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Trastornos gastrointestinales en gatos, la importancia de su dieta

La alimentación es la base del tratamiento para curar los problemas digestivos que puede sufrir nuestro felino. Descubre cómo actúa.

Existen productos pensados especialmente para curar los trastornos gastrointestinales, son reducidos en volumen y muy digestivos. Los problemas gastrointestinales son uno de los motivos más comunes por la que los felinos visitan a los veterinarios. Dependiendo de la raza del animal podrá sufrir los con mayor frecuencia o menor, los siameses son más propensos a estos problemas por ejemplo.

Los síntomas de los trastornos gastrointestinales serán: la diarrea crónica, proliferación bacteriana, malabsorción, colitis, insuficiencia pancreática...

Cuando la diarrea dura más de dos semanas está producida por una inoportuna secreción y por la absorción de fluidos por medio de la mucosa intestinal. La proliferación de bacterias si se da en el intestino delgado suele ser porque se ha rebajado la motilidad intestina, porque hay una retención de la comida en el trayecto, porque ha bajado la cantidad de acidos gástricos… Por su parte, la colitis (inflamación de colon y/o recto) además de producir una incómoda y frecuente emisión de heces se acompaña de flatulencia, restos de sangre y dolor abdominal.

La dieta perfecta para estos trastornos debe reponer la flora del intestino

Antiguamente los productos que se recetaban a los gatos con diarrea tenían un bajo contenido en grasas pero se ha probado que los animales mejoran rotundamente más rápido con alimentos digestibles con más de un 20% de grasas.

Hoy en día, la función de las dietas de tratamiento es intentar reactivar el proceso digestivo a través de una receta que el intestino delgado asuma con facilidad y que aporte los nutrientes precisos para restablecer la flora del intestino grueso.

El intestino delgado podrá asimilar con eficacia este alimento porque contiene nutrientes muy digestibles y gozan de una gran concentración de grasas que dará lugar a un gran aporte energético.

La aportación de grasas en las dietas especiales para anomalías gastrointestinales frena el vaciado gástrico y alarga la digestión. En cuanto a la digestibilidad, las grasas son digestibles en más del 90% lo que las hace ser el rey de los nutrientes digestibles.

Para lograr que la flora intestinal se reorganice se deberán disminuir la cantidad de proteínas de difícil digestión en el colon. Las proteínas de alto valor biológico (proteína de extracto de soja) se asimilan fácilmente; otras proteínas de complicada digestión soportarán putrefacciones que alteran el equilibrio estándar de la flora.

La flora intestinal también se ve mejorada por el uso en las dietas de ciertos nutracéuticos como la zeolita, que es una arcilla tetraédrica que absorbe las toxinas bacterianas, y que también formará una película protectora de la mucosa del intestino; los gases como el amoníaco; los ácidos biliares y cualquier exceso de humedad presente en la luz intestinal.

Por lo tanto, podemos concluir que la adminsitración de una dieta rica o pobre en grasas dependerá del tipo de trastorno digestivo y del estado físico del animal. Aquellas muy grasas son muy apetecibles y permiten raciones concentradas. Las dietas bajas en grasa y con escaso contenido de fibra son ideales para los trastorno por pancreatitis.

La incorporación de nutracéuticos ayuda al rápido establecimiento de la función digestiva normal.

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