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Sexo en la Edad Media: 10 cosas que seguro no sabes

Prostitución, anticonceptivos, anulación, juguetes sexuales…había de todo en la viña del señor

El denominador común de la Edad Media en Occidente era la iglesia. Y bajo su influencia ocurría todo lo importante. Todo lo que pasaba entre el nacimiento y la muerte: bautizos, matrimonios, educación, coronaciones, guerra y claro, sexo. Y, excepto por su finalidad reproductiva, el sexo estaba mal visto por la iglesia. Lo que no impedía que el ser humano siguiera disfrutando de esta práctica. Eso sí, con muchas reglas.

Prostitución: un mal necesario

Casi 10 siglos antes San Agustín ya lo había anticipado: “Cerrad los prostíbulos y la lujuria lo invadirá todo”. Para la Iglesia la prostitución era un mal necesario. Pero eso no impedía que se señalara a las prostitutas: estaban obligadas a usar ciertos tipos de ropa para distinguirse de las damas “respetables”, debían vivir en determinadas zonas de la ciudad y no tenían capacidad legal en un tribunal de justicia.

Anulación matrimonial

Eran muchos los países europeos que durante esta época tenían leyes que consideraban la consumación como parte fundamental del inicio de la vida marital. De modo que, si esta no se producía, la mujer podía solicitar la anulación del matrimonio por impotencia. Pero para ello debía ir a un tribunal y demostrar, con testigos o pruebas inequívocas, la afirmación. Y estas pruebas eran que el hombre intentara mantener relaciones con otra mujer, que fuera estimulado por un hombre  o los mencionados testigos.

Sexo antes del matrimonio

Pese a las amenazas de la iglesia, el sexo antes del matrimonio era una práctica bastante habitual. Tanto es así que hasta en un tercio de las bodas, la mujer ya estaba embarazada.

Uso de anticonceptivos

En aquellos tiempos una de las prácticas más aceptadas para evitar un embarazo, tanto en la religión islámica como en el cristianismo, era el coitus interruptus. Pero había muchas otras técnicas; desde condones que se usaban en varias oportunidades y estaban fabricados con tripa de animales, hasta hierbas, aceites o conjuros mágicos.

Virgen otra vez

De acuerdo con Catalina Sforza, una de las mujeres más importantes de la Edad Media, era posible recuperar la virginidad con diferentes recetas y cocciones que compartió gustosa con otras mujeres. Algunas eran sencillas y apenas precisaban de un alambique, agua y salvia. Pero otras precisaban hasta 10 ingredientes y una preparación de semanas.

En la variedad está el disgusto

Parala iglesia el sexo era tolerable siempre que fuese con un propósito reproductivo. Más allá de esto…todo era terreno vedado. El sexo anal, el oral, las homosexualidad y aún la masturbación, estaban castigados con años de ayuno. Literalmente hasta 10 años.

Lesbianismo: un problema médico

Si bien la iglesia medieval mencionaba en varias oportunidades su repulsa hacia la homosexualidad masculina, son muchas menos las ocasiones en las cuales se hace mención a las mujeres homosexuales. Pero todas ellas giran o alrededor de los tratados del famoso médico griego Galeno, quien sugirió que la falta de sexo podía provocar un trastorno que debía ser curado con orgasmos (debían provocarlos parteras)  o una condición llamada ragadia del útero que consistía en que ciertas mujeres podían desarrollar protuberancias similares a penes y esto hacía que desearan a otras mujeres.

El sexo no es un juego

Aunque a veces se usen juguetes, como en la Edad Media. ¿En qué consistían? A veces más vale no saberlo. Ya desde la época de los griegos y aún antes, los egipcios, recurrían a hogazas de pan con formas muy específicas, para que las mujeres obtuvieran satisfacción sexual.

Travestismo en la Edad Media

El deseo de vestirse con ropas asociadas el sexo opuesto habitualmente, no fue una práctica extraordinaria en la Edad Media…al menos para las mujeres: si ellas lo hacían y vestían con ropajes asociados al género masculino, no había tanto problema. Pero si era un hombre el que quería hacerlo, sí se lo censuraba.

Una posición para todos.

Mientras en la India el Kamasutra era el pan de cada día, en la Europa Medieval, el sexo estaba alejado de toda diversión y placer. Por ello no es extraño que la única posición admitida para mantener relaciones sexuales, según la iglesia, fuera la del misionero. De acuerdo con el teólogo Alberto Magno había solo otras cuatro posiciones conocidas para tener sexo: lado a lado (cucharita por decirlo de algún modo), sentado, de pie y por detrás. El teólogo alemán consideraba estas últimas "moralmente cuestionables pero no mortalmente pecadores".

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