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La larga caminata: la limpieza étnica de Estados Unidos contra los indios navajos

Se vieron obligados a caminar unos 500 kilómetros para confinarse en unas tierras sin recursos. Muchos murieron por el camino.

La larga caminata: la limpieza étnica de Estados Unidos contra los indios navajos (Fran Navarro)
Fran Navarro

Los colonos estadounidenses se toparon con un estorbo en su expansión por el territorio norteamericano: los nativos. Tenemos que retrasar el reloj dos siglos para situarnos en la misma franja ideológica que veía lógica una solución tan cruel: había que eliminar a los indios y arrebatarles sus tierras. Y en estas continúan todavía en Estados Unidos. Desde su celebrada independencia hasta hoy, se han sucedido numerosas (y creativas) maneras de quitar de en medio a los nativos americanos. La historia de estos pueblos indígenas se podría resumir en una constante lucha por la supervivencia, marchas forzadas a territorios cada vez más pequeños y hostiles y, finalmente, la desaparición. Los indios navajos siguen resistiendo en el segundo de estos pasos. El pueblo indígena más numeroso de Estados Unidos mantiene viva sus costumbres, su lengua e incluso muchos elementos originales de su religión. La identidad de este pueblo le aguanta el pulso a las políticas abusivas. Y es que todos los navajos comparten un mismo trauma: la Larga Caminata.

Indios navajos

Indios navajos durante la Larga Caminata.U.S. National Archives

¡Que vienen los colonos!

Los navajos ocupaban un territorio comprendido entre los actuales estados de Arizona y Nuevo México. Divididos en tribus sin que llegaran a formar grandes naciones como hicieran otros pueblos nativos, los navajos optaban por una actitud un tanto menos belicista y se dedicaban a sobrevivir con la caza, la agricultura y la ganadería. Sin embargo, no tuvieron elección y se vieron obligados a prepararse para la guerra si pretendían conservar sus hogares. Los navajos vivieron la historia común entre los indios con guerras, abusos y hostilidad constante por parte de castellanos primero, y más tarde por los anglosajones.

En cuanto los Estados Unidos se declararon como estado independiente, se inició un incesante flujo de colonos desde la costa este hacia el oeste. En la década de 1850, ya se habían establecido un par de fuertes en territorio navajo. Las relaciones entre los nativos y el gobierno estadounidense se daban a partir de tratados. Estos documentos estaban completamente alejados de una negociación justa que mirara por el bien de las dos partes afectadas. En absoluto. Lo común era la firma de acuerdos desiguales donde los intereses anglosajones se imponían y, por si fuera poco, a menudo los estadounidenses incumplían su parte del trato en cuanto a ayudas, respeto de la soberanía y formas de vida nativas. Es decir, muchos de estos tratados fueron firmas camufladas entre la verdadera intención: una limpieza étnica, por más que se adornase con eufemismos como “asimilación cultural”.

Reservas indias como solución

Una de las soluciones preferidas por el gobierno estadounidense fue el establecimiento de reservas indias. Los nativos debían abandonar sus tierras para vivir en el territorio indicado por los blancos a cambio de protección y recursos. Como el que reparte se lleva la mejor parte, ya te puedes imaginar los trozos de tierra que le dieron a los nativos para vivir.

Como la mayoría de los nativos, los navajos también se negaron a abandonar sus tierras y forma de vida. Entre 1850 y la década de 1860 se sucedieron los enfrentamientos entre navajos y el ejército de los Estados Unidos. Una de las batallas más destacadas estuvo liderada por Manuelito (Hastiin Chʼil Haajiní) y Barboncito (Hastiin Dághaaʼ). No te dejes engañar por sus nombres en diminutivo. Con un ejército de unos 1000 guerreros, estos navajos atacaron Fort Defiance, lo saquearon y a punto estuvieron de hacerse con el control del sitio. La consiguiente tregua firmada en febrero de 1861 no tuvo el resultado que cabría esperar. Se inició así el plan definitivo para la “asimilación” de los navajos.

“Si el ejército colocara a los navajos en una reserva, lejos de las guaridas, colinas y escondites de su país, adquirirían nuevos hábitos, nuevas ideas, nuevos modos de vida. La mejor manera de civilizar a los navajos es a través de sus hijos. Los jóvenes tomarán sus lugares sin estos anhelos y así, poco a poco, se convertirán en un pueblo feliz y satisfecho”.

Estas palabras fueron escritas en una carta por James Carleton, el comandante que se encargó de llevar a cabo la expulsión de los navajos. Carleton mandó a su coronel, Kit Carson, que se encargara de obtener la rendición de los navajos. La política empleada para ello fue la tierra quemada. Carson y sus hombres destruyeron plantaciones y acabaron con el ganado para que los nativos solo tuvieran dos opciones: la rendición o morir de hambre. Algunos sucumbieron ante la segunda opción, otros lograron escapar, pero más de 8500 indios navajos fueron obligados a marchar desde sus tierras hasta una reserva en el este de Nuevo México.

Mapa larga caminata

Mapa que marca el recorrido de las distintas marchas forzadas de los indios navajos.Smithsonian Institution

La Larga Caminata

Hombres, mujeres y niños, con lo poco que tenían a cuestas, emprendieron un camino de alrededor de 500 kilómetros hasta la reserva de Bosque Redondo. Durante casi dos meses sufrieron las inclemencias del invierno y la falta de recursos. Unos 200 navajos murieron por el camino. Otros murieron al llegar a la reserva: un trozo de tierra estéril, con agua salobre que generó enfermedades y un suministro de madera insuficiente para la comunidad.

No fue hasta 1868 cuando Estados Unidos reconoció su fracaso y, a través de otro tratado, permitió a los navajos regresar a su tierra. Eso sí, con un área mucho más reducida. Con todo, pudieron prosperar y en la actualidad son la tribu nativa más numerosa de Estados Unidos con más de 300 000 miembros. Los problemas actuales pasan por elevadas tasas de pobreza, desempleo e incluso la falta de acceso a agua corriente por hasta un 40% de la población. Datos dramáticos para un pueblo que se resiste a desaparecer ante la mayor potencia del mundo. Según un navajo que sufrió la Larga Caminata:

“Enjaula al tejón e intentará salir de su prisión y recuperar su madriguera natal. Encadena al águila al suelo, se esforzará por obtener su libertad y, aunque fracase, levantará la cabeza y mirará al cielo, que es su hogar, y queremos volver a nuestras montañas y llanuras, donde solíamos sembrar maíz, trigo y frijol”.

Referencias:

  • Dunbar-Ortiz, R. 2019. La historia indígena de Estados Unidos. Capitán Swing.
  • Moral, P. 2016. La NAción Navajo: la larga marcha hacia la soberanía. elordenmundial.com.
  • Weiser, K. 2020. Navajo Long Walk to the Bosque Redondo. legendsofamerica.com.
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