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Cuando España tuvo el monopolio de la nieve

Durante décadas fue un capricho solo accesible para los más ricos miembros de la nobleza

La historia de los helados se remonta a casi 5000 años atrás. Lo que podría considerarse la primera copa de helado se encontró en Egipto en una tumba de la Segunda Dinastía (2700 a. C.). Se trataba de una suerte de molde, que constaba de dos copas de plata, una de las cuales servía para colocar nieve y en la otra copa se ponía la fruta. Para almacenar la nieve, la prensaban hasta convertirla en hielo y la conservaban en “casas de hielo” excavadas en el suelo.
En la cultura persa también existen evidencias de postres a base de nieve mezclados con miel que se remontan al 500 a. C. En la Antigua Roma, por otra parte, se usaban pozas especiales construidas en los hogares de los romanos adinerados, para almacenar nieve que los esclavos traían de las montañas. De hecho, en las ruinas de Pompeya hay vestigios que indican la existencia de tiendas especializadas en la venta de hielo triturado endulzado con miel.
Algo más cerca en el tiempo, aunque lejos en el espacio, encontramos a los japoneses (el emperador Nintoku, siglo III, proclamó un Día del Hielo), mientras que en China, durante la dinastía Tang los registros hablan de una bebida elegante, consistente en leche (de cabra, vaca o búfalo) cocida con harina y alcanfor y luego colocada en recipientes de hierro y enterrada en nieve o hielo. Los árabes preparaban bebidas frías con cerezas, membrillos y granadas. De hecho la palabra sorbete vienen de la palabra turca sherbet que significa "bebida fría” y cuyo origen es otra del árabe sharab, beber.
El heladose convirtió en moda en España gracias a la nobleza. Cuenta la leyenda que el responsable habría sido el arquitecto, pintor y escultor Bernardo Buontalenti (un artista al servicio de los Medici). En 1595 Buontalenti inventó un postre helado para Carlos V de España en la fiesta inaugural del Fuerte Belvedere (que el propio Buontalenti había diseñado). Esto ha hecho que muchos reconozcan a este italiano como el verdadero inventor del helado. Su receta, a base de nata, miel, yema de huevo, una pizca de vino, otra de sal y aromatizada con bergamota, limón y naranja, es la base de la Crema Florentina.
Pero el conocimiento del helado habría llegado a España también por otro camino: las colonias en América. Los caranquis, un pueblo que habitó el norte de Ecuador,  llenaban un caldero con nieve y mezclaban frutas, batiendo la mezcla hasta que se combinaran completamente, creando lo que hoy llamaríamos "sorbete". Los Caranquis o Caras (antes de ser conquistados por los Incas), enviaban expediciones para traer bloques de hielo y nieve desde lo alto del volcán Imbabura, envueltos en gruesas capas de paja y hojas para aislamiento térmico.
Así fue cómo este postre se convirtió en un artículo de lujo. Por ejemplo, hay registros que hablan de la intención de comprar los ventisqueros de Sierra Nevada, declaraciones de las ganancias obtenidas por la nieve (se mencionan a personajes como Diego Ruiz que en octubre de 1604 se encargó del abastecimiento de nieve).  Pero lo que más sorprende es lo que relata el explorador alemán Alexander Von Humboldt cuando se encontraba en Quito, Ecuador en febrero de 1802. El viajero se mostraba muy sorprendido porque en aquella época el rey de España tenía el monopolio de la nieve en Quito, Lima y otras ciudades coloniales. La nieve se destinaba a la fabricación de sorbetes para los más pudientes. Para Humboldt era “absurdo que una cosa que caía del cielo perteneciera a la corona española”.

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