Muy Interesante

Hildegarda de Bingen: la monja que describió el mayor placer femenino en la Edad Media

Podría ser considerada la primera sexóloga de la Historia, vivió en el Sacro Imperio Romano y fue nombrada doctora de la Iglesia Católica por Benedicto XVI.

En el año 1478 los Reyes Católicos fundaron la Inquisición española o Tribunal del Santo Oficio para mantener la ortodoxia católica en sus reinos. Su misión era actual como un órgano judicial encargo de castigar las herejías y las manifestaciones demoniacas.

Los inquisidores mostraron especial celo por los pecados relacionados con el sexo, dado la obsesión de la religión por la castidad. Se asociaba el sexo a los débiles de corazón, que sucumbían a los pecados del mal, y se identificaba con la figura del diablo. Por eso no debe sorprendernos que uno de cada diez procesos inquisitoriales llevados a cabo en Valencia –entre los años 1530 y 1609- estuvieran relacionados con asuntos sexuales.

A pesar de todo, cuando se creó el Santo Oficio hacía más de doscientos años que una monja había descrito el primer orgasmo femenino y a la que, en el año 2012, el papa Benedicto XVI nombró cuarta doctora de la Iglesia, detrás de Santa Teresa, Santa Catalina y Santa Teresita.

Abadesa benedictina

Nació en Renania en 1098 y se llamaba Hildegarda von Bingen. Fue la menor de diez hijos, motivo por el cual su padre –siguiendo la mentalidad medieval- consideró que debía ser el diezmo para Dios y la consagró desde su nacimiento a la vida religiosa. Con el paso del tiempo se convirtió en abadesa de un monasterio benedictino.

Sus biógrafos recogen que ya desde la niñez comenzó a tener visiones, si bien no fue hasta pasada la quinta década de la vida cuando comenzó a oír voces que la decían que escribiera y dibujara todo aquello que alcanzaran sus oídos y ojos.

Cuando el papa Eugenio III se enteró de lo sucedido no solo la autorizó a hablar en público de sus visiones, sino también a escribir sobre las mismas, de forma que el prestigio espiritual de Hildegarda creció sobremanera, hasta el punto que sus contemporáneos la conocían como la “profetisa teutónica”.

Inicialmente se centró en la religión, pero luego amplió sus estudios a la ciencia, en especial al campo de la medicina, y a la música. Sabemos que compuso himnos, antífonas y cantos, que recogió bajo el título “Symphonia Harmoniae Calestium Revelationum” (Sinfonía de la armonía de las revelaciones celestiales).

mh56e9535a5cafe8c760de5ff4

mh56e9535a5cafe8c760de5ff4

Una adelantada a su tiempo

No conforme con todo esto Hildegarda se atrevió a tratar temas que eran considerados tabú en aquella época, como era la sexualidad, tanto masculina como femenina. Escribió dos libros “Cause et cure” y “Physica”, el primero dirigido a profesionales de la medicina y el segundo a profanos. De esta forma se convirtió en una de las primeras mujeres de la Historia en publicar textos médicos.

En el libro “Cause et cure” (Causas y remedios) describe a grandes rasgos el funcionamiento de nuestro organismo como un equilibrio de secreciones internas, que al romperse da lugar a las diferentes enfermedades. Allí presta especial atención a la moderación y templanza, como base del equilibrio. Además, dedica gran parte de la obra a la procreación humana desde el deseo hasta la cópula, pasando por la gestación, el parto y la lactancia.

La sexualidad sin prejuicios

En ese libro aborda el tema de la sexualidad de forma natural, tanto de la experiencia masculina como de la femenina. Allí podemos leer: “tan pronto como la tormenta de la pasión se levanta con un hombre, es arrojado en ella como un molino (…) sus órganos sexuales son entonces, por así decirlo, la fragua a la que la médula entrega su fuego. Esa fragua luego transmite el fuego a los genitales masculinos y los hace arder poderosamente”.

La mujer tampoco es insensible: “cuando se une al varón, el calor del cerebro de ésta, que tiene en sí el placer, le hace saborear a aquel el placer en la unión y eyacular su semen”. Más adelante explica: “cuando el semen ha caído en su lugar, es fortísimo calor del cerebro lo atrae y lo retiene consigo, e inmediatamente se contrae la riñonada de la mujer, y se cierran todos los miembros que durante la menstruación están listo para abrirse”.

Hildegarda

Protestificatio de Scivias, Fol. 1. Facsímil de Eibingen del códice de Ruperstberg. Wikimedia

Revolución cervecera

En su tratado “Physica” defiende la necesidad de añadir el lúpulo, por entonces considerado una mala hierba, a la fabricación de la cerveza. Según ella otorgaba a la bebida un aroma y sabor característico, al tiempo que conseguía mantener en buen estado la bebida y evitar muertes por consumo de agua insalubre.

Los primeros registros que se tiene de la fabricación de la cerveza se remontan a más de cuatro mil años –tablillas cuneiformes mesopotámicas- y en ellos se detallan los diferentes ingredientes, con los que se conseguía color, aroma y sabor. Además, buscaban aumentar el grado alcohólico o conservar el producto a través de ciertos tipos de hierbas, especias o mieles, una combinación que era conocida como gruit y que persistió hasta la receta de Hildegarda de Bingen.

Además, Hildegarda creó la lingua ignota –lengua desconocida- el primer idioma artificial de la historia, compuesto por un alfabeto de veintitrés letras.

La ventana a un mundo en constante cambio

Muy Interesante

Recibe nuestra revista en tu casa desde 39 euros al año

Suscríbete
Suscripciones a Muy Interesante
tracking