María de Zayas, autora del Siglo de Oro
La escritora barroca María de Zayas defendió, a través de su obra, la igualdad de hombres y mujeres.
Una autora admirada por sus contemporáneos
María de Zayas condensa a su alrededor hilos de misterio todavía por desvelar. Se sabe que nació en Madrid en 1590, aunque se desconoce con precisión la fecha exacta de su muerte. Por la posición de su padre, que ejercía de capitán de infantería, vivió en ciudades como Nápoles y se especula que pudo residir en urbes como Barcelona y Zaragoza. Son tan escasos y ambiguos los datos biográficos de los que se dispone que algunos estudiosos, como la filóloga y autora de María de Zayas y otros heterónimos de Castillo Solórzano Rosa Navarro Durán, considera que la autora jamás existió.
Zayas penetró en un mundo de hombres, el de la escritura, para contar historias inspiradas, según expresó ella misma, en hechos realmente acaecidos. No estaba sola en esta empresa: la acompañaron otras autoras barrocas como Juana Inés de la Cruz, Leonor de la Cueva y Ana Caro. Fue crítica con los estamentos y las elites de la época, con la injusticia y la opresión a la que se sometía a las mujeres de su clase. Recurriendo a un estilo fluido, ligero y sin demasiados aderezos, María de Zayas huyó de incluir moralinas en sus textos y, por ello, se la ha emparentado en originalidad e independencia narrativa con Miguel de Cervantes.
Sus novelas y piezas teatrales se tradujeron al francés, y algunas de ellas cosecharon un éxito notable, como las Novelas amorosas y ejemplares o Decamerón español (1637). Esta obra sigue la estructura del Decamerón bocacciano con un total de diez historias narradas por varios personajes confinados por la enfermedad. Lejos de optar por formas excesivamente cultas, sin embargo, Zayas expresó abiertamente la voluntad de que su obra pudiese ser leída tanto por los intelectuales de vasta cultura como por los legos.
Un pensamiento protofeminista

Zayas Novelas
María de Zayas se ha reivindicado como una figura de importancia en el desarrollo del pensamiento feminista. Su figura fue recuperada por otra gran autora y activista Emilia Pardo Bazán. Además del fuerte protagonismo que las mujeres tienen en sus obras, Zayas expresó, a través de sus personajes, opiniones críticas contra la idea de la honra femenina y el encorsetamiento a la que la moral las sometía.
Reivindicó el derecho de las mujeres a acceder a los libros, a la cultura y a la formación intelectual. Criticó el excesivo gusto por el adorno y la apariencia exterior cultivado por las mujeres en obras como Honesto y entretenido sarao y Novelas amorosas. En esta última, expresaba de este modo la esencia de su reivindicación: «Esto no tiene a mi parecer más respuesta que su impiedad o tiranía en encerrarnos y no darnos maestros; y así la verdadera causa de no ser las mujeres doctas no es defecto del caudal, sino falta de la aplicación, porque si en nuestra crianza como nos ponen el cambray en las almohadillas y los dibujos en el bastidor, nos dieran libros y preceptores, fuéramos tan aptas para los puestos y para las cátedras como los hombres, y quizá más agudas».
Si bien la libertad que reivindicaba concernía a las mujeres de la clase alta, y aunque las bases de su pensamiento protofeminista se formulan desde la tarima que le ofrecía su extracción social acomodada, María de Zayas puede considerarse una pionera de gran importancia posterior. En sus comedias de enredos amorosos, tan habituales en el teatro barroco, las figuras femeninas tomaban las riendas de sus vidas, emprendían y se debatían por cumplir sus objetivos.
Aunque la producción literaria de María de Zayas logró pasar la censura en el momento de su publicación, el Santo Oficio prohibió que se reeditase su obra durante el siglo XVIII. La libertad que Zayas dio a sus personajes femeninos logró que la Inquisición desaprobara sus obras. En ellas, había mujeres que gustaban de los hombres y que, en consecuencia, se entregaban a la pasión, al deseo sexual y a los apetitos. Abundaban, además, el adulterio, los desengaños y, en ocasiones, los finales aciagos para las protagonistas. De la producción literaria de Zayas se concluye que, desde la perspectiva de la autora, resultaba imposible que hombres y mujeres pudieran llevar una existencia en paz y entendimiento.