¿Qué armas usaba el ejército asirio?
Arcos, lanzas, carros y hondas hicieron de los cuerpos del ejército asirio una de las potencias militares más temidas de la antigüedad.
Aunque la imagen del Imperio Asirio como una realidad fundada sobre la guerra nace, en gran medida, de una voluntad propagandística, es innegable que la actividad bélica constituyó uno de los pilares sobre los que asentó su potencia en la antigüedad. Esta importancia se ha hecho patente en las investigaciones sobre el tema que, de la mano de especialistas como Davide Nadali, Fabrice De Backer y Tamás Dezsö, han explorado aspectos como las representaciones de la guerra en el arte, la organización del ejército o el uso de armamento específico en el campo de batalla.
El imperio asirio dominó el destino del Próximo Oriente hasta ese fatídico monarca en el que la caída de Nínive, en el año 612 a.C., marcó simbólicamente su desaparición. La génesis de la potencia imperial inició en el siglo XIV con la ascensión al trono de Asuruballit I. El monarca adoptó una política de corte internacional que llevó a los asirios a enfrentarse con babilonios e hititas por el control de la Mesopotamia central y el norte de Siria, respectivamente. Sin embargo, la fuerza imperial alcanzó su extensión territorial máxima durante el primer milenio a.C., con la ascensión al poder de la dinastía sargónida. Bajo la égida de monarcas como Asurbanipal II, modelo de regencia para sus sucesores, el imperio poseía un área de influencia que alcanzaba Cilicia, las costas del Mediterráneo oriental y Egipto.
En el proceso de expansión territorial, Asiria hizo un uso combinado de la diplomacia y de la guerra, que se convertía en el último recurso para someter y obligar a la capitulación de los poderes circundantes. Las campañas militares que se repetían anualmente servían al rey asirio para forjar un programa propagandístico que lo presentaba como el elegido del dios Asur, llamado a conquistar el mundo conocido. Las campañas militares periódicas, además, eran imprescindibles para mantener bajo control un territorio tendente a la desestabilización y a la emergencia de poderes tribales opositores. El trono asirio amplió su dominio sobre el Próximo Oriente y afianzó su autoridad como una potencia a la que temer.

Carro asirio
Buena parte del éxito imperialista asirio se debió al papel atribuido a la guerra. El poder asirio hizo de su ejército su punto fuerte y se estima que Sargón II dispuso de un ejército de 100000 soldados. El ejército asirio se dividía en tres unidades: la infantería, la caballería y los operadores de carros.
La infantería era la sección más numerosa y englobaba a los arqueros, lanceros, honderos e ingenieros militares. Esta versatilidad permitía a los miembros de la infantería adaptar su estrategia militar según las circunstancias, mediante la acción combinada de arqueros y lanceros, la formación de falanges o el ataque en pareja.
Los lanceros portaban una lanza y un escudo fabricado, por lo general, con cuero o fibras vegetales trenzadas. Los arqueros de la infantería ligera no llevaban casco, armadura ni calzado. Las armaduras estaban reservadas para la infantería pesada, integrada por soldados de origen étnico asirio que luchaban como arqueros y lanceros, principalmente. Una cota de malla les protegía el torso y, en ocasiones, incluso llegaba a cubrirles las extremidades inferiores, mientras que se tocaban la cabeza con un yelmo metálico acabado en punta. La guardia del rey, que estaba integrada por miembros de la caballería, llevaba protección integral y portaban, además, lanzas y grandes escudos metálicos.
La caballería estaba integrada únicamente por soldados asirios, que combatían con lanzas y arcos a lomos del caballo. Esto les garantizaba gran rapidez en el campo de batalla, así como una mayor maniobrabilidad y capacidad de realizar acciones militares específicas contra la infantería del enemigo. El caballo ocupó un papel esencial en la guerra a partir del siglo VIII a.C., cuando se introdujo el uso de la martingala en los arreos. La martingala permitía orientar al animal hacia el objetivo, lo que aumentaba la eficiencia y precisión del tiro. Hasta entonces, la caballería solía luchar en pareja, con la ayuda de un segundo jinete que se ocupaba tanto de guiar su caballo y el del compañero como de proteger con escudo la montura del arquero.

Batalla Til-Tuba
Los carros de guerra tenían dos ruedas y eran tirados por tres caballos. Por lo general, transportaban a tres soldados: uno de ellos se encargaba de disparar con el arco, mientras los dos restantes protegían al grupo con escudos o atacaban con lanzas al enemigo en caso de necesidad. En los bajorrelieves de los palacios asirios, el rey suele representarse en carro en el acto de disparar flechas al enemigo.
Los arqueros constituían el elemento más efectivo del ejército asirio. Cumplían una función esencial en todas las estrategias militares y muy especialmente en los asedios. Al disparar flechas continuamente a los soldados enrocados, creaban una cobertura perfecta para que los lanceros del ejército asirio pudieran escalar las murallas con la ayuda de escaleras y rampas, y tomar al enemigo. Se armaban con arcos a dos manos, una aljaba con flechas a la espalda y una espada de bronce o hierro a la cintura.
Los honderos tuvieron relevancia sobre todo en los ejércitos de Senaquerib y Asurbanipal. Participaban en asedios junto a los arqueros y lanceros. Dentro de la infantería también existían cuerpos especializados en la apertura de brechas en murallas y fortalezas. Utilizaban palancas y barras para abrir boquetes, arietes para el derribo y antorchas para quemar los ladrillos de arcilla cruda (así se solidificaba el material y resultaba sencillo romperlo a golpe de barra) o para aplicar fuego al betún, acto que acelera el derrumbamiento de la pared.
Referencias
Dalley, S. 2017. Assyrian Warfare, en E. Frahm (ed.), A Companion to Assyria, pp. 522-533. Hoboken: Wiley Blackwell. DOI: https://doi.org/10.1002/9781118325216.ch26
Nadali, D. 2018. Gli assiri. Storia di una civiltà. Roma: Carocci.