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Cómo cuidar y limpiar los oídos del gato

Te contamos cómo debes limpiar el oído externo e interno de tu gato, con qué productos hacerlo y la frecuencia recomendada.

Probablemente tu gato sea capaz de oír el sonido de un alfiler al caer al suelo pero eso no quiere decir que no tengas que vigilar de tanto en tanto sus oídos y orejas. Una vez a la semana es una periodicidad perfecta para controlar la cera y los desechos que genera el oído así como detectar de forma temprana posibles infecciones. Todo sea porque siga oyendo tan bien como lo hace ahora.

Examinar el oído externo

Para examinar el oído externo de tu gato, tendrás que fijarte en la pinna. Pero ¿qué es eso? te preguntarás. Aquí va la explicación: la pinna es esa especie de bolsita que el gato tiene justo en el borde de sus orejas. Pues bien, si esta se encuentra en buen estado, presentará una capa de pelo en su superficie externa sin calvas y la parte interna estará limpia y de color rosa claro. Si observas algún tipo de enrojecimiento o hinchazón en la zona, deberías llevar al minino al veterinario a que le revise los oídos.

También habrá que asegurarse de que el minino no presente costras o heridas o arañazos en las orejas.

Examinar el oído interno

Ahora es el momento de pasar revista a la parte interna del oído del peludo. Antes de nada, llévate al gato a una habitación tranquila donde no haya otras mascotas y asegúrate de que el animal esté calmado. Luego, dobla suavemente su oreja para poder mirar el canal auditivo. Un oído interno sano será de color rosa pálido, no olerá mal y tendrá un mínimo o nada de cera. De nuevo, fíjate si presenta arañazos, heridas o costras, pues puede ser síntoma de enfermedad. Si ves que el oído del felino está apelmazado por un exceso de cerumen o detectas un olor raro (puede indicar infección u otitis), deberás llevarlo a que el veterinario lo examine.

Cómo limpiar el oído del gato

Una vez cada dos semanas deberíamos limpiar el oído de nuestro peludo, tanto por fuera como por dentro. Te contamos cómo acometer esta tarea.

Para limpiar la parte externa del oído del animal, emplearemos una toalla humedecida en agua templada y un poco de su champú. La pasaremos suavemente por la zona peluda de la oreja y luego retiraremos los restos de champú que hayan podido quedar.

Con el interior del oído tendremos que ser extremadamente cuidadosos o podríamos causarle serios problemas al gato. Para la limpieza de esta zona la veterinaria Ana Anglada de AnagaVets recomienda usar un limpiador de oídos específico para gatos. Comenzaremos abriéndole la oreja y echaremos una gota del limpiador dentro. Sin soltarle la oreja, para evitar que se sacuda y expulse el líquido, efectuaremos un masaje en la base. Una vez hecho eso, se la soltaremos y dejaremos que el animal sacuda la cabeza, eliminando así el cerumen que pueda haber acumulado.

Signos de problemas de oído

Ante algunos de estos signos, deberías llevar al animal al veterinario:

  • Se rasca y patea la oreja de forma persistente.
  • Está muy sensible cuando lo tocas.
  • Inclina o sacude la cabeza.
  • Pierde el equilibrio y se desorienta.
  • Tiene roja la oreja o el canal.
  • Sus oídos huelen mal.
  • Sus oídos segregan una sustancia negra o amarillenta.
  • Acumula cera de color marrón oscuro.
  • Ha perdido audición.
  • El oído le sangra.

Trastornos del oído

- Ácaros. Son parásitos comunes muy contagiosos entre los animales domésticos. Los signos de su existencia incluyen picazón excesiva en las orejas y la producción de sustancias de desecho que parecen granos de café.

- Infecciones de oído. Suelen estar provocadas por bacterias, levaduras o sustancias de desecho extraños que quedan atrapadas en el conducto auditivo. Hay que tratarlas inmediatamente porque son bastante incómodas y dolorosas además de indicar la posibilidad de alergias, anormalidades hormonales o enfermedad hereditaria.

- Hematomas. Esto ocurre cuando se acumula sangre en la pinna. En muchas ocasiones están causadas por una infección, por ácaros, pulgas o por residuos en el conducto auditivo que hacen que el gato se rasque las orejas o agite la cabeza en exceso.

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