa de la parvovirosis... ¡¡Se salvó por los pelos!!

Su estancia en nuestra casa duró el tiempo que tardamos en "ponerle a punto"... La verdad es que me habría encantado que se quedara siempre con nosotros, pero como podréis comprender, si cada animal o cada caso especial que pasara por mis manos se quedara definitivamente a vivir en casa, tendríamos un zoológico.

La enfermedad que estaba padeciendo le impedía comer. Su estado general, sus vómitos en particular y su acentuada "flojera" corporal no le hacían sentir el más mínimo interés por los alimentos: dietas especiales enlatadas, frías o templadas, "algún regalito extra"... Nada hacía que comiera por propia voluntad.
Pero gracias a los fármacos, a la paciencia y al carácter testarudo del animal, fue saliendo hacia delante.

Cuando un perro aprende algo sabrá actuar más rápidamente la segunda vez que le pase

Comenzó a comer solo, al principio controlábamos la cantidad y el número de veces que comía, no se puede pasar de no comer nada a proporcionarle alimento a libre disposición, pero Chapis mejoraba a un ritmo que superaba nuestras expectativas: cada vez que le dábamos de comer, acababa rápidamente su ración y seguía durante un rato lamiendo compulsivamente el comedero en busca de algún pequeño resto adherido a los bordes del plato. Aquel comportamiento provocaba que el comedero chocara contra las paredes y los muebles de la cocina, lo que a su vez provocaba que acudiéramos ante un ruido verdaderamente molesto. Al ver al animal con apetito, administrábamos una parte más de alimento...

En poco tiempo Chapis aprendió que generando ruido obtenía más comida.
Pero la guinda a este pastel sucedió un día en el que no escuchamos el ruido porque estábamos viendo una película. Chapis debía de estar afanado en limpiar pulcramente los restos de comida de su plato, seguro que estaba haciendo el mayor ruido posible para que nosotros nos acercáramos a darle su premio, pero el ruido de la televisión evitaba su propósito.

¿Qué hizo el bueno de Chapis? En mitad de la película vimos aparecer en medio del salón a aquel simpático animal portando su comedero cogido con la boca y tapándole toda la cara... ¡¡Una auténtica entrada triunfal!!

Cuando estuvo seguro de estar ante nosotros, tiró el comedero al suelo y comenzó su ritual de obtención de alimento: chupeteos, empujones con el morro y mucho, mucho ruido.

El animal tenía claro cómo conseguir sus propósitos. Había aprendido a conseguir un beneficio propio mediante un comportamiento aprendido, había estimulado positivamente su inteligencia adaptativa... ¡¡Y sabía utilizarla a la perfección!!

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