Habemus Papam: Karol Wojtyla, primer pontífice polaco
El 16 de octubre de 1978, se convirtió, con el nombre de Juan Pablo II, en el papa más joven del siglo XX (58 años) y el primero no italiano desde el siglo XVI.
Juan Pablo II (en latín, Ioannes Paulus II) fue el nombre elegido para su pontificado por el cardenal polaco Karol Józef Wojtyla (Wadowice, Polonia, 1920-Ciudad del Vaticano, 2005), en claro homenaje a su predecesor, el breve –solo fue papa durante 33 días– Juan Pablo I. Actor y dramaturgo en su juventud, anticomunista radical, ultraconservador, controvertido, atlético y carismático, Wojtyla sería el papa 264 de la Iglesia católica, desde el 16 de octubre de 1978 hasta su muerte. De este modo, tras haber sido obispo auxiliar –desde 1958– y luego arzobispo de Cracovia –desde 1962–, se convirtió en el primer pontífice polaco de la historia, el primero no italiano desde el neerlandés Adriano VI (1522-1523) y el más joven del siglo XX (58 años en el momento de ser elegido). Además, su pontificado de casi 27 años ha sido hasta ahora el segundo más largo en la historia de la Iglesia católica, después del de Pío IX, que duró 31 años (o el tercero si contamos al primer papa, san Pedro, cuyo mandato se estima en 34-37 años, aunque la historicidad de este dato es imposible de determinar).
Wojtyla es considerado unánimemente –tanto por sus defensores como por sus críticos– como uno de los líderes políticos y religiosos más influyentes de la segunda mitad del siglo pasado, especialmente por haber sido uno de los principales símbolos e impulsores del anticomunismo: su papel en la caída del Muro de Berlín y el final de la Guerra Fría fue determinante. En esa misma línea ideológica, mantuvo una constante lucha contra la expansión del marxismo en Latinoamérica, donde persiguió enérgicamente al movimiento conocido como teología de la liberación con la ayuda de su mano derecha –y más tarde sucesor–, el entonces cardenal Joseph Ratzinger. Jugó asimismo un rol decisivo para poner fin al comunismo en su Polonia natal y, finalmente, en toda Europa, así como en la mejora significativa de las relaciones de la Iglesia católica con otras confesiones: el judaísmo, el islam, la Iglesia anglicana y la ortodoxa.
Entre los hechos más notorios de su pontificado, destaca el intento de asesinato que sufrió el 13 de mayo de 1981 mientras saludaba a los fieles en la plaza de san Pedro. El autor material del atentado – que le dejaría graves secuelas físicas de por vida– fue el turco Mehmet Ali Agca, que le disparó a escasa distancia entre la multitud. Nunca se ha determinado al cien por cien si actuó en solitario y movido por el fanatismo religioso o si hubo alguna trama detrás del fallido magnicidio; tiempo después, el terrorista fue perdonado públicamente por el pontífice en persona. A este atentado se sumó otro –sin consecuencias– ocurrido en Fátima en la noche del 12 al 13 de mayo de 1982, a manos del sacerdote ultraconservador español Juan María Fernández Krohn, que quiso atacar a Wojtyla con una bayoneta (este hecho no trascendió hasta después de la muerte del papa).
Juan Pablo II fue uno de los líderes mundiales más trotamundos de la historia (no en vano recibió el apodo de "papa viajero"): visitó 129 países durante su pontificado. Otro dato relevante es que hablaba nada menos que 13 idiomas: además de su lengua materna, el polaco, dominaba el italiano, el francés, el alemán, el inglés, el español, el portugués, el ucraniano, el ruso, el croata, el griego antiguo, el latín y hasta el esperanto. Como parte de su especial énfasis en la llamada universal a la santidad, beatificó a 1340 personas y canonizó a 483 santos, más que la cifra sumada de sus predecesores en los últimos cinco siglos. Su faceta más criticada: impulsó las corrientes más ultraconservadoras de la Iglesia, como el Opus Dei (canonizó a su fundador), el Camino Neocatecumenal (los llamados kikos) o los Legionarios de Cristo, a cuyo fundador, el mexicano Marcial Maciel, protegió pese a las fundadas acusaciones de pederastia y abusos. Nada de ello detuvo su elevación a los altares después de su muerte: el 19 de diciembre de 2009, Juan Pablo II fue proclamado "venerable" por su sucesor, Benedicto XVI, que posteriormente presidió la ceremonia de su beatificación el 1 de mayo de 2011; finalmente, fue canonizado el 27 de abril de 2014 por el papa actual, Francisco I.