Billy Kimber y sus Birmingham Boys, los auténticos Peaky Blinders
La conocida banda mafiosa de la serie ‘Peaky Blinders’ tiene un antecedente histórico directo en una organización criminal que controló Birmingham a principios del siglo XX.
Peaky Blinders es, por muchos y merecidos motivos, una de las series más exitosas de los últimos tiempos. Este drama criminal creado por Steven Knight y producido por la BBC narra la historia de los hermanos Shelby (Arthur, Tommy y Michael) en su intento de hacerse con el control de los negocios criminales de la ciudad de Birmingham en los años de entreguerras. Con una estética cuidada, unas tramas emocionantes y unos diálogos que se graban a fuego en la mente de los espectadores, Peaky Blinders une acción y violencia con una complejidad moral y un desarrollo de los personajes envidiable. Pero todo esto no ha surgido de la nada, sino que existió un precedente histórico directo. Esta es la historia de Billy Kimber y los auténticos Peaky Blinders.
La vida en los barrios bajos de Birmingham
A pesar de que la serie se sitúa en la segunda década del siglo XX, lo cierto es que ese fue el momento de declive de las bandas criminales que ocupaban las ciudades británicas y su verdadero periodo de actividad se sitúa en los últimos años del XIX y hasta los años inmediatamente posteriores a la Gran Guerra.
La Revolución Industrial que sufrió Inglaterra sirvió para generar avances tecnológicos y más trabajo, pero también hizo que aumentase la pobreza y la marginación de las clases bajas (bautizadas desde entonces como proletariado) que se veían relegados a vivir en suburbios y barrios de extrarradio en los que sufrían de una fuerte contaminación procedente de las fábricas y vivían en un entorno para nada saludable. En este contexto, el crimen era algo muy común y lo que podía empezar como un simple robo desembocaba rápidamente en ajustes de cuentas o acciones violentas.
El bajo nivel educativo y la escasa escolarización de estos barrios llevaba a los hijos de obreros y trabajadores a pasar el día en las calles, donde se solían reunir en grupos según el barrio para cometer actos delictivos. Estos niños comenzarían robando bicicletas o tiendas y, al crecer, acabarían librando batallas campales por diversión y dirigiendo los negocios ilegales de apuestas.
El origen de los Peaky Blinders
A estas bandas de delincuentes juveniles (algunos de sus miembros ni siquiera habían llegado a su adolescencia en el comienzo de su carrera criminal) se les conocía de forma genérica como sloggers (combatientes o golpeadores en inglés) debido a la costumbre que tenían de enfrentarse entre ellos con piedras, palos, hebillas de cinturón y prácticamente cualquier objeto contundente que tuvieran a mano. También fueron conocidos por su manía de romper toda ventana que se cruzaran lanzándoles piedras. Birmingham no era el único lugar donde estas bandas proliferaban, sino que muchas ciudades industriales británicas tenían varios grupos criminales divididos por barrios que se enfrentaban entre ellos para ampliar su dominio e influencia.
La primera vez que se empleó el término “Peaky Blinder” para referirse a este tipo de bandas fue en 1890, cuando un violento Thomas Mucklow envió tres semanas al hospital a un hombre durante una pelea de bar por el simple hecho de que la víctima había pedido cerveza de jengibre. Los periódicos hablaron de una “agresión homicida” cometida por los “Peaky Blinders de Small Heath” y así fue como se empezó a designar de esta manera a la banda que ocupaba el territorio. Con el tiempo, sin embargo, “Peaky Blinders” pasó a ser una denominación genérica para las bandas de Birmingham.

Peaky Blinders
Una especie de traducción aproximada de Peaky Blinder sería “visera cegadora” y la creencia popular afirma que el nombre viene del arma predilecta de estas bandas: unas cuchillas de afeitar cosidas a las viseras de sus gorras y que usaban en combate para provocar cortes en la cara a los rivales y cegarlos con la sangre. A pesar de lo cinematográfico de esta explicación, el historiador Carl Chinn afirma que el término también se refiere al estilo de gorras (similares a las papperboy estadounidenses) que utilizaban sus miembros. Los criminales de Birmingham poseían un peculiar y distintivo estilo al vestir que incluía la mencionada gorra, trajes a medida, pañuelos de seda, pantalones acampanados y chalecos con botones de latón.
Billy Kimber, el capo jefe
La banda en la que más basada estaría la vista en la serie sería la de los llamados Birmingham Boys (o Brummagem Boys), que iría creciendo a costa de arrebatar terreno a otras bandas rivales. Bajo el liderazgo de Billy Kimber (en quien está basado Thommy Shelby), un personaje carismático e inteligente que supo expandirse y llegar a alianzas con otras bandas cuando tocaba, los Brummagem Boys pasaron a controlar el negocio de las carreras y las casas de apuestas en el norte y las llamadas Midlands de Inglaterra. Su Birmingham natal se quedaba pequeño para la ambición de Billy Kimber, quien llegó a ser considerado el gánster más poderoso de toda Gran Bretaña y a su banda como la más peligrosa y violenta del país.
Billy Kimber se alistó y marchó al frente en la Primera Guerra Mundial, por lo que su actividad criminal quedó temporalmente parada. Sin embargo, en 1915 desertó y volvió a Inglaterra, donde decidió ir un paso más allá y enfrentarse a las bandas del sur de Inglaterra y se dispuso a conquistar Londres. La ambición de Kimber desembocó en una brutal escalada de violencia que se alargó durante casi la totalidad de los años 20 pero a pesar de su influencia, los Burmmagem Boys de Kimber acabaron por verse superados por mafiosos más poderosos e influyentes. Kimber perdería el control de su banda y se marcharía a Estados Unidos en 1927, donde llegaría a entrar en contacto con la gente de Alphonse Capone. Volvería a Inglaterra y pasaría sus últimos años (hasta su muerte en 1945) alejado de cualquier actividad ilegal.
La desaparición de las bandas
A finales de los años 20, la clase media británica se iba recuperando de los estragos de la guerra y comenzaron a mudarse a los suburbios de las ciudades, que pasaron a ser zonas residenciales para gente pudiente. El gobierno y la policía sí mostraron interés en proteger a este sector social y dedicó una considerable cantidad de recursos a limpiar los antiguos barrios bajos de actividades delictivas. Desde entonces pero sobre todo tras la Segunda Guerra Mundial, el crimen organizado abandonó esa chulería y escaso disimulo que le habían caracterizado durante las décadas anteriores y pasaron a manejar su poder desde las sombras, infiltrándose en las instituciones políticas y dejando la violencia y la intimidación como un arma secundaria.