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Pazo de Meirás: el castillo que se construyó sobre la pluma

La historia del pazo de las Torres de Meirás es una de muchas vueltas que se hunde, como un foso, rodeando el pasado de España.

Pese a su carácter histórico, es el presente el que está reconfigurando el mítico castillo del pazo de las Torres de Meirás. Por un lado, el 12 de mayo se cumplen 100 años de la muerte de Emilia Pardo Bazán, su creadora. Y por otro, la reciente decisión de la justicia de devolver el mobiliario del pazo de Meirás a la familia Franco creando un conflicto con la declaración como bien patrimonial del inmueble.

¿Qué pasará con Meirás? Eso nadie lo sabe, pero sí podemos desenrollar el ovillo de la historia y ver cómo llegamos aquí. Y el primer paso es Emilia Pardo Bazán. Hija de una familia gallega noble y de dinero, fue una mujer de almas tomar: escritora (novelista, dramaturga, poetisa, traductora, editora, ensayista, periodista, crítica literaria…), catedrática, conferenciante y, teniendo en cuenta que nació en 1851, una de las primeras feministas del país, luchando por los derechos de las mujeres.

Cuando murió su padre, Emilia (que se había casado a los 16, se separó con tres hijos y mantenía una relación epistolar primero e íntima después, con Benito Pérez Galdós), decide construir el pazo de Meirás, donde solía pasar algunos veranos.  Es así como la vieja Granja de Meirás se transforma en un castillo romántico.

Emilia Pardo Bazán tenía sus propias ideas y a ello le sumó del arquitecto Vicente de Lampérez (el marido de una de sus mejores amigas, Blanca de los Ríos) y su patrimonio para comenzar las obras en 1893. Fueron 7 años en los que Pardo Bazán no solo planificó las obras: también se puso manos a ella, según el clérigo Manuel Vidal Rodríguez.

En particular en La Quimera, su torre principal y donde la intelectual se encerraba para escribir en la popular biblioteca, rodeada de más de 3200 libros.

El castillo se hizo tan famoso que, una década después de finalizadas las obras, en 1910, se celebró allí la boda de Blanca Quiroga Pardo‑Bazán (la hija de Emilia) con uno de los militares más condecorados: José Cavalcanti de Alburquerque y Padierna de Villapadierna. Allí acudió lo más granjeado de la sociedad española, incluso miembros de la realeza. Y no es de extrañar ya que el pazo de las Torres de Meirás se convirtió muy pronto en el epicentro de las tertulias literarias e intelectuales de quienes se acercaban a Galicia.

En 1921 muere Emilia Pardo Bazán y comienzan las idas y vueltas con su patrimonio. Pero no es hasta 1936 cuando Manuela Esteban Collantes (viuda del hijo de Emilia) y Blanca se convierten en las únicas herederas de todo el universo de Emilia. La primera intención de ambas fue donar el pazo de las Torres de Meirás a la Compañía de Jesús, pero la orden no aceptó algunas de las cláusulas y  en ese momento las autoridades locales, que precisamente buscaban un refugio de verano para Francisco Franco se pusieron en contacto con Manuela y Blanca para hacerles la sugerencia… que fue aceptada.

Y así llegó la residencia a manos de la familia Franco. El resto… es presente.

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