¿Existió de verdad la llamada 'ciudad perdida del Kalahari'?
A lo largo de la historia, especialmente en épocas de descubrimientos y exploraciones geográficas, fue bastante común que apareciesen leyendas sobre lugares espectaculares, llenos de riquezas y maravillas que el ojo humano no había contemplado previamente. Especialmente en continentes en los que los europeos habían establecido su dominio desde el siglo XVI como fue el caso de América y África. Lugar donde supuestamente reposaba la conocida como ciudad perdida del Kalahari. El caso es ¿existió de verdad?
Para empezar tenéis que saber que el desierto del Kalahari está situado en el sur de África, repartido entre los actuales países de Namibia, Botswana y Sudáfrica. Y para entender la historia de esta ciudad perdida, debemos remontarnos a finales del siglo XIX, cuando se difundió entre los europeos que en aquella zona concreta del continente africano existían numerosos yacimientos de diamantes. Una piedra preciosa, todo sea dicho, cuya explotación ha provocado decenas de conflictos armados, y sobre todo, violencia, en dicho lugar.
Fue entonces cuando un tal William Leonard Hunt, un funambulista, inventor y promotor canadiense apodado “El gran Farini”, que se había dedicado durante años al mundo del espectáculo, siendo y que se hizo famoso a nivel mundial por haber sido una de las primeras personas en cruzar sobre un alambre haciendo equilibrio de lado a lado las cataratas del Niágara en 1860, se presentó ante la Royal Geographic Society de Londres con un informe y un mapa del propio desierto en el que aparecían señaladas unas supuestas ruinas de una ciudad monumental. Unas ruinas que, siempre según él, existían pues había tenido la fortuna de dar con ellas durante un viaje personal tiempo atrás a través del propio Kalahari acompañado de su hija Lulu. Aportando para sostener su discurso una descripción del sitio con gran cantidad de detalles apoyadas con varias ilustraciones dibujadas por su propia retoña, donde se podían observar numerosos restos de edificios, como columnatas, plazas e incluso una impresionante muralla de tamaño descomunal nunca antes vista en África.

Ciudad perdida Africa
Sin embargo, pese a la espectacularidad, sus documentos no causaron gran interés en los expertos de la prestigiosa institución británica. Quedando estos durante varios años apartados en un cajón. No obstante, Hunt, no tiró la toalla con este asunto y volvió a la carga escribiendo un libro donde narró, en primera persona, las peripecias vividas por África que le llevaron a encontrarse con los restos de aquella misteriosa ciudad perdida. Un libro que vio la luz en el año 1886 con el nombre de “A narrative of a journey with gun, camera, and note-book to Lake N'Gami and back” (“A través del desierto del Kalahari. Una narración de un viaje con pistola, cámara, y cuaderno de notas al Lago N’Gami y retorno”) y que, lamentablemente para él, tampoco volvió a tener mucha repercusión.
Y os preguntareis… ¿Y cómo acabó entonces popularizándose la leyenda de esta ciudad perdida? Pues gracias a que a principios de los años 20 del pasado siglo XX, el profesor de la universidad sudafricana de Rhodes, Edward H.L. Schwartz, el doctor Walter Meent Borcherds y el periodista F. R Paver rescataron del ostracismo la obra de Hunt (que por aquel entonces era ya muy anciano) y decidieron ponerse a investigar sobre el terreno para intentar dar con la legendaria ciudad descrita por este años atrás.
Estas pesquisas empezaron a publicarse en la prensa local sudafricana, comenzando a hacerse famosa entre la gente la supuesta existencia de una maravillosa ciudad construida por una civilización perdida muy cerca de sus fronteras. Como resulta lógico, esto generó el mismo efecto que una bola de nieve, y las historias y descripciones que iban apareciendo del lugar fueron cada vez más y más exageradas. Tanto, que el “boom” de la historia de la ciudad perdida del Kalahari acabó derivando en la aparición y organización de cientos de expediciones anuales al árido y extenso desierto que tuvieron como objetivo dar de nuevo con la enigmática y legendaria urbe. Unas búsquedas, que finalizaron, claro está, sin éxito.
Y es que desde ese mismo momento, y hasta fechas cercanas a la actualidad, por curioso que pueda parecer, se han ido sucediendo e integrando en estas expediciones numerosos avances tecnológicos, especialmente los destinados a la detección de grandes estructuras (como sucede en muchos yacimientos arqueológicos) para dar de una vez por todas con las ruinas. De hecho, en 2010, se llegaron a utilizar varios aviones ultraligeros que sobrevolaron y peinaron casi todo el desierto intentando ver desde el aire lo que igual se escapaba desde tierra al ojo humano. Sin embargo, una vez más, los resultados fueron negativos.
Sea como fuere, a pesar de lo anterior, mucha gente, sobre todo famosos buscadores de tesoros, aún no han tirado la toalla y siguen pensando que este mítico lugar descrito por el funambulista Hunt, existe, y sigue esperando, paciente, a ser descubierto de nuevo.
Referencias:
De Tocqueville, A. (2015). Atlas de las ciudades perdidas. Geoplaneta.
Brooke-Hitching, E. (2018). El Atlas fantasma: grandes mitos, mentiras y errores de los mapas. Blume.