¿Qué ruidos hacían los dinosaurios?
¿Rugían como en las películas? ¿O se parecían más a las aves actuales?

Los nietos de John Hammond se encierran asustados en el coche. El ejemplar de Tyrannosaurus rex del “Parque Jurásico” atraviesa la alambrada que debía mantenerlo encerrado. Da un paso adelante, inclina su cuerpo y emite un poderoso “cooooc cloooo cloooo” mientras agita sus plumas al viento. De haber sido así una de las escenas más míticas del cine, estamos de acuerdo en que hubiese resultado mucho menos espectacular. Sin embargo, sí que se habría acercado mucho más a la realidad científica.

Recreación de Tyrannosaurus rex. iStock.
Los rugidos en las películas
Es admirable la capacidad creativa de los productores de sonido en el cine que ha tenido como protagonistas a dinosaurios. Los rugidos y demás sonidos emitidos por estos animales en películas como “Parque Jurásico” forman parte de lo más aterrador que se pueda escuchar de la cultura popular. Sin embargo, no son más que creaciones que buscaban precisamente eso: impresionar e inducir miedo al espectador.
Ya en 1933 se vio en la gran pantalla a King Kong enfrentándose a unos dinosaurios. Estos emitían unos rugidos que fueron creados a partir de la grabación de los sonidos de un puma y aire comprimido. Sesenta años más tarde, Steven Spielberg revolucionó el cine (y de paso la paleontología) con su exitosa película con dinosaurios como parte del reparto. En ella se escuchan diversos sonidos emitidos por estos animales. El famoso rugido del Tiranosaurio se creó a partir del barrito de un elefante bebé, el gorgoteo de un caimán y el bufido de un tigre. Los encargados de sonido mezclaron estas grabaciones jugando con el ritmo y sus frecuencias hasta lograr el espectacular resultado de la cinta. Más rebuscadas fueron las grabaciones realizadas para poner voz a los velocirraptores. Estos se formaron a partir de chillidos de delfín, bramidos de morsa, siseos de ganso, llamada de cortejo de la cigüeña africana, el apareo de tortugas y gruñidos humanos. Debió ser divertido estar en la mesa de mezcla con los productores de sonido. Ellos solo pudieron basarse en su instinto para crear rugidos espectaculares, pero ¿qué dice la ciencia sobre los sonidos de los dinosaurios?
Menos rugidos y más cacareo
Por desgracia no existen evidencias acerca del ruido que podrían emitir los dinosaurios. Los órganos del aparato fonador están compuestos de tejidos blandos y, por tanto, difícilmente podríamos encontrar alguno fosilizado. Sin embargo, tenemos pistas que nos acercan a una realidad muy distinta de los rugidos de las películas.
Un equipo de investigadores de Estados Unidos y Canadá publicó un estudio en el que explicaban que los dinosaurios emitían sonidos parecidos al arrullo de una paloma o el gruñido nasal de un avestruz. A falta de fósiles que pudieran darnos una mayor información, una de las opciones es estudiar el asunto a partir de los dinosaurios que aún siguen vivos en la actualidad: las aves. Los científicos analizaron la evolución de los sonidos emitidos por 208 especies de aves y confirmaron un mínimo de 16 cambios en la evolución del comportamiento vocal, sobre todo en aves de mayor tamaño, que podrían estar más cercanas a los sonidos de los extintos dinosaurios.

Recreación de un enfrentamiento entre Tyrannosaurus rex y Triceratops. iStock.
De entrada, hay que apuntar que abrir la boca para emitir sonidos es propio de los mamíferos, pero no es necesariamente así en las aves, que pueden emitir ruidos también con el pico cerrado. Analizando la anatomía de las aves, parece que los dinosaurios tampoco contaban con cuerdas vocales, sino sacos de aire situados en el tórax que hacían sonar llenando de aire el esófago. A partir de esta teoría, se piensa que los dinosaurios de grandes dimensiones tendrían habilidades vocales similares a las aves más grandes de nuestros días como los avestruces y los casuarios.
Claro está que hubo tantos dinosaurios distintos como tipos de cantos y sonidos entre las aves hay hoy. Pero la ciencia apunta a eliminar el rugido como el sonido emitido por los grandes dinosaurios, que más bien arrullarían, gruñirían o ulularían. Y sería un error pensar que este hecho hace más ridículos a los dinosaurios que si emitieran un aterrador rugido. ¿Has oído un gallo cantar al amanecer? ¿O el chillido de un pavo real? Son sonidos muy potentes. Ahora imagina el arrullo de una paloma o el sonido de un avestruz, pero saliendo de un animal que pesa 7 o 9 toneladas. No es el ruido emitido lo que nos resulta aterrador, sino que es el animal que lo emite el que impone el terror que asociamos a sus sonidos. Ya fuera cacareando o arrullando, con la boca cerrada o abierta, el sonido de Tyrannosaurus rex debió estar entre los más aterradores que se hayan escuchado en la historia de nuestro planeta.
Referencias:
- Riede, T. et al. 2016. Coos, booms, and hoots: The evolution of closed-mouth vocal behavior in birds. Evolution 70, 8, 1734-1746. DOI: 10.1111/evo.12988.
- 2016. Tendencias científicas: El arrullo —que no rugido— de los dinosaurios. cordis.europa.eu.