Tras el misterio de Canaris: David Casado Rabanal nos descubre los secretos del maestro de espías nazi
Con motivo de la publicación del libro Canaris. El espía y confidente de Franco (Pinolia, 2023), Muy Interesante entrevista a su autor, David Casado Rabanal. Una oportunidad única para conocer más de cerca la enigmática e interesante figura del que fue considerado como un auténtico "maestro de espías".

David Casado Rabanal, autor de Canaris. El espía y confidente de Franco
Wilhelm Canaris es considerado uno de los mayores misterios de la historia de la inteligencia alemana. Nacido el 1 de enero de 1887, su vida, y su propia personalidad, formada por zonas oscuras que nunca han sido verdaderamente esclarecidas, han alimentado las más variadas hipótesis. Especialmente en lo que a su posición —de "resistencia simulada" o real— frente al régimen de Hitler se refiere.
Muy Interesante ha entrevistado a David Casado Rabanal, autor de Canaris. El espía y confidente de Franco, un libro donde nos desvela muchos de los secretos del que ha llegado a ser considerado como "maestro de espías" nazi, y en el que analiza su papel en nuestro país y su relación con Francisco Franco, entre otros.
P.- A pesar de su importancia, ¿por qué Canaris ha sido un personaje tan obviado en España?
R.- Pienso que el profesor Ros Agudo tiene razón y el olvido sobre Canaris ha sido intencionado, porque resulta una figura incómoda a la hora de poner de manifiesto la clara preferencia de Francisco Franco y su régimen dictatorial respecto a la Alemania nazi, y sus aspiraciones de convertirse en el tercer líder de la nueva Europa que habría de surgir tras la victoria de Hitler y Mussolini sobre las democracias aliadas. También influye el que somos un país al que le han enajenado su memoria y falseado su historia, sobre todo, la del siglo XX, y la propaganda franquista al respecto todavía resulta hegemónica y pesa como una losa.
"Resulta una figura incómoda a la hora de poner de manifiesto la clara preferencia de Francisco Franco y su régimen dictatorial respecto a la Alemania nazi".
P.- ¿Por qué se ha divulgado tan poco sobre Canaris? ¿Por qué no es tan “conocido” como otros espías, quizá, más populares?
R.- Tendríamos que precisar que Canaris apenas se ha divulgado en España, pero que sí resulta mucho más conocido en Europa. De todas formas, la popularidad de los personajes relacionados con el espionaje se la debemos al cine, y aunque existen documentales y alguna película sobre este espía alemán, no son nada comparables con los protagonistas de las novelas y los filmes propios del género. Pero esto también ha sucedido con otros espías hasta fechas bien recientes, como por ejemplo el español Juan Puyol, más conocido por su nombre en clave británico de «Garbo». En el caso de Wilhelm Canaris, resulta obvio además que tratándose de un hombre ligado a los servicios de inteligencia, todo lo que concierne a su persona está envuelto en un halo de secretismo y misterio, porque además, la mayoría de los archivos de la Abwehr (la Defensa), el servicio secreto de la Wehrmacht que él dirigió, fueron destruidos a propósito por las Schutzstaffel (SS), dependientes del Sicherheitsdienst (el máximo órgano de seguridad del Reich), incluidos los «Diarios» del almirante. La información que nos ha llegado tiene mucho más que ver con las pruebas que se presentaron a su favor en los juicios de Núremberg y las memorias de aquellos que lo trataron en vida o se relacionaron con él.
Precisamente, la primera obra que se publicó sobre Canaris fue a mediados de los años cincuenta del pasado siglo (Hasta el amargo final), firmada por Hans Bernd Gisevius, un diplomático y agente de la Abwehr que lo conoció en persona, seguida de la biografía Canaris. Patrit und Weltbürger, del periodista alemán Karl-Heinz Abshagen, hoy convertida en un clásico. De Canaris también se ocuparon en sus memorias personajes tan relevantes como el espía británico Kim Philby, o el general Reinhard Gehlen, en su día responsable de los servicios de inteligencia de la República Federal de Alemania. Entre nosotros, Canaris aparece en las Memorias de Ramón Serrano Suñer, y en la actualidad algunos historiadores ya lo mencionan en sus obras, como el profesor Manuel Ros Agudo, quien ya ha explicado que Canaris es víctima en España del olvido intencionado que envuelve a todo lo que tenga que ver con el destacado papel del régimen franquista en pro de las potencias del Eje.
P.- ¿Por qué fue confidente de Franco? ¿Tuvo algún papel en el comienzo de la Guerra Civil? ¿Y en que Franco llegara a donde llegó?
R.- Desde el comienzo de la Guerra Civil española, Canaris y su homólogo italiano, el general Mario Roatta ─jefe de la OVRA (Organización para la Vigilancia y Represión del Antifascismo)─, fueron los que por delegación de sus respectivos gobiernos eligieron a Francisco Franco como el único interlocutor válido del bando de los militares sublevados. Gracias a ello, sobre él recayó toda la ayuda financiera y militar de las potencias del Eje. Esto explica la preeminencia de Franco sobre el resto de los generales conjurados y su elección como Caudillo y jefe del Estado (mientras dure la guerra) en la reunión de la Junta de Defensa Nacional, del 12 y 28 de septiembre de 1936, en el aeródromo de Salamanca. Al parecer, la extrema crueldad con la que sus homólogos Emilio Mola y Gonzalo Queipo de Llano se comportaron desde el principio, les produjo a Canaris y Roatta su total rechazo, dejándolos de lado. Desde entonces, Canaris se convirtió en amigo y confidente del Generalísimo, quien no daba un paso en sus relaciones con Berlín sin consultarle primero. El almirante también representaba una fuente extra de información para el Caudillo, que se mantuvo vigente durante toda la Guerra Civil y la guerra mundial, compensando y sopesando tanto las opiniones de su cuñado, el ministro Serrano Suñer, siempre a favor del Eje, como las propias fuentes de los aliados. Y cuando Serrano Suñer cayo en desgracia, ante el temor de Franco de verse solo y aislado, en manos de sus generales monárquicos ─para entonces todos sobornados por Churchill y Juan March─, el jefe de la Abwehr le mantenía en alerta.
"Canaris se convirtió en amigo y confidente del Generalísimo, quien no daba un paso en sus relaciones con Berlín sin consultarle primero".
P.- ¿Canaris quería que España entrara en la Segunda Guerra Mundial?
R.- Desde luego que no. El almirante sabía que España iba a resultar una pesada carga caso de que participara en el conflicto. El país estaba arruinado y el Ejército español no disponía de recursos para librar un combate más allá de un par de semanas. Solo el valor estratégico de la península ibérica podía representar un aval para las potencias del Eje, pero el precio a pagar era tan alto que no merecía la pena nuestra participación. Así se desprende de la mayoría de los informes que la Abwehr y el propio Canaris remitía a los jefes del Oberkommando der Wehrmacht (el Alto Mando). Hoy sabemos que su gestión en la sombra contribuyó al fracaso de la reunión de Hendaya (23 de octubre de 1940), evitando así la ocupación alemana de Gibraltar y propiciando que España se mantuviera al margen de la conflagración mundial, tal y como deseaban los aliados. Para entonces, Canaris ya barruntaba el futuro desarrollo de los acontecimientos internacionales y no se hacía ilusiones al respecto. De ahí que su figura histórica y su persona guarden un atractivo que está fuera de toda duda, además de ser una leyenda para el mundo de las operaciones clandestinas del siglo XX.

Wilhelm Franz Canaris
P.- ¿En qué consistía la ‘KO-Spanien’?
R.- Nada más estallar el conflicto europeo, Canaris transformó sus redes secretas de espías en lo que llamo Kriegsorganisation (Organizaciones de Guerra), repartidas por todos los países de interés o conflicto para Alemania. La KO-Spanien, que reunió a más de dos mil agentes repartidos por unas cuarenta ciudades de la Península (incluido Portugal), fue la mayor red de espionaje existente en un país neutral y una de las más grandes que tuvo la Abwehr a todo lo largo de su historia, rivalizando con las organizaciones de la inteligencia alemana en Polonia, Reino Unido, Estados Unidos o la Unión Soviética, las naciones enemigas declaradas de la Alemania nazi. La posición estratégica de España, como puerta de acceso al Mediterráneo occidental, puente con el norte de África, soberana en los dos archipiélagos de Canarias y Baleares, en posesión del protectorado marroquí y punta avanzada en el Atlántico, con decenas de puertos que sirvieron de refugio y avituallamiento para la Kriegsmarine (Marina de guerra) y la Ubootwaffe (Arma submarina), además de estaciones de radio y seguimiento para la navegación marítima y aérea, convirtieron a nuestro país en un enclave de primer orden para el desarrollo de las actividades de inteligencia por parte de las potencias del Eje y los Aliados. Ciudades como Madrid, Barcelona, Valencia, Cartagena, Cádiz, Tánger, La Coruña, Santander, Bilbao y San Sebastián, pero también Vigo, Algeciras, Mallorca o Las Palmas de Gran Canaria, fueron las trincheras de esa guerra sorda librada por los servicios de espionaje y contraespionaje de todos los contendientes.
P.- ¿Canaris llegó a odiar a Hitler? Y si es así, ¿cuáles fueron los motivos?
R.- Canaris fue un patriota alemán y un hombre de derechas, monárquico y conservador, pero también un humanista que odiaba la violencia. La personalidad del almirante fue más compleja y polifacética de lo que podría pensarse para un militar de la Alemania nazi. Leyendo a sus biógrafos, he llegado a verlo como un hombre cosmopolita por su educación y procedencia de la alta burguesía, imbuido en sus valores ilustrados y que siguiendo la máxima de Kant pensaba que el hombre es un fin en sí mismo y no un medio para los fines de los demás. Él odiaba el autoritarismo, que nunca ejerció con sus subordinados, y defendió el internacionalismo y el entendimiento entre las naciones, a pesar de sufrir durante su vida la dos guerras mundiales. Tal vez su ideario principal fue defender la libertad del individuo y su independencia, por encima de cualquier adscripción religiosa, política o nacional. Él abogaba por no aferrarse (zu klammern, en alemán) a nada que impidiera esa completa libertad de pensamiento y conducta.
"Él odiaba el autoritarismo, que nunca ejerció con sus subordinados, y defendió el internacionalismo y el entendimiento entre las naciones, a pesar de sufrir durante su vida la dos guerras mundiales".
Por eso acabó distanciándose del opresivo régimen nazi y del propio Hitler, pese a recibirlo al principio con esperanza tras el derrumbe de la República de Weimar. De ahí su apoyo encubierto a la oposición alemana, el rescate de muchos judíos y la protección de los científicos alemanes del Willheim Institut de Berlín, contrarios a que el Führer se hiciera con el arma nuclear. Pocas horas antes de su final, Canaris dejó una nota de su puño y letra que se ha conservado y nos resulta reveladora. Está dirigida a su compañero de celda, el teniente coronel danés Hans-Mathiesen Lunding y dice lo siguiente: «Muero por mi Patria. Tengo la conciencia limpia. Era mi deber, por mi país, intentar enfrentarme a la locura criminal de un Hitler que ha llevado a Alemania a la destrucción. Cuida de mi mujer y de mis hijas».
P.- ¿Participó realmente en la Operación Valquiria?
R.- Así se reveló en sus Diarios y por eso lo condenaron. No actúo de forma directa, sino dando cobertura a los generales y aristócratas que la diseñaron, en especial a los generales Friedrich Olbricht y Henning von Tresckow. Este intento de magnicidio resultó el más contundente y el mejor preparado, y si la bomba que llevó el coronel Claus von Stauffenberg hubiera estallado en uno de los sótanos del búnker de la Guarida del Lobo, en lugar del barracón de madera del arquitecto Albert Sperr ─entonces ministro de Armamento y Producción de Guerra─, en donde se celebró la reunión con el Führer, el canciller y todos los convocados hubieran muerto sin más remedio. Al final, recordemos que fueron más de siete mil personas las implicadas, incluyendo al mariscal Erwin Rommel, quien por ello tuvo que suicidarse, al igual que Tresckow.

P.- ¿Por qué cree que Canaris debería ser recordado?
R.- Para nosotros, porque resulta un protagonista de primer orden en las relaciones hispano-alemanas a lo largo de casi treinta años. Desde sus primeros destinos en España, colaborando con su Embajada como observador, diplomático y espía, hasta sus relaciones con los militares del Directorio primorriverista y destacados empresarios o financieros como Horacio Echevarrieta y Juan March, pasando por sus buenas relaciones con el monarca Alfonso XIII, quien lo consideraba como su «agregado naval» oficioso y, por supuesto, con la plana mayor de los militares sublevados contra la Segunda República y más adelante, como «maestro de espías» y confidente de Franco. Es un personaje que está ligado a España y nuestra historia, y como tal, yo diría que también nos pertenece y necesitamos conocerlo para poder explicar el pasado más reciente.
P.- Si tuviera que elegir un episodio o momento crucial en la vida de Canaris, ¿cuál escogería? ¿Por qué?
R.- Canaris tuvo una vida muy intensa, primero como marino y combatiente en la Gran Guerra, y después como comandante de la Reichsmarine y agente de la inteligencia. Creo que su vida cambió para siempre cuando se hizo cargo de la Abwehr (la Defensa) el 1 de enero de 1935, relevando al capitán de navío, Conrad Patzig, acosado este por las ambiciones del Sturmbannführer de las SS, Reinhard Heydrich, mano derecha de Himmler y máximo responsable del Sicherheitsdienst (SD), la Gestapo y la seguridad del Estado. Tras las purgas y matanzas de la Noche de los Cuchillos largos (30 de junio al 1 de julio de 1934), Patzig había perdido todos sus apoyos y los militares necesitaban a un hombre capaz de entenderse y medirse con Heydrich. Ese era el contraalmirante Canaris, quien había tenido a Heydrich a sus órdenes cuando este era un cadete de la Marina de Guerra y le había iniciado en las labores de la inteligencia, por lo que Heydrich le admiraba y respetaba.

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Canaris. El espía y confidente de Franco
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