Miguel de Cervantes y el cerco de Numancia, ¿realidad histórica?
La obra teatral ‘La tragedia de Numancia’ fue escrita entre 1582 y 1585 por el autor madrileño y en ella incluyó numerosas alegorías patrióticas.
En 1575, cuatro años después de perder una mano durante la batalla naval de Lepanto, Miguel de Cervantes fue capturado por corsarios musulmanes y llevado a la ciudad de Argel, donde estaría prisionero hasta 1580. A su regreso a España, el autor del Siglo de Oro se reincorporó a la vida de la corte y al mundo cultural. De estos años se conservan pocas obras y la más destacada es La tragedia de Numancia, un teatro que pretendía exaltar un trágico episodio de la historia española y que acabó por servir como producto de propaganda patriótica.
En el año 133 a.C. la península ibérica se encontraba metida en las encarnizadas Guerras Celtíberas contra el control impuesto por el Roma. Las todopoderosas legiones comandadas por Publio Cornelio Escipión Emiliano habían hecho huir a la población de Segeda y dispusieron un fortísimo asedio contra la cercana ciudad de Numancia, en la actual provincia de Soria. Aunque el final de la ciudad es de sobra conocido, ya que fue tomada por los ejércitos de Roma y supuso una última gran derrota que puso fin a la guerra, existen distintas versiones sobre cómo ocurrió la toma de la ciudad.
Según el historiador romano Apiano, los numantinos se vieron claramente superados y decidieron rendir la ciudad. Muchos huyeron o acabaron siendo prisioneros, pero algunos de ellos se negaron a proporcionar una victoria a Roma y se suicidaron o presentaron una breve batalla que acabó igualmente con su muerte. La versión más conocida de lo ocurrido en Numancia es la de Valerio Máximo, en la que toda Numancia realiza una especie de suicidio colectivo y prefieren morir de hambre o quemándose vivos antes que entregar la ciudad. Esta segunda versión fue utilizada por figuras como Alfonso X para exaltar la valentía de los numantinos y, por descendencia, de los españoles. Aunque no es del todo inverosímil es probable que no sea históricamente correcta.
La narración hecha por Miguel de Cervantes se basa en esta segunda versión y en ella incluyó numerosos recursos literarios cuya función era casi de manera exclusiva enarbolar el orgullo patrio. Aun teniendo en cuenta que se trata de una ficción, el cerco de Numancia que presenta Cervantes plantea una imagen exacerbada en la que los numantinos casi abrazan la muerte con entusiasmo porque saben que serán recordados y servirán como ejemplo de resistencia y oposición a los tiranos. Además de las apariciones estelares de España, el Duero y la Fama personificados, se destaca un joven suicida llamado Viriato que o bien encarna al líder lusitano que murió en el 139 a.C. o es una clara referencia a él.
En el momento en el que Cervantes escribió la obra, la España de Felipe II se encontraba guerreando con media Europa y parte de las Américas por lo que es probable que la finalidad de La tragedia de Numancia fuese precisamente crear un símbolo de unidad y espíritu de lucha entre la población. Sin embargo, Cervantes optó por tomar como referencia el estilo de Juan de la Cueva y la obra no consiguió el éxito esperado; más cuando toda la atención se la llevaba Lope de Vega y su llamado ‘Arte nuevo’.