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La verdadera historia detrás de la historia: ¿qué es y por qué no es lo que te han contado siempre?

Hablamos del pasado según queremos conocerlo en el presente.

La verdadera historia detrás de la historia: ¿qué es y por qué no es lo que te han contado siempre? (Fran Navarro)
Fran Navarro

Entras en la web de “Muy Interesante”. Te vas a la sección de “Historia” y te dispones a leer alguno de sus curiosos artículos sobre nuestro pasado. Sois muchos los que disfrutáis cada día de estos contenidos, pero ¿sabes realmente qué estás leyendo? ¿Tiene alguna utilidad esa lectura? ¿Por qué los historiadores contamos cosas distintas a partir de los mismos datos? ¿Por qué cambia tanto esta disciplina y sus discursos? ¿Sabes realmente cómo se hace la historia?

Heródoto

Escultura de Heródoto, considerado el padre de la Historia. iStock.

La historia es una invención con fundamento

En “La abadía de Northanger”, la novela de Jane Austen, Catherine Morland dice sobre la historia que:

“Me maravillo a menudo de que resulte tan pesada, porque gran parte de ella debe de ser pura invención”.

No le falta razón. Y para explicarnos no pretendemos realizar un artículo muy teórico y complejo acerca de las dificultades que tiene el estudio del pasado. Pero, ya que hablamos de tanta historia en esta cabecera, los lectores merecéis conocer mínimamente cómo trabaja el historiador y cómo se hace la Historia. Sí, resulta obvio pero muy importante: la Historia la hacen humanos estudiando a otros humanos.

De entrada, hemos emprendido una tarea que vamos a dejar inconclusa aquí: definir qué es la historia nos requeriría muchas páginas. Según los autores que consultemos podremos hablar de una ciencia objetiva o, por el contrario, una materia en la que es imposible ser objetivos, y para muchos este es un asunto superado que reconocen sin ningún complejo. Un profesor de mi universidad repetía una máxima infalible: “la única certeza del historiador es que no sabe qué va a pasar mañana”. Todo lo referente al pasado es debatible (o casi todo). Esto no quiere decir que toda la historia sea un invento y una mentira, pero es importante que:

“Aceptemos que no es cierto que somos lo que somos, sino lo que decimos ser”.

El presente no es consecuencia del pasado. Es al revés

La historia es una disciplina mezcla entre ciencia y literatura. El historiador es un ser humano, hijo de su tiempo, al que su experiencia vital e ideología le influyen a la hora de escribir historia ya sea de manera consciente o inconsciente. Por tanto, no solo es que no exista la objetividad plena en historia, sino que los historiadores hablamos del pasado según queremos conocerlo en el presente. Resulta muy inspiradora esa idea repetida de que conocer el pasado sirve para comprender el presente y poder mejorar el futuro. Me atrevo a afirmar que esto no es así.

“El presente no es consecuencia del pasado. Más bien, el modo en que contamos el pasado es consecuencia del presente” (Alfonso Mateo-Sagasta, “La oposición”).

Te animo a releer la frase anterior y asumirla correctamente porque resume la idea principal que pretendemos con este artículo. Por ejemplo, si buscas en esta web “el origen de Roma”, un artículo te cuenta la historia de los gemelos Rómulo y Remo, una leyenda escrita a posteriori por los propios romanos para otorgarse un origen mítico y divino. Roma no recibe el nombre de Rómulo, es Rómulo al que le pusieron ese nombre y lo hicieron fundador de Roma. La mayoría tiene claro que en este asunto estamos hablando de una leyendo, pero ¿qué pensarías si te digo que la “historia de verdad” se ha construido de manera similar a la leyenda de Rómulo y Remo?

Subjetivo

La historia no es la que es, es la que te cuentan. iStock.

“Nuestra” historia frente a la historia del “otro”

Nadie decente duda que Hitler fue un hombre cruel. Es uno de los malos de la historia para la mayoría del mundo. En el caso de Hernán Cortés, nunca antes se había puesto en duda su historia como en los últimos tiempos. Para algunos fue un héroe conquistador y otros lo tachan de abusón genocida. Sin embargo, es más difícil encontrar voces que tomen a Alejandro Magno como un mero asesino a vez de la figura de gran conquistador que se le suele atribuir a su personaje. Y, desde luego, Alejandro Magno también asesinó a muchos para alcanzar sus objetivos. ¿A qué se debe esto?

La historia es ideología y suele estar al servicio de alguien. La manera de contar el pasado es un instrumento utilizado a diario por políticos, medios de comunicación y los propios historiadores en busca de algún beneficio o interés. Esta situación se dará siempre que alguien se diferencie del “otro”. Solo podremos superarla cuando los historiadores tomemos a todos los seres humanos como un mismo colectivo. Algo utópico, lo sé, pero apuntar a ese objetivo a veces facilita las cosas y mejora las narraciones sobre los hechos del pasado.

Esto no quiere decir que toda la historia se escriba en clave global (muy de moda en la actualidad, por cierto). Se puede concretar cuanto queramos, pero es necesario conocer que el historiador y sus escritos e investigaciones cumplen una importante función social, por más que muchos se nieguen a creerlo. Si has leído hasta aquí, tu interés por el tema me confirma que sabes de sobra el daño que supone el rechazo o limitaciones a las humanidades en los centros educativos y la vida en general.

La historia es útil para romper o crear fronteras mentales. Siempre habrá alguien que utilice el pasado para legitimar o deslegitimar cualquier suceso o personaje con la intención de que tenga repercusión en el presente. La historia no es inocente y conviene leerla siempre con espíritu crítico. Incluso este artículo.

Referencias:

  • Ad Absurdum. 2021. Homo historicus. Descubre al historiador que llevas dentro. La Esfera de los Libros.
  • Mateo-Sagasta, A. 2016. La oposición. Un relato sobre la invención de la historia. Reino de Cordelia.

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