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Leblouh, Chhaupadi y otras tradiciones machistas

En algunas partes del mundo siguen existiendo prácticas que someten a las adolescentes a brutales torturas que mutilan o impiden el desarrollo natural de sus cuerpos.


Las mujeres y sus cuerpos han soportado siglos de opresión machista. Desde leyes y normas que les ocultan de la sociedad encerrándolas bajo un burka a brutales prácticas de mutilación. A lo largo del mundo siguen existiendo algunas tradiciones que someten al cuerpo de las adolescentes a auténticas torturas físicas.

Una de ellas es el Leblouh, una antigua tradición de Mauritania consistente en obligar a las niñas a engordar con el objetivo de conseguir un marido. El ideal de belleza femenino de este país era el de una mujer obesa, y ofrecer en matrimonio a una niña con sobrepeso era un gesto de ostentación de la riqueza familiar.

Aunque es una práctica en retroceso, se sigue empleando. Medicamentos y hormonas para el engorde del ganado han sustituido a la técnica de cebar a las niñas. Tradicionalmente se conseguía el engorde a base de la ingesta de litros y litros de leche de camello y otros productos grasos, con una dieta de hasta 16.000 calorías diarias. Zeinebou Mint Taleb Moussa, presidenta de la Asociación Mauritana para la Salud Maternoinfantil, ha denunciado que los medicamentos empleados no están controlados en absoluto. "En África, y no solo en Mauritania, la belleza de una mujer proviene de sus curvas”, señaló la activista.

Una encuesta del gobierno de 2001 sobre 68.000 mujeres encontró que una de cada cinco mujeres entre 15 y 49 años había sido sobrealimentada deliberadamente.

Mutilación genital

Otra de las prácticas más extendidas por el continente africano es la mutilación genital femenina, consiste en la eliminación total o parcial de algunas de las partes de los genitales femeninos, especialmente el clítoris para acabar con el placer sexual de las mujeres.

Abida Dawud fue sometida en Etiopía a la ablación cuando tenía siete años y actualmente es una activista que en primera persona informa sobre su experiencia para promover la abolición de esta tortura: “Siempre tuve problemas urinarios. Cuando tuve mi periodo mensual fue muy doloroso. Solía tener ganas de vomitar. Solía vomitar, y fue un momento muy terrible para mí. Luego di a luz, y hasta el día de hoy todavía sufro del dolor. Solía preguntarle a mi madre por qué me hizo esto. Le pregunté por qué me dejaba sufrir tanto. Me prometí a mí misma que no mutilaría a mi hija”

Más de 200 millones de mujeres y niñas vivas actualmente han sufrido algún tipo de mutilación en los 30 países de África, Oriente Medio y Asia donde se concentra esta práctica, según la Organización Mundial de la Salud.

Planchado de pechos

Sin salir de las torturas corporales, en algunos países africanos también se sigue perpetrando el planchado de pechos. Este tipo de violencia contra el cuerpo de la mujer consiste en aplanar y no dejar desarrollar los pechos de las niñas para hacerlas menos atractivas y retardar sus primeras relaciones sexuales.

Es una costumbre de Camerún y otros países africanos, en la que las madres con piedras, espátulas o morteros calentados al fuego, planchan los pechos de sus hijas varias veces al día durante varios meses para impedir el desarrollo natural mamario. Otra modalidad es la de aprisionar el pecho con vendas muy ajustadas.

El planchado puede llegar a generar quistes, pérdida de alguno de los pechos o cáncer, además, de trastornos psicológicos. Como Dawud con la ablación del clítoris, varias víctimas del planchado han querido contar su experiencia para acabar con esta brutalidad. La togolesa Bettina Codjie sufrió durante un mes el planchado en sesiones matutinas diarias que se prolongaban durante 10 minutos, hasta que se negó a seguir con la práctica: "Mi madre fue a buscar un bastón y me explicó que tenía que golpearme todas las mañanas, al amanecer. Me pareció un poco raro, no lo entendía. Cuando los pechos empiezan a crecer, duele. Así que cuando te golpean, es peor...", señaló al diario El País en 2019.

Por último, también existen otra serie de prácticas que sin llegar al maltrato físico directo, discriminan a las mujeres por el hecho de serlo. El Chhaupadi es una costumbre hindú prohibida en el 2005 en Nepal pero todavía vigente en algunas zonas del país que consiste en expulsar a la mujer de la casa durante su menstruación.

Esta tradición tiene como objetivo que la mujer, considerada impura durante su regla, no contamine al resto de personas, animales o alimentos. La creencia sostiene que si una mujer con la regla toca por ejemplo una fuente de agua, esta quedará contaminada. Las mujeres deben abandonar su hogar y se suelen instalan en humildes cabañas o chozas. El Chhaupadi deja cada año algún fallecimiento provocado por las inclemencias del tiempo.

Referencias y noticias

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