¿Es este el mejor libro de historia?
La Invención de la Naturaleza, la biografía de Alexander Von Humboldt escrita por Andrea Wulf es un serio candidato.
Casi 600 páginas, 8 ediciones en español, libro del año por The New York Times y premio al mejor libro científico de la Royal Society, entre otros. Esa podría ser la carta de presentación de La invención de la Naturaleza, la biografía de Alexander Von Humboldt que escribió Andrea Wulf.
Uno de los grandes méritos de este libro, es traer de vuelta la figura de uno de los naturalistas más importantes de todos los tiempos, aunque no siempre reconocido pese a su influencia. Enorme influencia: tanta que gran parte del planeta lleva su nombre en algún hito, desde la corriente de Humboldt, al glaciar Humboldt en Groenlandia, pasando por un pico en Venezuela, un río en Brasil, cataratas en Nueva Zelandia… Hasta en la Luna está su nombre.
Lo que hace extraordinario a este libro es que la autora, cuando fue posible, siguió los pasos de Humboldt: sostuvo su pasaporte en Quito, escaló el Chimborazo (en los tiempos del explorador alemán considerada la montaña más alta del mundo) y durmió en la selva venezolana. No es, por lo tanto, un libro escrito desde la comodidad de un estudio, sino uno viajado, rumiado, explorado… como su protagonista.
A lo largo de 5 grandes capítulos, Andrea Wulf, escritora y profesora en el Royal College of Art londinense, sigue a Humboldt desde su nacimiento y no solo con su obra monumental, también en su impacto en científicos como Charles Darwin, Humphry Davy, Galvani, Gay Lussac, Volta; poetas como Goethe, Schiller, Thoreau o Walt Whitman y políticos y reyes, entre ellos Napoleón, Thomas Jefferson o los reyes de Prusia, España y fue amigo de Simón Bolívar. A través de la relación de Humboldt con todos ellos, Wulf explica cómo era el mundo hace 200 años, desde lo humano, desde el arte y desde la ciencia.
La invención de la naturaleza relata todas las facetas de Humboldt: botánico, geólogo, geógrafo, cartógrafo, el primero que habló de cambio climático con una perspectiva científica y quien llevó a Europa 2000 especies de plantas, cuando el viejo continente tenía conocimiento de la existencia de solo 6000.
Pero no son las anécdotas las que convierten a este libro en uno fundamental para quienes gusten de la historia, se apasionen con la ciencia o sean devotos de las biografías. El trabajo de Wulf es similar al que hizo Humboldt: recolectar todo lo que podía, analizar todo lo que tenía y dejar las conclusiones a la vista. El explorador alemán lo hizo por el avance de la ciencia, Wulf por despertar la pasión por este científico del que, visto lo visto, sabemos muy poco.
En el inicio del libro, Wulf cuenta de uno de los instrumentos que Alexander Von Humboldt llevó al Chimborazo: un cianómetro, un dispositivo que permite medir el azul del cielo. Probablemente se trate del aparato que mejor resume la conjunción de la personalidad de Humboldt y la potencia del libro: una herramienta que mide el cielo es, al mismo tiempo, un imposible y una realidad, poesía y ciencia.