Los reyes más fugaces de la historia
El reinado más corto de la historia apenas superó los 20 minutos.

Si la vida pasa volando, estos reinados ni siquiera tuvieron tiempo de despegar. Nadie sabe qué puede ocurrir mañana, por eso hay máximas que nunca caducan para la humanidad: si tempus fugit, carpe diem, es decir, si el tiempo vuela, aprovechemos la ocasión y el momento. Sin duda, pocos consejos podrían ser más indicados que este para los personajes históricos que protagonizan este artículo, pues si hay reyes que marcaron todo un siglo con su gobierno, también están los que no tuvieron tiempo ni a calentar un poco el trono. Estos han sido los reinados más cortos de la historia.
Hablamos de casos excepcionales en los que la duración del reinado se redujo a días, horas y, liderando esta lista, unos minutos. Podría resultar curioso que los reyes de la historia de España no aporten ningún candidato entre los gobiernos más breves. Estamos ante un reino (más bien reinos) con un largo e intenso recorrido histórico en el que no han faltado competencias y guerras por la corona, sin embargo, aunque se dieron reinados muy breves, ninguno se acerca al top. Felipe I de Castilla, conocido como Felipe “el Hermoso”, es uno de los que se ha quedado cerca de formar parte de tan selecto grupo. Tras conseguir apartar del poder a su mujer, Juana “la Loca”, heredera legítima al trono y con la que reinó como consorte, Felipe fue proclamado rey de Castilla el 12 de julio de 1506. Sin embargo, murió 2 meses y 13 días después. Podría ser el rey más breve de la historia de España si no fuera por Leonor I de Navarra, que solo mantuvo el título durante 24 días.
Es posible que otra de las ausencias más destacadas de la lista sean los reyes de la Iglesia. Francisco I es el 266º pontífice en 2000 años, y es cierto que muchos de ellos se sucedieron en muy pocos días, pero ninguno lo suficientemente rápido. Urbano VII tiene el récord del pontificado más breve de la historia por los 13 días que estuvo en el cargo, entre el 15 y el 27 de septiembre de 1590. Nuestro top 5 de reinados más cortos inicia con un caso aún más efímero.

Ejecución de Lady Jane Grey por Paul Delaroche. National Gallery de Londres / Wikimedia
Jane Grey – 9 días
Tan exiguo paso por el trono de Inglaterra le valió a Jane Grey para pasar a la historia como “La Reina de los Nueve Días”. Desgraciadamente, fue una más de tantas mujeres utilizadas por familias nobles con pretensiones políticas a lo largo de la historia. Jane se casó con Lord Guilford Dudley, el hijo de John Dudley, duque de Northumberland y regente de Eduardo VI.
Enrique VIII, segundo rey Tudor, inició la Reforma por la que la Iglesia de Inglaterra se desligó de la Iglesia católica. Tanto su hijo, Eduardo VI, como John Dudley quisieron evitar que las hermanas del rey estuvieran en la línea sucesoria, pues una de ellas, María, era una acérrima defensora del catolicismo. La elegida para suceder a Eduardo fue (oh, sorpresa) la nuera del propio Dudley, Jane Grey. Así fue como, tras la muerte de Eduardo VI, Jane fue proclamada reina de Inglaterra, el 10 de julio de 1553. Sin embargo, el apoyo a Dudley y la nueva reina se desmoronó rápidamente y el Consejo Privado de Inglaterra terminó por proclamar reina a María solo 9 días después. Jane Grey fue encarcelada por María y unos meses después fue ejecutada por su presunta participación en una conspiración.

Escultura yacente de Juan I de Francia en la basílica de Saint-Denis. Chabe01 / Wikimedia
Juan I de Francia – 5 días
En este caso se cumplen varios récords en una de las casualidades más bizarras de la historia de las monarquías. Juan I de Francia también es conocido como Juan “el Póstumo”, pues nació el 15 de noviembre de 1316, cinco meses después de la muerte de su padre, el rey Luis X de Francia. Por tanto, fue nombrado rey de Francia en cuanto nació, siendo el más joven de la historia del reino y el único que ha mantenido el título toda su vida. El problema es que la tasa de mortalidad infantil era muy alta por entonces y Juan I de Francia murió el 20 de noviembre de 1316, solo cinco días después de nacer.
Imagen: 384 - Khalid ibn Bargach. Al pie: Retrato de Khalid ibn Bargach. Walther Dobbertin / Wikimedia
Khalid ibn Bargach – 2 días
Khalid se proclamó sultán de Zanzíbar el 25 de agosto de 1896 tras envenenar a Sayyud Hamad ibn Thuwaini, quien ostentaba el cargo bajo las órdenes del protectorado que el Imperio británico ejercía por entonces sobre el sultanato.
Khalid se mostró contrario al poder inglés y tomó el palacio con un puñado de hombres. El Imperio británico respondió con contundencia. Bombardeó el palacio del sultán en lo que resultó la guerra más corta de la historia: 38 minutos. Khalid salió con vida, pero abandonó el país dos días después.

Fotografía de Miguel Románov. Russian Pictorial Collection, Hoover Institution Archives / Wikimedia
Miguel Románov - 1 día
Nicolás II fue el último zar de Rusia, pero podríamos ponerle un asterisco que hay que aclarar. Nicolás solo tenía un hijo y estaba enfermo, así que tomó como heredero al trono a su hermano Miguel. El 15 de marzo de 1917, el emperador Nicolás II abdicó en favor de su hermano, que fue proclamado zar como Miguel II.
Sin embargo, Miguel no aceptó la sucesión y acordó esperar su ratificación por parte una asamblea electa en vez del gobierno provisional del momento formado tras la Revolución de Febrero. Poco después estalló la Revolución Rusa y Miguel nunca llegó a ser proclamado emperador. Con él y su hermano terminó el régimen zarista en Rusia.

Luis Antonio de Borbón, duque de Angulema. Vicente Calvo / Wikimedia
Luis XIX de Francia – 20 minutos
Tras la caída de Napoleón, los Borbones volvieron a tomar el trono en Francia. Sin embargo, la corona pronto se enfrentó a nuevas crisis en 1830, y la Revolución de julio ejerció suficiente presión como para que Carlos X abdicara. En este contexto, Luis Antonio de Borbón, duque de Angulema, hijo y heredero de Carlos X, se vio envuelto en una situación peculiar.
Aunque Carlos X abdicó en favor de su nieto, Enrique de Artois, a quien prefería como sucesor al trono en lugar de su propio hijo Luis Antonio, la abdicación requería la firma tanto de Carlos X como de Luis Antonio. Este último debía renunciar a sus derechos en favor de Enrique para que la transición de poder fuera efectiva.
Luis tardó 20 minutos en firmar el documento. En ese tiempo fue nominalmente rey de Francia.