El primer explosivo de la historia
El descubrimiento de la pólvora, uno de los grandes inventos chinos que llegó a Europa en la Edad Media, fue algo que llegó por casualidad pues en realidad estaban buscando el elixir de la eterna juventud.

La pólvora es considerada por los chinos como uno de sus Cuatro Grandes Inventos que incluyen la brújula, el papel y la imprenta. Este es el primer explosivo de la historia. No sabemos cuándo fue descubierta, pero parece que hay una primera pista en el libro Cantong qi escrito en 142 por un alquimista taoísta llamado Wei Boyang. Su título puede traducirse como El parentesco de los tres, pues trata de tres grandes temas: cosmología, taoísmo y alquimia. Boyang refiere una mezcla tres polvos que "volarían y bailarían" violentamente, y aunque es imposible estar seguros de que estaba hablando de la pólvora, no tenemos conocimiento de ningún explosivo que se fabrique con tres componentes.

Al parecer el descubrimiento de la pólvora estuvo relacionado con Wu de Han, uno de los grandes emperadores de la historia de China que comenzó su reinado en 141 a.C e hizo del confuncianismo la filosofía del estado. El emperador Wu pidió a sus alquimistas que investigaran los secretos de la vida eterna y, en su búsqueda, un día calentaron una mezcla de un 15% de azufre y un 75% de salitre (nitrato de potasio). Lo que obtuvieron no fue el elixir de la vida eterna sino algo totalmente contrario...
En 318 aparece otro libro, Baopuzi o El libro del maestro que abraza la simplicidad, escrito por un erudito de la dinastía Chin llamado Ge Hong. Allí describe una mezcla que provoca explosiones: dos partes de azufre, tres de carbón y quince de salitre. De los tres compuestos el más fácil de conseguir es el carbón. El azufre se encuentra en forma nativa cerca de aguas termales o zonas volcánicas, y el salitre se puede obtener del estiércol animal dejándolo reposar y descomponerse; así se forman cristales de nitrato de potasio que se extraen lavando el estiércol con agua.

Ge Hong
Lechuga y miel para la pólvora
La primera referencia clara a la pólvora la encontramos muchos siglos después, en el Taishang Shengzu Jindan Mijue en 808, donde aparece la siguiente fórmula: seis partes de azufre, seis partes de salitre y una parte de lechuga. Medio siglo más tarde el texto Zhenyuan miaodao yaolüe reúne treinta y cuatro recetas de mezclas y elixires que podían causar daño. De estos, tres mencionan el salitre como ingrediente. Y no solo eso, sino que advierte de una especialmente peligrosa: “algunos han calentado juntos azufre, realgar [un sulfuro de azufre de color rojo] y salitre con miel; se produce humo (y llamas), de modo que se han quemado las manos y la cara, e incluso se ha quemado toda la casa”. Estamos ante una forma poco potente de pólvora donde la miel se usa como fuente de carbono. Los alquimistas chinos bautizaron este compuesto explosivos como 'medicina para el fuego', que es el mismo término que usan para referirse a la pólvora en la China actual.
No se puede guardar secretos
Empleada inicialmente para divertimento de la corte como fuegos de artificio, no tardaron mucho en darse cuenta del valor militar de semejante descubrimiento. En 904 se usaron flechas incendiarias cubiertas de pólvora en el sitio de una ciudad, y de ahí empezaron a aparecer una gran variedad de armas: en 1044 un compendio de armamento militar, Wujing Zongyao, enuncia detalladamente tres fórmulas magistrales para preparar pólvora, que contienen una media de 13 ingredientes. Y no solo eso sino que también enumera sus usos: como flechas incendiarias, bombas, proyectiles y todo tipo de granadas. Los nombres que tiene son, cuando menos, pintorescos: 'palo volador incendiario para subyugar demonios', 'bomba imparable de fuego intenso del cielo ardiente'.

Emperador Wu de Han
Como siempre sucede cuando se tiene una ventaja estratégica, los emperadores chinos se esforzaron mucho para que este conocimiento no saliera de sus fronteras, declarando secreto de estado la producción de pólvora junto con la práctica de la astronomía (pues interpretar los 'signos' del cielo era conocer el futuro del emperador). Pero un secreto no puede guardarse para siempre, y la fórmula de la pólvora acabó llegando al mundo musulmán hacia 1240 y de ahí saltó a Europa, donde encontramos referencia a la pólvora en el Opus Maius del filósofo inglés Roger Bacon en 1267. Desde ese momento este polvo negro dominó los campos de batalla del mundo hasta la invención del algodón explosivo y la nitroglicerina.