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Así se peinaban en la antigua Roma

Trenzas, rizos, tintes y recogidos se llevaron en diversos estilos a partir de las tendencias generadas por las influencers del momento.

Así se peinaban en la antigua Roma (Fran Navarro)
Fran Navarro

El cuidado de la imagen no es exclusivo del tiempo de las redes sociales. El culto al cuerpo y a la estética ya fue instaurado por la cuna de la civilización occidental: la cultura griega. Y de la misma, como tantas otras cosas, saltó a la romana. Además, el peinado de los antiguos romanos tenía connotaciones más allá de la estética y suponía una expresión de estatus social, cultural e incluso religioso.

Fresco de una mujer peinándose

Fresco de una mujer peinándose. Siglo I a. C. Museo Arqueológico de Nápoles.

En la variedad está el gusto

La historia de la antigua Roma se extiende a lo largo de más de diez siglos, por lo que pretender generalizar sobre el peinado romano sería caer en un error con total seguridad. Ya lo dejó escrito el propio Ovidio:

“Tal como no se pueden contar las innumerables bellotas de una frondosa encina, ni las abejas sobre el Hibla o sobre los Alpes las fieras, así tampoco puedo abarcar el número de peinados, pues cada día nace alguno nuevo”.

Lo que está claro es que el peinado era una preocupación en la antigua Roma, parte de la higiene diaria en la que se empleaba una dedicación minuciosa tal y como se puede entender por varios factores. En primer lugar está la existencia de profesionales del peinado y el cuidado del cabello como fueron las ornatrices, las peluqueras de las mujeres, y los tonsores o barberos. Por otro lado, la sátira romana cuenta con muchos ejemplos de burlas hacia las horas empleadas en el peinado para ocultar defectos y realzar encantos, así como los enfados y malos tratos que empleaban las damas romanas cuando no quedaban satisfechas con el trabajo realizado por la ornatrix tanto en el peinado como en el maquillaje.

Busto de Livia Drusila, esposa de Augusto. Wikimedia.

Busto de Livia Drusila, esposa de Augusto. Wikimedia.Busto de Livia Drusila

Las influencers de la antigua Roma

Los peinados eran (y siguen siendo en muchos casos) una distinción social desde varios puntos de vista. No solo el económico, sino en cuestiones de edad: suele ocurrir que a los adultos no les guste o directamente horrorice el peinado que llevan los jóvenes y viceversa. Pero, sobre todo, el peinado es una cuestión de moda, que no es más que el reflejo de la sociedad o un sector de la misma mostrando cierta tendencia estilística. En el caso de la antigua Roma, las influencers del momento fueron las damas de la aristocracia y la corte imperial. La historia del peinado romano en época imperial bien se podría articular en modas por dinastías.

Claro que también es importante tener en cuento de dónde viene nuestro conocimiento sobre el peinado romano. Las principales fuentes para documentar el tema son la riquísima estatuaria romana, algunos frescos y los retratos en monedas. Los retratados en estas obras pertenecían a las clases altas de la sociedad romana, pues eran quienes podían permitirse pagar una talla o directamente formaban parte del poder encargado de acuñar monedas. Por lo tanto, tenemos una imagen sesgada por las fuentes disponibles y una escasez de ejemplos de peinados portados por las clases populares que, parece obvio que siguieran las modas de los personajes más relevantes de la época, pero no es descartable que tuvieran también sus propias concepciones estéticas diferentes a la élite.

Del rodete a las pelucas

Teniendo esto en cuenta, sí que podemos apuntar una tendencia general en el peinado de las mujeres durante la historia de Roma: lo habitual era llevar el pelo recogido. La diversidad de peinados es amplísima, pero siempre (o casi) con un resultado final en el que no se contemplaba la melena suelta. A partir de aquí, el arte nos muestra una gama riquísima que va desde los sencillos recogidos de época republicana hasta los más atrevidos arreglos y andamiajes que lucieron las damas de la corte durante el imperio.

Entre los estilos más antiguos tenemos un sobrio recogido en un rodete sobre la parte alta de la cabeza, llamado tutulus, que podría ser de tradición etrusca. Un recogido básico que se sigue utilizando hasta la actualidad y que las antiguas romanas combinaban con lazos o tiaras para sostener el pelo.

Uno de los estilos más extendidos entre las mujeres consistía en un recogido a partir de seis trenzas que iban desde la cara al moño sujeto sobre la nuca, utilizado como peinado para bodas y por parte de sacerdotisas. El arte nos ha brindado mayor variedad de peinados en época imperial. Las mujeres de la corte de Augusto, el primer emperador de Roma, portaron un flequillo elevado con varias trenzas unidas en un rodete trasero.

Busto de una mujer de la dinastía Flavia

Busto de una mujer de la dinastía Flavia. Museos Capitolinos.

A partir de la dinastía Flavia (siglo I d. C) llegaron décadas de mayor inventiva y atrevimiento. Se dieron complejos arreglos del cabello con tiaras muy altas, cintas y diversos adornos. Los rizos fueron una tendencia que se lograba con el uso del calamistrum, un hierro candente que hacía las veces de los rulos y el secador utilizados en tiempos más actuales. Los peinados ganaron en altura y en complejas estructuras que requirieron de utensilios como agujas, horquillas, armazones y complementos muy extendidos por entonces como las pelucas.

Al igual que hoy, lo exótico resultaba llamativo y podía marcar una diferencia estética que diera lugar a una tendencia. La llegada de esclavas germanas extendió el uso de tintes en la antigua Roma para portar un cabello rubio o pelirrojo. Una práctica también empleada por los hombres, no solo para cambiar el color del pelo, sino para tapar canas, un defecto que había que ocultar al igual que la calvicie. Con semejantes peinados y modas más atrevidas, el poeta Juvenal llegó a bromear en una de sus sátiras:

“¡Cuántos pisos la oprimen! ¡Cómo yergue la cabeza realzada aún más por tantas estructuras! Por delante de parecerá una Andrómaca; vista por detrás es más baja, creerás que es otra”.

Referencias:

  • Castillo, E. 2022. Cómo se peinaban las mujeres en la antigua Roma. historia.nationalgeographi.com.es.
  • Stephens, J. 2008. Ancient roman hairdressing: on (hair)pins and needles. Journal of Roman Archaeology, Vol 21, 1, 111-132.

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