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Rómulo y Remo, los gemelos semidivinos que fundaron Roma

Los hermanos Rómulo y Remo eran hijos de Rea Silvia y el dios Marte y, según la leyenda, fueron amamantados por una loba que los encontró.

Un trono usurpado, una joven prisionera, varias intervenciones divinas, una loba muy cariñosa y dos hermanos que pudieron haber hecho grandes cosas juntos pero decidieron seguir el ejemplo de Caín y Abel. Todos estos elementos y personajes conforman una historia tan trepidante como popular, que ha acompañado a la cultura occidental desde la Edad Antigua y constituye una de las leyendas más conocidas de la cultura grecolatina. Se trata del mito de Rómulo y Remo, los hermanos que fundaron Roma.

El origen de los gemelos

Pero antes de hablar de la Ciudad Eterna debemos centrarnos en Alba Longa, urbe fundada por el héroe troyano Eneas que se erigía sobre las orillas del río Tíber. Antes del nacimiento de nuestros protagonistas gobernaba en Alba Longa el rey Numitor, que perdió el trono a manos de su hermano Amulius. El nuevo y avaricioso monarca expulsó a Numitor del reino sin matarlo, ya que seguía siendo su hermano, pero mató a toda su descendencia masculina para que nunca hubiera otro pretendiente al trono que cuestionara su derecho a reinar. Numitor también tenía una hija, Rea Silvia, a quien perdonó la vida con la condición de que pasara el resto de sus días aislada y alejada de cualquier hombre que pudiera dejarla embarazada.

Así pasaron algunos años y, no se sabe si atraído por su belleza o por el desafío que suponía su conquista, Rea Silvia llamó la atención de Marte (Ares para los griegos). Un día en que Rea Silvia paseaba  por un bosque cercano al templo en el que la habían encerrado, el dios de la guerra se le apareció y tuvo relaciones con ella (forzadas según la mayoría de fuentes). Al ver a su sobrina embarazada, Amulius ordenó matarla de inmediato pero la diosa Hestia se apareció ante él y le dijo que los bebés que esperaba Rea Silvia eran hijos de Marte y que no debía causar ningún daño a la joven. Amulius no tuvo más remedio que acatar la orden de la deidad y respetar la vida de Rea pero, cuando los niños nacieron, ordenó que se les abandonara cerca del río para que murieran de hambre o frío y así evitar la ira de Marte al no haber intervenido en su muerte de forma directa.

La leyenda dice que Rómulo y Remo, que así se llamaban los bebés, fueron encontrados por una loba (Luperca) que los cuidó, amamantó y protegió hasta que fueron hallados por un pastor llamado Gaustulus y su esposa Acca Larentia. Existe una teoría que afirma que toda la historia de la loba puede deberse realmente a una mala interpretación de la leyenda ya que, en latín, la palabra lupa se utiliza para referirse a una loba y a una prostituta. Es posible que Rómulo y Remo hubieran sido cuidados por una meretriz que los encontró o por su propia madre Rea Silvia, a la que Amulius había encerrado por su “promiscuidad”, antes de que los encontrara la pareja de pastores.

Imagen: Getty Images.

RómuloImagen: Getty Images.

Peleillas entre hermanos

Sea como fuere, Rómulo y Remo sobrevivieron y crecieron hasta convertirse en dos guerreros jóvenes y hábiles. Llegado el momento, descubrieron su origen (probablemente por el chivatazo de algún dios) y lograron deponer al usurpador y restaurar en el trono de Alba Longa a su abuelo Numitor. Habiendo cumplido su misión, decidieron fundar una nueva ciudad a orillas del Tíber, en el punto donde habían sido abandonados y encontrados por la loba Luperca. Mientras decidían en cuál de las siete colinas de la zona construirían su asentamiento, ambos hermanos discutieron y terminaron dividiendo el territorio en dos para que cada uno pudiera gobernar en su parte sin que el otro pudiera interferir. Rómulo trazó una línea en el monte Palatino y juró que cualquiera que la cruzara perecería ante su espada, lo cual sucedió: Remo, ofuscado por la disputa, desafió a su hermano cruzando a su lado y acabó muerto.

Desde ese momento, y con la sangre de su hermano manchando sus manos, Rómulo se convirtió en el primer rey de Roma en el año 754 antes de Cristo. Gobernó durante muchos años y su final es bastante misterioso. Mientras que una versión afirma que un grupo de senadores lo asesinaron en el lugar hoy marcado por el Lapis Niger, otra historia cuenta que desapareció al ascender a los cielos y unirse a los dioses bajo el nombre de Quirino.

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