La 'Pintura Negra' de Francisco de Goya
Se conoce como ‘Pintura Negra’ a una serie de catorce obras en las que Goya empleó pigmentos oscuros y un tono negativo y pesimista.
Francisco de Goya es, probablemente junto a Diego Velázquez, uno de los representantes más destacados del arte pictórico español. Su carrera comenzó a muy temprana edad (con 13 años ya pintaba imágenes religiosas) y fue cambiando conforme su mano y su mente maduraban. Especialmente conocidas son las obras que pintó en la corte de Carlos IV y su descarnada visión de la Guerra de la Independencia (1808-1814), contexto en el que realizaría su maravilloso 3 de mayo de 1808 en Madrid. Pero si hay un conjunto de obras que destacan de Goya esos son sus llamadas Pinturas Negras.
De la luz a la sombra
Se trata de un conjunto de catorce pinturas realizadas por Francisco de Goya aproximadamente entre 1819 y 1823 y que decoraron las paredes de la Quinta del Sordo, su casa de campo. Reciben este nombre por el uso que Goya hizo de pigmentos oscuros y negros así como por el tono y la temática oscura que el pintor plasmó en su trabajo. Goya realizó estas pinturas en óleo directamente sobre las paredes secas de la Quinta del Sordo y se hubiesen perdido para siempre de no ser porque el barón d’Erlanger, un acaudalado francés, decidió rescatarlas antes de que la casa de campo fuese derruida.
Las obras que conforman este grupo de Pintura Negra son Una manola: Leocadia Zorrilla, El Santo Oficio, Asmodea, Las parcas (Atropos), Duelo a garrotazos, Dos viejos, La romería de San Isidro, El aquelarre o El gran cabrón, Dos viejos comiendo, Saturno devorando a sus hijos, Judit y Holofernes, Dos mujeres y un hombre, La lectura y Perro semihundido.
Este tipo de pinturas resultan tan llamativas porque suponen un cambio considerable respecto a los trabajos previos de Goya. Se sabe que el pintor padeció una grave enfermedad el mismo año en que se cree que comenzó a trabajar en sus Pinturas Negras, a la que había que sumar la sordera, delirios y vértigos que padecía desde hacía años. El sufrimiento que le supuso su condición le llevó desde su costumbrismo clásico a una pintura más creativa y experimental que cambiaría tanto la temática como el tono de las obras hacia un mundo más pesimista. Según estudios que se han realizado con posterioridad en las obras, estas tienen rastros de proyectos distintos bajo la pintura final por lo que es posible que su enfermedad o un cambio en su mentalidad le hicieran modificar estas y dieran lugar a las Pinturas Negras.
Emoción y libertad creativa
Mientras que el arte español iba volviéndose cada vez más académico debido a la difusión del movimiento neoclasicista, Goya desprecia todo esto y realiza sus Pinturas Negras con una libertad técnica y creativa absoluta. Tampoco termina de respetar costumbres o procesos que él mismo había seguido con anterioridad, como el respeto hacia las fuentes históricas y mitológicas en las que basaba sus escenas. Por el contrario, Goya pasa a centrar toda su atención y talento en destacar la emoción de sus protagonistas y el éxtasis en las escenas que plasma. Utiliza rostros poco definidos, la fealdad y los gestos deformados para resaltar las emociones en su pintura.
Casi como un precedente del tremendismo, la obra de Goya reflejaba el ánimo del pintor tanto en su estética y gama cromática como en la forma que tenía de representar los temas que trataba. Cada una de las catorce pinturas que componen esta colección parece querer identificarse con valores o sentimientos negativos como la violencia o el paso del tiempo.

El aquelarre. Pintura Negra de Francisco de Goya.
Su llegada al Museo del Prado
Tras un breve periodo de exposición en la Exposición Universal de París de 1878, las Pinturas Negras de Goya regresaron a España y fueron entregadas al gobierno. El traslado de las Pinturas Negras de Goya al Museo del Prado se llevó a cabo en 1881 bajo la supervisión de Salvador Martínez Cubells, pintor y restaurador de la pinacoteca madrileña que se había encargado de pasar las pinturas del muro a lienzo. Las catorce obras que conforman la Pintura Negra de Goya fueron expuestas íntegramente en el Prado por primera vez en 1898.
Como curiosidad final, cabe señalar que los estudios y análisis posteriores parecen apuntar a que hubo elementos de las pinturas que desaparecieron durante el traslado. Este es el caso de la obra Saturno devorando a sus hijos, en la que Goya había representado al señor del tiempo con el pene erecto para demostrar el placer que sentía al alimentarse de sus vástagos, sabiendo que así no sería destronado por ellos. Este detalle fue eliminado y actualmente lo único que se puede apreciar es una mancha negra en el lugar donde habría estado el miembro del titán.