La historia más cruel de los JJOO: Dora Ratjen y Gretel Bergmann
Dos atletas víctimas del régimen nazi, una por judía y la otra por su condición de género
Los Juegos Olímpicos de 1936 sin duda pasaran a la historia como una de las propagandas políticas más efectivas de cualquier gobierno. Destinados a mostrar al mundo la grandeza de Alemania, los responsables del evento buscaron todas las opciones posibles para hacerse con la mayor cantidad de medallas y demostrar la “superioridad aria”. Sin importar quienes quedaran en el camino, como les ocurrió a Dora Ratjen y Gretel Bergman.
Ya a los 16 años, Gretel Bergmann era una atleta de categoría mundial. Comenzó su carreta deportiva en 1930. Ganó dos años seguidos el oro en los campeonatos del sur de Alemania e igualó el récord nacional de salto en alto. Pero cuando Adolf Hitler llegó al poder, en 1933, fue expulsada de su club por ser judía. Su familia la envió al Reino Unido y allí participó del campeonato nacional de atletismo, en salto en alto. Y ganó el oro.
Fue entonces cuando recibió la convocatoria del equipo alemán, querían que regresara…o al menos que sirviera como excusa para mostrar que no había discriminación. Familiares suyos, que se habían quedado en Alemania, recibieron amenazas si Gretel no regresaba. Lo hizo y participó de los campeonatos locales. Y ganó en 1935 y también en 1936, con récord del país…justo un mes antes que comenzaran los Juegos de Berlín. Pero dos semanas antes de que encendieran la antorcha, Gretel recibió otra carta: no formaría parte del equipo por bajo desempeño. Fue la última afrenta que toleró: hizo sus maletas y se fue a vivir a Estados Unidos…donde ganó el campeonato nacional de salto en alto en 1937 y en 1938. Obviamente su bajo desempeño fue una excusa, pero frustró los sueños de una gran atleta que si no el oro, seguro hubiera estado en el podio de no ser por su religión.
Y ahora llega la segunda parte de la historia. Cuando los nazis expulsan a Bergmann se dan cuenta que necesitan a alguien que les permita conseguir una medalla. Nadie parecía hacerle sombra y se inclinan por Dora Ratjen, que no lo haría nada mal y quedaría cuarta al final de los JJOO. ¿Cuál es el problema? Dora, figura en la página web del Comité Olímpico Internacional como “Dora”, entre comillas. Y por una razón que aún hoy no se ha podido confirmar. En 1938, cuando regresaba de los Campeonatos de Europa (había ganado el oro) Dora Ratjen fue denunciada. Algunas fuentes, como un reportaje publicado en la revista Time en 1966, hablan de que la habrían visto llevar una peluca, cuando era hombre. Otras fuentes directamente decían que se trataba de un hombre. Sea como sea, se llevó a cabo una investigación penal pero no fue acusada de fraude y el caso se abandonó… Algo muy extraño teniendo en cuenta cómo el régimen nazi perseguía a quienes eran diferentes.
Durante años las versiones fueron contradictorias. Se hablaba de una niña criada como niño, luego del caso opuesto, de intersexualidad (discrepancia entre los genitales internos y externos)… Y tampoco ayudó en ello su padre: Heinrich Ratjen. En algunas entrevistas de la época afirmó que cuando nació le pusieron el nombre de Heinrich, y creció como un niño. Pero en otros artículos también afirmaba que había nacido como niña, a pesar de que su apariencia fue desde siempre la de un niño. De hecho en 1939 habría escrito a las autoridades para solicitar un cambio de nombre para su hijo, solicitando que se le llame Heinrich a partir de ese momento.
La versión de Dora o Heinrich, al menos la que dio en el artículo de Time, es que nunca fue una mujer y que le obligaron a ello para participar de los JJOO. Nunca más se supo de ella.