¿Cómo de grande era el perezoso gigante?
Uno de los mamíferos terrestres más grandes de la historia. Fue el primer esqueleto fósil montado para exhibirse y aún se puede visitar en Museo Nacional de Ciencias Naturales de Madrid.

Seamos sinceros, puestos a investigar el pasado con una mirada curiosa, al público general siempre le ha llamado la atención los bichos grandes. Nada de ajustarnos el monóculo y afirmar cualquier frase pedante sobre la historia de la ciencia mientras volvemos a dar un sorbito de nuestra taza de té. Si estás leyendo las palabras que acompañan al título de más arriba es porque tú también formas parte de ese gran grupo de curiosos a los que nos gusta soltar un “¡guau!” al leer o ver imágenes de alguno de los seres más grandes que han pasado por nuestro planeta. Dentro de este selecto grupo de animales extintos, el megaterio es uno de los que más ha fascinado al público y, por ende, a la comunidad científica. Sin embargo, todavía nos falta mucha información por conocer sobre el llamado perezoso gigante y su comportamiento. Lo que sí tenemos claro, gracias al registro fósil, era su tamaño. ¿Qué sentirían los primeros pobladores de América al cazar a uno de estos gigantes?

Uno de los mamíferos terrestres más grandes de la historia
Pues imagina cazar a un perezoso del tamaño de un elefante. Esa era la situación a la que se enfrentaron los primeros cazadores que llegaron al continente americano. Claro que por entonces también cazaban mamuts y dientes de sable, por lo que es difícil comprender la mentalidad del ser humano prehistórico desde la comodidad de mi sillón empuñando un ratón informático en vez de lanzas fabricadas por mí mismo.
Megatherium, el género conocido popularmente como perezoso gigante, pesaba entre 3 y 5 toneladas y podía medir 6 metros desde la cabeza a la cola. Esto lo convierte en uno de los mamíferos terrestres más grandes de la historia de la Tierra. Desde el suelo al lomo se levantaban 2 metros de poderoso esqueleto y musculatura. Tenía huesos más robustos que los de un elefante y una mandíbula muy desarrollada que solo contaba con cuatro dientes. Estos molares no paraban de crecer durante toda la vida del animal, quizás una adaptación necesaria al continuo desgaste al que eran sometidas las piezas dentales con las que trituraban hojas, frutas y ramas.
Vivió en los bosques y praderas de América, sobre todo en América del sur, desde hace unos 2 millones de años hasta su extinción hace entre 10 000 y 8000 años. No sabemos con certeza si se movían en manada o vivían de manera solitaria. Lo que sí parece resuelto es el debate científico que dudaba entre una dieta únicamente herbívora o si por el contrario también usaba sus largas garras para cazar presas o ingerir carroña. Un estudio publicado en la revista “Gondwana Research” en el año 2017 afirmaba que “la hipótesis de que Megatherium podría ser un carnívoro críptico o un insectívoro no está respaldada por los resultados obtenidos”.
Un descubrimiento español
Los restos fósiles del perezoso gigante fueron encontrados por primera vez por el fraile dominico Manuel de Torres en 1787 durante unas obras que se realizaban en el río Luján, en la provincia de Buenos Aires, Argentina. Los huesos fueron embalados y enviados al Real Gabinete de Historia Natural, la institución que sería sucedida por el actual Museo Nacional de Ciencias Naturales de Madrid.
Siete grandes cajones con los huesos del megaterio llegaron a la capital española en septiembre de 1788. Juan Bautista Bru de Ramón era un dibujante y taxidermista valenciano que fue nombrado pintor y disecador del Real Gabinete de Historia Natural en 1777. Sin embargo, su inquietud no se detuvo solo en esas disciplinas y acabó formándose como científico y naturalista. Bru se puso a trabajar con los restos llegados desde Argentina y ensambló el primer esqueleto fósil de la historia destinado a exhibirse en público.

“En 1793, el valenciano ya había realizado un minucioso estudio anatómico, había montado el esqueleto y lo había instalado sobre un enorme pedestal en la sala de petrificaciones del Real Gabinete. También había elaborado una monografía sobre el tema con una detallada descripción y 22 dibujos, uno del esqueleto montado y el resto de los huesos sueltos, realizados en cinco láminas de gran tamaño que serían calcografiadas por Manuel Navarro, un prestigioso grabador de la época”.
Sin embargo, la monografía no llegó a publicarse en el plazo que se esperaba. En ese tiempo, un representante del gobierno francés vio el fósil ensamblado del megaterio en el Real Gabinete y se interesó mucho por el animal. Se hizo con copias de los dibujos de Bru y se los envió a sus compatriotas. A partir de estos dibujos, Georges Cuvier publicó en 1796 el primer estudio científico sobre los restos fósiles, en el que la especie fue nombrada como Megatherium americanum. Hasta el descubrimiento de los dinosaurios a mediados del siglo XIX, la megafauna americana fue la que ofreció los fósiles que más fascinaban al mundo.
Referencias:
- Bocherens, H. et al. 2017. Isotopic insight on paleodiet of extinct Pleistocene megafaunal Xenarthrans from Argentina. Gondwana Research 48, 7-14. DOI: 10.1016/j.gr.2017.04.003
- Garriga, J. (Ed.). 1796. Descripción de un quadrúpedo muy corpulento y raro, que se conserva en el Real Gabinete de Historia Natural de Madrid. Imprenta Viuda de Ibarra.
- Martínez, C. 2018. El perezoso gigante que fascinó al mundo. mncn.csic.es.