Las primeras ambulancias de la historia
Aunque han existido casi desde el origen de los tiempos, el concepto de ambulancia volante llegaría de la mano de Dominique-Jean Larrey.
Desde los orígenes de la humanidad han existido métodos de transporte de los enfermos o heridos hasta otro punto donde se les pudiese ofrecer atención médica. Al principio, los heridos se trasladaban atados a caballos, mulas o camellos. Y es que la asistencia al desvalido ha existido siempre a lo largo de los tiempos.
Diferentes documentos históricos prueban que el primer vehículo específico destinado al trasporte de enfermos se creó en torno al año 900 a.C, aunque no hay datos fehacientes que prueben que eran los primeros, ya que quizás las ambulancias surgieron a partir de la invención de la rueda, quizás en el 3.500 a.C.
Tenemos constancia de que la primera ambulancia podría estar fechada en el siglo X, construida por los anglosajones, y consistía en una pequeña parihuela colocada sobre un carro tirada por caballos. También durante las Cruzadas del siglo XI, la Orden de Malta estableció hospitales para atender a los heridos que disputaban las batallas en Tierra Santa. Los caballos se convirtieron en el motor de las ambulancias hasta el siglo XX.
El médico de Napoleón
Durante el reinado de Isabel I de Castilla, allá por el 1487, ya se empezaron a popularizar las ambulancias y hospitales de campaña, aunque se dejaban a los enfermos en el campo de batalla hasta que finalizaba la guerra, lo cual derivaba en un mayor número de bajas.
Pero todo cambió con la llegada de Dominique-Jean Larrey, el médico de Napoleón Bonaparte, que desolado contemplaba como durante la batalla de Spires entre Francia y Prusia se dejaba a los heridos abandonados.
Así fue como durante la Revolución Francesa, en julio de 1793 en el asedio de Maguncia, puso en marcha su sistema de ambulancias volantes. Un sistema eficiente de carros tirados por caballos que transportaba a los heridos hasta los hospitales con la intención de que fuesen atendidos en las siguientes 24 horas.
Aquellas ambulancias volantes estaban compuestas de una caja de madera abovedada, con paneles laterales forrados, dos ventanucos a ambos lados y puertas de doble batiente delanteras y traseras. En el interior figuraban cuatro rodillos que permitían deslizar al herido sin problemas sobre la basa, en la cual iba un colchón forrado de cuero.
En 1798, en plena contienda en Egipto, Larrey organizó por primera vez un equipo cualificado de médicos y cirujanos en 16 ambulancias tiradas por camellos o mulos.

La ambulancia en los conflictos del siglo XX
Ante la inminente llegada de la Primera Guerra Mundial se comenzaron a popularizar las ambulancias de campaña.
Se comenzó a utilizar la FordT de 1916 como ambulancia de campo. Realizada en madera y generalizada por el bando de la Triple Alianza, alcanzaba una velocidad máxima de 72 kilómetros por hora y contaba con un motor de cuatro cilindros refrigerados por agua.
La Cruz Roja empezó a incorporar ambulancias motorizadas, en lugar de tiradas por caballos, estando gestionados los envíos de ambulancias por la policía mediante el uso del telégrafo y el teléfono.
En esta época se incorporaron tablillas que servían como apoyo para los pacientes mutilados y radios bidireccionales que hicieron más efectiva la solicitud de las ambulancias.
En una guerra de trincheras, los aviones cobraron peso en combate, como soporte fotográfico y como ambulancias. Aunque se esbozaron durante el conflicto armado, los primeros aviones ambulancia surgieron en 1920 de la mano de la Australian Inland Mission.
Durante la Segunda Guerra Mundial se adaptó el Ford T como ambulancia, para alcanzar los 75 kilómetros por hora y moverse en terrenos irregulares. Además su amplitud permitía trasladar a los enfermos en camilla. No obstante, el número de ambulancias se redujo considerablemente al ser destinados los médicos al campo de combate.
Vehículos de policía o de particulares se utilizaban para transportar pacientes. En esta época surgió la Austin K2, tanto en el conflicto como en las zonas civiles.
En 1950, durante la Guerra de Corea, se evacuaron a más de 20.000 heridos gracias a este sistema, el cual permitió reducir la mortalidad en un 50% y que pudiese aplicarse posteriormente en la Guerra de Vietnam. Así sería como a partir de los años 50-60 se equiparía a las ambulancias con sistemas de resucitación cardiopulmonar con masaje cardíaco y respiración boca a boca.
Ambulancias civiles
La aplicación de las ambulancias a la población civil llegaría en 1865 en Cincinnati y posteriormente en 1869 en Nueva York. Era vehículos tirados por caballos equipados con el material básico, por lo que su función era de transporte al hospital.
En 1899 se implantó el modelo de ambulancia motorizada. Era un vehículo muy pesado que no podía superar los 20 kilómetros por hora.
En 1966, Frank Patridge creó la unidad móvil de cuidados intensivos para atender a pacientes con cardiopatías isquémicas a domicilio.
Sería en el último tercio del siglo XX cuando empezaron a adaptarse al modelo actual de ambulancias que conocemos actualmente.

Descripción de la imagen
La motorización
La primera ambulancia con gasolina fue la Ambulancia Palliser, presentada en 1905. Tenía tres ruedas, una en la zona delantera y dos en la trasera. Era un tractor con una chapa a prueba de balas. Ese mismo año, el Cuerpo Médico de la Armada Real solicitó una serie de furgonetas de dos pisos a la empresa Straker-Squire para adaptarlas como ambulancias.
La producción en masa de ambulancias de automóviles empezaría en Estados Unidos en 1909 de la mano de James Cunningham, Son & Company. Era de 32 caballos de potencia (24kW), 4 cilindros en el motor de combustión interna, suspensión en la capilla y luz eléctrica.
Ahora las ambulancias incluyen sistema ABS, sistemas de elevación de camillas y otros avances que mejoran el trabajo de los sanitarios y la comodidad de los pacientes.