Luditas: artesanos contra la Revolución Industrial
Destruyeron máquinas a martillazos y quemaron fábricas. El gobierno creó un ejército para detenerlos.

El ludismo fue un movimiento de artesanos ingleses que, entre 1811 y 1816, protestaron contra las máquinas de la Revolución Industrial. Consideraban que iban a ser reemplazados en sus oficios y se fabricaban productos de menor calidad a un ritmo con el que ellos no podían competir. Se organizaron en bandas que destruían maquinarias en fábricas industriales y amenazaban a los patronos por permitir una degradación de las condiciones laborales. La respuesta del Estado fue muy contundente. La represión ahogó toda posibilidad de protesta y una mejora de la economía terminó con el movimiento.
La Revolución Industrial se inició a finales del siglo XVIII y tuvo un impacto directo en la economía, el trabajo y, por ende, en las personas del momento. Desde entonces ha existido un nuevo miedo en el ser humano: ser reemplazado en su trabajo por una máquina. Lo hemos vivido no hace mucho con la revolución que supuso internet y el imparable avance tecnológico. Lo estamos viviendo mientras escribo estas palabras con los debates que genera la herramienta más impresionante de la actualidad: la inteligencia artificial. Sin embargo, en ningún caso estas situaciones han derivado en protestas violentas como las que llevaron a cabo los luditas contra la maquinaria textil.

Grabado de Nedd Ludd, el supuesto líder de los luditas. 1813. Wikimedia.
Un origen mitificado
El nombre que define a los luditas o ludditas tiene origen incierto. Pero la teoría más aceptada es que proviene de Nedd Ludd, supuestamente un joven aprendiz que destruyó el telar de su maestro en 1779. Este gesto lo acabó aupando como ejemplo pionero del movimiento hasta el punto de mitificar al personaje, que llegó a reconocerse incluso como general Ludd o Rey Ludd. En su nombre se firmaban cartas de amenazas enviadas a las autoridades y los patronos de fábricas industriales.
El descontento de la clase obrera venía en aumento desde finales del siglo XVIII. La Revolución Industrial introdujo cambios en el entorno laboral con jornadas más duras y salarios más pobres. Las guerras napoleónicas terminaron de componer el contexto adverso con un bloqueo del comercio que influyó sobremanera en los mercados, en la escasez de materias primas que obligaron a producir mercancía de peor calidad y, con todo ello, el aumento del paro y la crisis entre los obreros.
Estalla el ludismo
El 11 de marzo de 1811 tuvo lugar el punto de inflexión que llevaría a una escalada de protestas violentas de luditas y la represión de las autoridades para detenerlos. Aquella noche, un centenar de obreros encapuchados se internaron en unas fábricas de Arnold, un pueblo cercano a Nottingham. Armados con martillos, mazas y hachas, destruyeron los telares que habían ocasionado una bajada en los salarios.
La acción se repitió en diferentes puntos de la geografía inglesa con algunos ataques a una escala que no pudieron ser pasados por alto por el gobierno. En abril de 1811, trescientos luditas atacaron las instalaciones de William Cartwright en Nottinghamshire, una fábrica de hilados que se quedó sin telares en otra noche violenta. Dos obreros murieron a manos de la guarnición que defendía la fábrica. Otro tejedor fue abatido en el tiroteo que se inició tras el asalto a la fábrica de Edward Hollingswoth.

Luditas destrozando un telar. Wikimedia.
Respuesta sin piedad
El Parlamento británico estaba decidido a acabar con aquello cuanto antes. En 1812 se aprobó una ley que castigaba con pena de muerte la destrucción de un telar. Además, se formó un ejército de 12 000 hombres para perseguir al ludismo. Había más soldados ingleses luchando contra obreros que en la guerra contra Napoleón. Se sucedieron decenas de ejecuciones y deportaciones a Australia.
“Este hecho no solo demuestra el terror que los luditas despertaron entre las clases dominantes, también habla de las dimensiones de aquella especie de guerra civil que enfrentaba el capitalismo ascendente –basado en la fábrica, la disciplina laboral y la libre competencia– con los luditas, que reivindicaban el precio justo, el salario adecuado y la calidad del trabajo”.
Una huella indeleble e idealizada
El ludismo apenas cosechó ninguno de los objetivos que reclamaba. Sin embargo, sirvió de inspiración para posteriores movimientos obreros que dieron pie a otros de mayor envergadura durante el siglo XX como el sindicalismo, el comunismo o el anarquismo. Es por ello que la lucha de los luditas se presta a la mitificación y ha sido utilizada como símbolo de la dignidad obrera. No en vano:
“Fueron precisamente los obreros luditas los primeros que, dentro del sistema, rechazaron en la práctica esa desastrosa transformación cuando se negaron a dejarse apabullar por el «sentido de la historia» y engañar por los capitalistas que querían triturarlos bajo la «rueda del progreso»”.
Referencias:
- de la Fuente López, P. 2004. Los luditas y la tecnología. Lecciones del pasado para las sociedades presentes. El Buho: Revista electrónica de la Asociación Andaluza de Filosofía 2. ISSN-e 1138-3569.
- Sánchez, F. 2019. Luditas, la gren rebelión contra las máquinas del siglo XIX. historia.nationalgeographic.com.
- van Daal, J. 2015. La cólera de Ludd. Pepitas de calabaza.