El podcast para conocer toda la historia del Islam, de Mahoma al siglo XXI
Sumérgete en la fascinante historia del Islam desde sus orígenes hasta la actualidad con el podcast especial de 'Muy Historia'.

Descripción de la imagen
Desde su nacimiento en el siglo VII hasta nuestros días, la civilización islámica y la religión que la sustenta (segunda en número de fieles tras el cristianismo) han vivido una constante expansión, así como numerosas guerras, el auge y caída de imperios y etapas de esplendor y de postración.
Ante su gran relevancia, hemos extraído algunos de los mejores artículos escritos por nuestros colaboradores y expertos y los hemos convertido en piezas sonoras que puedes escuchar en Spotify y también en Ivoox. Nunca había sido tan entretenido aprender historia.
¿Cuánto sabes de la historia del Islam? Esperamos que después de escuchar este podcast, ordenes tus ideas y puedas hacerte una idea más certera, empecemos por situarnos en el tiempo: habían transcurrido seis siglos de era cristiana cuando apareció en el mundo una religión diferente, una manera nueva de ser y de pensar que en cuatro generaciones creó un imperio formidable. Aquella nueva fe iba a producir la civilización más brillante de su tiempo, y todo empezó con este humilde camellero nacido en La Meca.
26 de abril de 570. En torno a esa fecha, nace Mahoma (Muhammad en árabe) en La Meca (actual Arabia Saudita), en el seno de una familia de la tribu de los coraixíes.
“El último profeta”, eso es Mahoma para el islam: el sucesor definitivo de una ilustre línea que incluye a Abraham y Jesucristo. Pese al debate sobre su biografía, la historicidad de este líder político, militar y religioso está demostrada. Hasta el 8 de junio de 632, cuando El Profeta fallece en Medina, son muchos e importantes los hechos de su vida que repasamos en estos episodios de Muy Historia.
Mahoma es una figura plenamente histórica y merecedora de respeto para todas las culturas, y su biografía ha sido y sigue siendo una de las más investigadas y, por lo mismo, una de las más debatidas. Resumiendo mucho, se sabe que por nacimiento procedía de una línea de la tribu coraixí y que, tras perder a sus padres siendo muy niño, fue educado por uno de sus tíos, Abu Talib, en compañía de su primo Alí. El joven Mahoma consiguió enrolarse en las caravanas que subían a Siria, y en aquella empresa tuvo fortuna, pues no solo terminó conduciéndolas sino que se casó con la dueña del negocio, la viuda Jadiya, con la que tuvo siete hijos de los que únicamente sobrevivió una niña: Fátima.
Lo cierto es que, a los cuarenta años, se había convertido en un ciudadano respetable. Era un hombre marcadamente espiritual que se retiraba cada año durante el mes de Ramadán a la cueva de Hira, situada en la ladera de uno de los montes desde los que se divisa La Meca. Allí llevaba a cabo sus meditaciones y sus ejercicios disciplinarios acompañado de Jadiya, y allí fue donde tuvo su primera experiencia mística durante la noche séptima de Ramadán del año 610 de la era cristiana.
A partir de entonces se dedicó a dar a conocer los mensajes que recibía, pero sin ningún afán de proselitismo. Simplemente, los comunicaba a los contados miembros del grupo que le rodeaba: sus familiares, sus amigos y unos pocos seguidores.
Pero los coraixíes empezaban a verlo como un problema que podía acarrear consecuencias políticas. La situación de los suyos en La Meca llegó a ser casi insostenible, pero en Medina todo fue distinto. Las revelaciones se hicieron más largas, concretas y consistentes. Empezaron a recopilarse muy pronto, pero solo aparecieron en conjunto después de la muerte de Mahoma bajo el nombre genérico de Corán, que significa recitado o recitación. Si bien la dimensión religiosa del islam constituye su núcleo y su esencia, no son menos importantes las consecuencias sociales y políticas a que da lugar.
Cualquier análisis reconocerá su voluntad agregativa, unitiva, que es consecuente a las necesidades políticas de una sociedad nómada, básicamente desarticulada y repartida en un cúmulo de pequeños núcleos independientes. Lo que se propone es un pueblo unido que siente, vive y progresa bajo las instrucciones de Dios.
Bajo esa bandera, y con tan solo cinco preceptos a cumplir por los creyentes (oración, limosna, ayuno, peregrinación y profesión de fe), Mahoma consiguió la unidad árabe que siempre había parecido imposible. Por supuesto, tuvo que esforzarse en el empeño. Desde Medina combatió y sometió a los coraixíes, a los que derrotó en la Batalla de Badr (624 o año 2 de la Hégira), pero aún transcurrirían seis años hasta su entrada victoriosa en La Meca, el 630 (8 de la Hégira).
A su muerte, apenas dos años más tarde, casi toda Arabia era territorio islámico, de modo que el triunfo de Mahoma lo había sido en toda regla. Entonces surgieron nuevas y serias dificultades, porque nadie había previsto lo que sucedería tras la muerte del Profeta ni se sabía cómo actuar. Todo eran reticencias entre las tribus, que habían estado sinceramente con Mahoma, pero que ahora se sentían libres para dejar el islam si el sucesor no era de su gusto. Parecía que la ingente labor y la sangre derramada hasta entonces se iban a malograr.
¿Qué pasó después? Ya hemos sembrado el punto de partida, ahora sigue escuchando este podcast sobre el Islam y conoce todos los detalles de esta legendaria religión.