El lobo, el padre de los perros domésticos
Sería difícil entender lo que piensan, sienten o el porqué de los comportamientos de nuestros amigos los perros sin tener presente la forma de ser del lobo. ¡Vamos a conocer al padre de nuestro mejor amigo!
Prácticamente nadie se atreve a discutir que todas las razas de perros conocidas descienden directamente del Canis lupus o lobo común. Para llegar a esta impresionante variedad racial se han conjugado varios aspectos: por un lado, la íntima adaptación a los innumerables ambientes que ha experimentado el lobo y, por otro, el simple y llano capricho humano.
Si en el proceso evolutivo del lobo no hubiera existido la presión de la mano del hombre, no existirían todas las variantes de cánidos familiares que actualmente conocemos. Como mucho, nos encontraríamos con lobos que aceptarían de buen grado la interacción con el hombre.
Ernest Thompson Seton, uno de los más prestigiosos investigadores del lobo, llegó, entre otras, a las siguientes conclusiones: "el lobo es un perro salvaje de gran tamaño que vive de la carne obtenida de la caza, que marca su territorio, que es confiado y amistoso, que ataca al adversario que huye más que al que le hace frente. No teme al hombre, pero le respeta y suele estar dispuesto a convertirse en un amigo, seguidor y ayudante".
Seton destacó las siguientes características del lobo:
- Adaptabilidad: lo que quedaba demostrado por su fácil domesticación.
- Resistencia: la que le permite el arrastre de grandes piezas durante largos recorridos.
- Territorialidad: variable según el alimento disponible, según la época de reproducción... Su territorio suele abarcar entre 15 y 150 kilómetros cuadrados.
- Comunicación: el lobo tiene su propio lenguaje: aúlla, ladra, gime, adopta posturas, marca...
- Caza: los lobos casi siempre cazan de noche y descansan de día.
- Reproducción: la reproducción en el lobo es un acto fundamental de supervivencia y de perpetuación de su especie.
Ante la visión de estos datos deberíamos mirar fijamente a nuestro perro, a sus comportamientos... Seguro que nos damos cuenta de los nexos de unión entre el antecesor y el "producto actual".
Por supuesto que existen muchas y grandes diferencias y no sólo en lo físico, sino también a nivel comportamental.
Un perro de apartamento vive "gracias" a lo que su amigo humano le proporciona. Un perro de similares características que disfrute de una vida de semilibertad en el campo, ladrará a la luna, perseguirá presas, buscará pareja...
Uno de ellos vivirá gracias a su benefactor, el otro podrá dar rienda suelta a sus instintos.
La selección del hombre ha sido enfocada en su propio beneficio
Pero, ¿qué les pasaría a muchos de nuestros actuales ejemplares si tuvieran que desenvolverse en el ambiente de su antecesor? ¿Pueden ustedes imaginarse a un chihuahua haciendo frente a un jabalí? ¿o a un bulldog persiguiendo a una cabra montesa?
Es evidente que la selección dirigida por la mano del hombre ha conseguido distanciar hasta límites insospechados al animal de compañía de sus habilidades ancestrales. Con nuestros interesados criterios, les hemos obligado a vivir con nosotros y para nosotros.
Las razas actuales no han evolucionado para obtener potencia física o inteligencia que les ayude a sobrevivir como especie. Para eso, el lobo está mucho más cualificado.
Nuestro buen amigo el perro es, indiscutiblemente, mucho más capaz de realizar tareas de alta especialización, de lo que sería posible inculcar en el lobo. Tareas de gran interés para los humanos, tareas innecesarias para el lobo.
Observemos a nuestros peludos, seguro que nos daremos cuenta de que nuestro buen amigo, sea de la raza que sea, lleva en su interior a un maravilloso ejemplar de lobo.