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La historia de la maratón más esperpéntica de los Juegos Olímpicos

Se llevó a cabo en 1904 y aún hoy se recuerda por varios motivos.

Fueron los terceros Juegos Olímpicos (los primeros se celebraron en Grecia y los siguiente en París) y los primeros en llevarse a cabo fuera de Europa. Se celebraron en 1904 en Saint Louis (EEUU) a la par que la Feria Mundial y los inexplicables en la actualidad, Días de la Antropología: seres humanos reclutados de los pabellones de la feria se enfrentaban en eventos deportivos como escalada de postes engrasados, bailes étnicos y lanzamientos de barro.

Pero los JJOO también tuvieron sus momentos de auténtico asombro: el gimnasta George Eyser ganó seis medallas, incluidas tres de oro, a pesar tener una pierna de madera. A pesar de esto, el evento que se llevó la palma fue el de la maratón. Algunos de los 32 participantes eran maratonistas reconocidos mientras que otros…

El estadounidense Fred Lorz entrenaba de noche porque durante el día trabajaba como albañil. A él se sumaban diez griegos que no habían completado nunca una maratón, Len Taunyane y Jan Mashiane, atletas de la tribu sudafricana Tsuana que estaban en Saint Louis como parte de la exhibición de la Feria Mundial y que llegaron descalzos a la línea de salida, y un ex cartero cubano, llamado Félix Carbajal, quien recaudó dinero para ir a Estados Unidos.

Este trabajador del servicio postal, perdió todo su dinero en un juego de dados cuando llegó a Nueva Orleans y tuvo que caminar y hacer autostop hasta Saint Louis (poco más de mil kilómetros). Obviamente llegó a la salida de la maratón sin contar con ropa deportiva y tuvo que cortarse los pantalones que llevaba puestos para que al menos parecieran deportivos.

Comienza la carrera

El 30 de agosto, y con una temperatura los 32º C, se inició la maratón de los JJOO de 1904. El recorrido de 42 kilómetros transcurría por calles con capas de polvo de varios centímetros, había varios ascensos, zonas donde el terreno era muy irregular y los competidores compartían el trazado con vehículos, paseantes y perros callejeros poco amigables, algunos de ellos obligaron al sudafricano Len Taunyane a desviarse más de un kilómetro al huir de ellos. En los 42 kilómetros solo había dos lugares donde los atletas podían beber: a los 10 y a los 20 kilómetros. Los coches que transportaban entrenadores y médicos circulaban junto a los corredores, levantando el polvo y lanzando ataques de tos.

William García, (EEUU) casi se convirtió en la primera víctima mortal de una maratón: se derrumbó al costado de la carretera y fue hospitalizado con una hemorragia interna; el polvo había cubierto su esófago y rasgado el revestimiento del estómago. John Lordan sufrió un ataque de vómitos y abandonó. Félix Carvajal se detuvo en una granja a comer manzanas… desafortunadamente estaban en mal estado, le provocaron calambres y se quedó dormido. No fue el único que sufrió de calambres: al llegar al kilómetro 14 Lorz se retorcía de dolor y se subió a un coche que siguió el recorrido de la maratón y lo llevó hasta el kilómetro 38… sin nisiquiera molestarse en bajar la ventanilla, Lorz saludaba al público desde el vehículo.

Hicks, a la postre el ganador, vivió una de las peores historias de la maratón: al completar los 16 kilómetros, su equipo médico le suministró un brebaje de estricnina y claras de huevo, lo que representa el primer caso registrado de uso de sustancias dopantes en los Juegos Olímpicos modernos. La estricnina, en pequeñas dosis, se usaba comúnmente como estimulante, y en ese momento no había reglas sobre este tipo de ayuda para mejorar el rendimiento. Dos veces más le administrarían estricnina y también aguardiente.

Mientras tanto Lorz se reincorporó a la carrera, entro en primer lugar al estadio y faltaron dos segundos para que la hija del presidente Theodore Roosevelt, Alice, le diera la medalla. Por suerte se descubrió su engaño.

Cuando esto ocurrió, entraba en el estadio Hicks, pero solo entró: ya no podía correr, ni siquiera mantenerse en pie. Sus entrenadores lo llevaron sobre la línea, sosteniéndolo en alto mientras sus pies se movían hacia adelante y hacia atrás, y fue declarado ganador. Por si aún tienes curiosidad, Len Taunyane terminó en el noveno lugar.

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