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Historia del voto femenino en España

Aunque existe algún antecedente, la reclamación del derecho a voto para las mujeres no llegaría a España hasta las primeras décadas del siglo XX.

El voto femenino fue uno de los frentes más importantes en los que se desarrolló la conquista de los derechos de la mujer. Esta reclamación fue apareciendo en distintos momentos del siglo XIX en los países democráticos de todo el mundo y consiguiéndose a ritmos muy desacompasados según las circunstancias y una vez ya se había entrado en el siglo XX. En el caso de España, la lucha por el sufragio femenino comenzó tarde pero avanzó a pasos agigantados durante un breve periodo de tiempo.

El siglo XIX, sin novedad en el frente

En Europa, y aunque había casos previos, estas reclamaciones comenzaron a hacerse notar en la Revolución Francesa, evento histórico en el que las mujeres jugaron un gran papel y algunas como Théroigne de Méricourt destacaron por encima de muchos hombres. Pero España iba a un ritmo distinto al resto del continente y la monarquía absolutista de Carlos IV ni siquiera se planteaba este tipo de cosas. Además, el nivel educativo seguía siendo muy bajo y la economía se basaba en un modelo tradicional asentado sobre la agricultura en lugar de abrazar los avances de la revolución industrial.
Mientras que en otros países empezaba a florecer un movimiento feminista definido y estructurado, en España no llegó a aparecer algo así hasta mucho más tarde. La inestabilidad política del XIX español y las constantes disputas entre liberales y conservadores o izquierda y derecha ocupaban la totalidad del debate político, impidiendo que se levantaran voces para reclamar mejoras en la situación de la mujer. La autora y periodista gallega Emilia Pardo Bazán, conservadora en lo político pero muy adelantada a su tiempo en otros asuntos, fue una de las principales defensoras del feminismo a través de sus textos y tuvo una vida para nada estandarizada (buena educación, libertad e independencia tanto social como económica).

Primeras organizaciones y la esperanza republicana

El siglo XX introdujo definitivamente en España los valores e ideas que otros países ya habían asimilado hacía tiempo. Las mujeres comenzaron a recibir una mejor educación y a reclamar un terreno que se les negaba por la simple razón de su sexo. Mujeres de clase alta y tradición católica empezaron a agruparse en organizaciones de caridad en las que se ayuda a las clases y que acabarían por convertirse en los primeros focos de la causa feminista.
Las mujeres ganarían importancia en los medios y acabarían por alcanzar la política a través de las secciones femeninas de los grandes partidos. La Lliga Patrotica de Dames se funda en 1906 asociada a la Lliga Regionalista catalana y en 1912 aparecería en Madrid la Asociación Feminista Socialista, vinculada al PSOE. En estos primeros años, durante la monarquía de Alfonso XIII, se realizarían las primeras propuestas que planteaban el voto femenino (sin demasiado éxito) y las mujeres irían incorporándose, por ejemplo, a los sindicatos y empoderándose para poder hacer cosas que parecían imposibles. Un ejemplo destacado es el de Victoria Kent que, durante la dictadura de Primo de Rivera, fue la primera mujer colegiada como abogada y que ejerció en España.
En 1931, ya dentro de la Segunda República, el Congreso vivió un tensísimo debate sobre si se debía conceder el voto a las mujeres o no. Clara Campoamor, diputada por el Partido Radical, fue la principal defensora de esta idea mientras que Margarita Nekkel y Victoria Kent pensaban que la mujer no tenía la independencia y educación suficientes como para poder ejercer el voto libre. Finalmente se aprobó la enmienda (por tan solo 30 votos de margen) y las mujeres votaron por primera vez en 1933, elecciones en las que el partido conservador CEDA salió vencedor.
Esta situación se repetiría en 1936 pero el estallido de la Guerra Civil, la victoria del bando nacional y la posterior dictadura franquista supusieron la desaparición de estos derechos ganados. El franquismo supeditó la posición de la mujer al hombre y la hizo retroceder al clásico “ama de casa, abnegada esposa y madre” y así quedaba claro en el Manual de la Buena Esposa escrito por Pilar Primo de Rivera y publicado por la Sección Femenina, órgano dentro de Falange Española y de las JONS.
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1977 y la nueva democracia

Cuando el dictador murió, el sistema franquista implosionó y se desmoronó debido a las ansias de libertad de la población y a la consecuente acción de políticos y personalidades. El nudo se deshizo y la Transición dio paso a una España adecuada a su tiempo y a la situación democrática que existía en la mayoría de los otros países europeos. Las mujeres recuperaron su voz y su voto en 1977 y han seguido ejerciéndolo hasta hoy en día, sin por ello conformarse y siguiendo una lucha por la igualdad que empezó hace mucho tiempo.

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