La mujer que llegó a América 500 año antes de Colón
Se trata de Gudrid Thorbjarnardottir, una vikinga nacida en Islandia y apodada la 'viajera lejana'
El estereotipo que tenemos de los vikingos es decididamente masculino. la primera imagen que nos viene a la mente es la de hombres con barba, portando hachas y una expresión belicosa en el rostro. Sin embargo, desde las valquirias de la mitología, el mundo nórdico tiene una larga historia de mujeres extraordinarias. Y ninguna de ellas representa mejor este espíritu que Gudrid Thorbjarnardóttir, una exploradora nórdica conocida como la "Viajera lejana".
Las hazañas de Gudrid han quedado inmortalizadas en dos de las sagas más importantes de la literatura nórdica: La saga de los groenlandeses y La saga de Erik el Rojo. Si bien algunos aspectos de obras, incluidos los fantasmas, los trolls y los dragones, son claramente ficticios, varios hallazgos arqueológicos apoyan las hazañas de Gudrid. En 1975, por ejemplo, se desenterró evidencia de al menos una mujer vikinga habitante, en L'Anse aux Meadows, un asentamiento de Terranova que se construyó en la época en la que vivió Gudrid. Y en 2001, se descubrió una antigua casa comunal en un valle islandés descrito en las sagas como el hogar final de Gudrid. Curiosamente, la casa enterrada no se parecía a ninguna otra estructura de su época en Islandia: era muy similar a la de L'Anse aux Meadows.
Gudrid se describe en La saga de los groenlandeses como "una mujer de apariencia sorprendente y sabia". En ambos textos, su dramática historia comienza cuando junto a su padre navegaron hacia el oeste desde Islandia para unirse a la nueva colonia de Erik el Rojo en Groenlandia. Ese viaje por mar fue notoriamente peligroso y, según relata La saga de los groenlandeses, Gudrid, su esposo y varios otros naufragaron, luego fueron rescatados por Leif el Afortunado, el hijo de Erik el Rojo. La enfermedad afligió a la colonia ese invierno, y el marido de Gudrid murió.
La saga de Erik el Rojo no habla de naufragios ni de marido. Allí en cambio, cuando Gudrid llegó, Groenlandia estaba sufriendo una terrible hambruna. Ambas sagas señalan que Gudrid se casó con Thorstein, el otro hijo de Erik el Rojo y hermano menor de Leif Erikson. Allí pasaron un invierno nada benigno, con nuevas hambrunas y plagas y que culminó con la muerte de Thorstein. Gudrid volvió a casarse, esta vez con un islandés, Thorstein Karlsefni. Fue precisamente con el con quien viajó a Vinland o Vinlandia, una región que actualmente se identifica con la isla de Terranova. De hecho, fue allí donde Gudrid dio a luz a un hijo, Snorri, el primer hijo de un europeo en el continente americano.
Gudrid continuó sus viajes a lo largo de su vida y se convirtió en una matriarca formidable, antecesora de muchos islandeses ilustres. Tanto que es su descendencia la que figura al final de La saga de los groenlandeses, no la de Erik el Rojo.
Uno de los últimos viajes de esta exploradora fue a Roma, después de convertirse al cristianismo, para ver al Papa… Si llegó a verlo o no, eso ya es leyenda. Cuando regresó de Roma, se hizo monja y vivió en la iglesia que construyó su hijo, llevando una vida como ermitaña.