Florencio Pla, el maquis hermafrodita
Esta es la historia de Florencio Pla, el hombre al que inscribieron como mujer debido a una malformación genital, y que encontró en el maquis la oportunidad de ser reconocido tal cual era: un hombre y un guerrillero.

El maquis hermafrodita
Se echaron al monte para salvar el pellejo. Lucharon contra el franquismo con todas sus fuerzas y perdieron. El enfrentamiento de los maquis y los “huidos” contra la dictadura de Franco fue desigual y temeraria. Hubo traiciones, muerte y miseria. También momentos de grandeza, heroísmo y esperanza.
El maquis estaba formado por guerrilleros que habían pertenecido a la resistencia francesa y habían luchado contra la ocupación alemana durante la Segunda Guerra Mundial. Su denominación vino de la palabra francófona maquisards. Tenían una misión: reforzar la organización y la efectividad combativa de los “huidos” al monte.
El franquismo quiso silenciar la historia de los maquis. Sin embargo, entre los habitantes de los pueblos en cuyos montes se instalaron se fraguó una memoria clandestina, historias épicas y personajes de leyenda. La del maquis hermafrodita es una de ellas.
Florencio Pla Messeguer nació en 1917 en Vallibona, Castellón. Fue el menor de siete hermanos y creció en un hogar tan humilde como pueden ser unas casuchas de pastores.
Sus padres le inscribieron en el registro como varón, pero cambiaron de opinión y le registraron como mujer debido a que el pequeño Florencio había nacido con una malformación en los genitales. En el pueblo se decía que un amigo de la familia habría recomendado a los padres que hicieran el cambio para evitarle posibles sufrimientos en el servicio militar. Pasó a llamarse Teresa. Desgraciadamente no se libró de las burlas de sus hermanos y los vecinos. Le pusieron el apodo de La pastora.
De niño, Florencio fue quince días a la escuela, lo justo para poder hacer la comunión. Con nada más que once años se encargaba de cuidar el rebaño y andaba solo por la sierra. No se sentía mujer y deseaba por todos los medios obtener un documento que le acreditara como hombre. Por eso, cuando estalló la Guerra Civil, se le ocurrió presentarse como voluntario para combatir en las filas republicanas. El intento no salió bien y no se pudo alistar. Lo que no sabía Florencio es que acabaría integrándose en el maquis.
Sucedió tras varios incidentes con la Guardia Civil. Cierto día, un grupo de guerrilleros se escondió en la masía para cuyo dueño trabajaba Florencio. Se produjo un tiroteo y la Guardia Civil acabó prendiéndole fuego a la casa. Horas antes, otros guardias civiles le habían interrogado y obligado a desnudarse porque querían saber si era un hombre o una mujer. Tras el incendio, el miedo se apoderó de él, pues trabajaba para el dueño de la casa y huyó al monte. Se unió entonces al maquis.
A sus treinta años, Florencio se despojó de su ropa de mujer y se vistió de guerrillero. Dejó de ser Teresa y se reafirmó en el Florencio que había sido siempre. Se hizo llamar Durruti, su nombre de guerra.
Estando en el maquis, Florencio aprendió a leer y escribir. Estuvo en el grupo veinte meses pero, debido al constante acoso de la Guardia Civil y la muerte de un compañero, se escondió tres años en una cueva. Más tarde partió a Francia y acabó en Andorra, donde se dedicó al pastoreo y al contrabando de tabaco. La aventura terminó cuando otro contrabandista que le debía dinero le delató a la Guardia Civil para no pagarle.
Florencio fue acusado de 29 asesinatos, entre ellos los de siete alcaldes de la zona.
La propaganda del régimen aprovechó el asunto de la deformación y los años que pasó como mujer tachándole de “lesbiana pérfida” y de “despiadada asesina de bajos instintos”. Fue juzgado en sendas farsas de juicio y condenado a cuarenta años de prisión por un lado y pena de muerte por otro (conmutada a treinta años). Florencio pasó primero por una cárcel de mujeres y luego por una de hombres, un total de 17 años.
Finalmente, pudo inscribirse como hombre en el Registro Civil. Murió en 2004 a los 87 años de edad.
La historia de Florencio Pla Messeguer es la historia de un hombre que jamás se sintió mujer a pesar de lo que pudiera afirmarse en los papeles en los que le registraron cuando era un bebé. Vivió parte de su vida vestido como una mujer, siendo Teresa, que era el nombre que sus padres le pusieron y encontró en el maquis la oportunidad de vestirse de guerrillero, de ser el hombre con el que siempre se había identificado a pesar de su malformación, de ser aceptado tal cual era.
'Maquis y otras resistencias antifranquistas', de la editorial Pinolia
Maquis y otras resistencias antifranquistas es una recopilación de textos sobre la lucha contra la dictadura de Franco. Desde los maquis hasta el terrorismo del FRAP pasando por las revueltas estudiantiles de los sesenta, el movimiento católico, el monárquico y las revueltas dentro de las prisiones, este libro recoge los principales movimientos de resistencia.
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Portada libro Maquis
'Maquis y otras resistencias antifranquistas'
22,95 euros
Adquiere tu ejemplar aquíEl libro, coordinado por Rubén Buren, está firmado por varios expertos de la talla de Julián Chaves Palacios y Gutmaro Gómez Bravo.
Buren es un profesional multidisciplinar que ha trabajado con éxito en teatro, cine, y novela. Como director y dramaturgo ha recibido la mención especial del Premio Lope de Vega de Teatro, por Los Idus de Marzo, así como los premios a la mejor Dirección teatral, UCM 2016, por El último Ninot.
Sus obras de teatro se caracterizan por su esfuerzo en rescatar la memoria y en el reconocimiento moral de las víctimas de la guerra civil española y la posguerra.
En 2020, dirigió el largometraje Maquis, que ha sido reconocido con más de una docena de premios internacionales.
Ha sido galardonado con el Premio de Novela Histórica Alfonso X El Sabio, junto a Joaquín Leguina, por su obra Os salvaré la vida.
Ruben Buren es doctor en Investigación en Medios de Comunicación e imparte clases de cine, videojuegos y artes digitales en varias universidades españolas.
Escribe habitualmente en la revista Muy Historia.