La batalla de Vouillé: cuando los visigodos emergieron de las sombras y llegaron a Hispania
Aunque la batalla de Adrianápolis en el 378 marcó el principio del fin de la civilización romana, fue en el 507 cuando otra batalla motivó que los visigodos instauraran su reino en Toledo (Hispania).

No está del todo claro cómo empezó la batalla. Hacía calor, dado que era el 9 de agosto de 378. Se estima que unos 40.000 soldados romanos formaban una línea suelta frente a los godos, que se encontraban atrincherados detrás de sus carros, superados en número. Pero ambos bandos esperaban la llegada de refuerzos.
Después de marchar sobre el campamento levantado por los bárbaros a las afueras de los muros de Adrianópolis (actual Edirne, en la Turquía europea), mientras que el líder godo, Fritigern, acababa de enviar emisarios para intentar una negociación final, el emperador Valente dudaba en dar la orden de ataque.
Sin esperar la orden del emperador, los comandantes de dos unidades romanas de élite deciden empezar con las hostilidades. Pero el tumulto resultante acaba por ser fatal para el ejército imperial: al caer la noche solo quedaba un tercio; perecieron treinta y cinco generales, al igual que Valente, cuyo cuerpo nunca fue encontrado.
Este resultado fue una sorpresa para ambas partes. Si bien es cierto que los godos habían demostrado durante años una capacidad respetable para participar en conflictos puntuales seguidos de retiradas y reagrupamientos, ahora no parecen tener ningún plan: luego de haber intentado —en vano— tomar Adrianópolis, parten saqueando Constantinopla (que tampoco consiguen derribar).
Sin embargo, para los romanos es un fracaso sin precedentes. Y la vieja élite pagana lo convierte en un argumento contra la cristianización iniciada por Constantino cincuenta años antes: solo el abandono divino puede explicar tal fatal desenlace.
Lo cierto es que, como señalan muchos expertos, entre las innumerables fechas que se invocan con la intención de marcar la caída del Imperio romano de Occidente, el año 378 parece tener muy buenos argumentos como para ser considerado como el momento del "principio del fin".
Y unos años más tarde, en agosto de 410, Roma era finalmente invadida y saqueada por los godos de Alarico, lo que acabó conmocionando profundamente a la población: ¡la Ciudad Eterna podía desaparecer! Pero como mostró el sacerdote, historiador y teólogo hispano Paulo Orosio en su Historias contra los paganos, escritas alrededor del 416-417, en realidad el Imperio Romano no se hundió con su capital, sino que terminó por extenderse por el reino de los godos, que así se convirtieron en los herederos de Roma.
Pero fue en el año 507 cuando tuvo lugar un conflicto que, aunque ha sido poco divulgado, llegó a marcar la historia europea occidental para siempre...
Una batalla olvidada que marcó el continente
Mientras galopa hacia Poitiers, Clodoveo sabe que tendrá que librar una batalla crucial contra Alarico II, el rey de los visigodos y su gran enemigo. De hecho, es el rey de los francos quien se presenta como el defensor del catolicismo frente al arrianismo.
Es la primavera de 507, y varios acontecimientos le auguran a Clodoveo una victoria segura. Efectivamente, Teodorico el Grande, el rey ostrogodo de Italia, se encuentra a la expectativa, obligado a la inacción; no puede ayudar a su aliado visigodo, Alarico II, porque tiene todas sus fuerzas comprometidas en la defensa de su territorio. Además, el Emperador de oriente firmó un acuerdo de ayuda y asistencia con Clodoveo (algo que tuvo lugar gracias a la intermediación de Segismundo, el hijo de Gondebaud, rey de los borgoñones).
Después de una larga marcha, los francos llegan a Poitou. Está amaneciendo en el campo de batalla, y los soldados de ambos bandos están listos para desatar fuego y sangre. Pero, enfrente, el ejército de Alarico II es superado en número. Está lejos de ser una fuerza de calidad, ya que su equipo se compone de mercenarios reclutados y pagados por el rey, pero dispersos en pequeñas formaciones a lo largo del Loira.
Aunque se encuentra preocupado, Alarico II decide iniciar las hostilidades. El enfrentamiento finalmente comienza de madrugada. Suenan los cuernos y es la señal para el ataque. Pero Clodoveo implementa una estrategia simple pero sorprendente: su caballería es capaz de romper las líneas avanzadas del enemigo visigodo, y cuando se retiran rápidamente para generar desorden, la infantería completará el trabajo y extenderá, entre las fuerzas de Alarico II, muerte y desolación.
Poco a poco la batalla continuará rápidamente en una terrible lucha cuerpo a cuerpo, hasta que Clodoveo consigue acabar, con sus propias manos, con Alarico II. Una muerte repentina que se percibe entonces como una señal divina, y que provoca la huida de los visigodos hacia el sur, llevándose consigo a Amalarico, el heredero al trono. Es justo en ese momento cuando se funda el Reino Visigodo en Hispania tras la partida de la mayoría de los visigodos de Aquitania, cuya nueva capital es Toledo.

Clodoveo entra triunfante en Tours tras su aplastante victoria en la batalla de Vouillé en 507 donde fue asesinado Alarico II, rey de los visigodos, y que expulsó a estos últimos de la Galia.
'Hispania visigoda', de David Nogales Rincón
La conocida como Hispania visigoda discurre entre el traslado de la monarquía visigoda de la Galia a la península ibérica, algo que ocurrió a principios del siglo VI, tras la derrota de Vouillé (la batalla decisiva por el control de la Galia entre francos y visigodos). Aunque es comúnmente caracterizada como una época violenta y bárbara, actualmente muchos historiadores coinciden en enmarcarla como una síntesis de la cultura tanto germana como romana. Y, como hemos visto, en una de las últimas manifestaciones del mundo antiguo.
Recientemente, la editorial Pinolia ha publicado Hispania visigoda, un libro coordinado por David Nogales Rincón en el que se analiza cuál fue el papel de los visigodos en España, desde su asentamiento en la península ibérica hasta la conquista islámica de los Omeyas.
Se trata de una oportunidad única para conocer más de cerca a los herederos del Imperio, quienes continuaron algunas de sus dinámicas y encontraron en la política y tradición tardorromanas el fundamento sobre el que construir su reino. Todo ello a partir del análisis minucioso de grandes expertos, con los que descubriremos las luces de un periodo histórico tan fascinante como convulso.
Puedes leer en exclusiva el primer capítulo de este libro en la web de Muy Interesante. Y seguir el canal de podcast de Libros Muy Recomendados.
«Eres rey si gobiernas justamente, si no lo haces, no eres»