Voy a adoptar un roedor, ¿podrá vivir con otro animal?
Hemos conseguido decidir qué pequeño mamífero vamos a llevar a casa pero ahora nos surgen las dudas: ¿adopto uno o dos? ¿Macho o hembra? ¿Pueden convivir sin problemas con otras mascotas?
Parece que las dudas nunca terminan, que cuando estamos a punto de salir hacia nuestra casa con el animal, su jaula y todo lo necesario para cubrir sus necesidades nos asalta una última o penúltima duda... ¿Las resolvemos?
¿Uno, dos, más?
La tenencia de varios ejemplares de pequeño mamífero suele ser, al menos, innecesario para la correcta vida de estas especies, aunque en su estado natural algunos puedan vivir en grupos, ello no quiere decir que para su vida en nuestro hogar sea imprescindible la presencia de compañía.
En más de una ocasión la tenencia de parejas o grupos lo único que conlleva es la aparición de conflictos: peleas, explosión demográfica...
Si no tenemos muy claro que queremos que nuestras mascotas se reproduzcan o queremos evitar la aparición de conflictos “bélicos”, con un solo animal evitaremos todas estas incidencias.
Existen propietarios que nos preguntan si pueden juntar a su jerbo con un hámster, o a la chinchilla con el conejo enano... La respuesta más adecuada que podemos dar es que salvo la “unión” cobaya con conejo enano, las demás combinaciones deberían ser evitadas.
Existen propietarios que nos preguntan si pueden juntar a su jerbo con un hámster, o a la chinchilla con el conejo enano... La respuesta más adecuada que podemos dar es que salvo la “unión” cobaya con conejo enano, las demás combinaciones deberían ser evitadas.
Tener una hembra o macho no importa hasta que adoptas más de uno
En principio no existen grandes argumentos para defender la opción macho o la opción hembra en cualquiera de las especies de pequeños mamíferos. Seguro que si preguntamos a diez personas sobre este punto obtendremos más de tres opiniones diferentes: las hembras son más tranquilas, los machos son menos manejables... Argumentos que en realidad tienen poca base científica y que no deben hacernos dudar demasiado entre uno y otro sexo.
Lo cierto es que si pensamos en más de un animal, la cosa cambia... En este caso si debemos decir que juntando a dos machos existen más posibilidades de pelea que juntando a dos hembras y que si nos decidimos por que la convivencia se desarrolle entre dos animales del mismo sexo, será conveniente que elijamos dos ejemplares jóvenes, con ello intentamos que su futura convivencia presente el menor número de incidencias posibles gracias al temprano conocimiento.
Relación con otras mascotas
Es bastante frecuente que en la llegada de un pequeño mamífero al hogar, el comité de recepción se vea integrado en alguno de sus miembros por otro animal de compañía.
Perros. En el caso de los perros suelen darse pocos problemas. Decimos "suelen"... La mayoría de los canes acepta de buen grado la presencia de un pequeño amigo que va de un lado a otro dentro de su jaula. Solamente en aquellos animales con un alto instinto de caza y en los cachorros pueden darse problemas. Si ponemos todo de nuestra parte conseguiremos “explicar” al perro que ese animal forma parte de la manada y que no es una presa para cazar e ingerir.
Gatos. Los felinos suelen presentar un mayor interés por todo aquello que se mueve. Un pequeño mamífero estimulará hasta su última neurona diseñada para la persecución y caza de seres vivos en movimiento. Aunque sea un poco más complejo, también podremos “convencer” al gato de que aquel objeto móvil no debe formar parte de su lista de “juegos”.
Resto de animales de compañía. Con aves, reptiles y peces de acuario no suelen desencadenarse problemas salvo en los casos en los que los pequeños mamíferos disponen de momentos de libertad y acceden de una u otra forma a los territorios de las otras mascotas... Por supuesto que existen casos de grandes psitácidas que proporcionan algún que otro fuerte picotazo a la arriesgada ardilla coreana que entro en su jaula a “robarle” las pipas... Por supuesto que existen casos de serpientes que “se merendaron” a la cobaya cuando ambos disfrutaban de un momento de libertad...
Si ponemos un poco de interés y desempolvamos nuestro escondido sentido común, estos “accidentes” serán perfectamente evitables.
Y antes de acabar este capítulo, nos gustaría decir que cualquiera de los pequeños mamíferos a los que hacemos referencia en este libro pueden formar parte de cualquier familia responsable.
Si ponemos un poco de interés y desempolvamos nuestro escondido sentido común, estos “accidentes” serán perfectamente evitables.
Y antes de acabar este capítulo, nos gustaría decir que cualquiera de los pequeños mamíferos a los que hacemos referencia en este libro pueden formar parte de cualquier familia responsable.