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El día que España perdió Manila (por poco tiempo)

El 22 de septiembre de 1762 comenzó el sitio de Manila (islas Filipinas) poco más de quince días después, España perdió la soberanía de la ciudad, que pasó a manos británicas durante 20 meses.

La ocupación británica de Manila fue un daño colateral del conflicto bélico entre Gran Bretaña y Francia, conocido como la guerra de los Siete Años. España se había mantenido neutral en una primera fase de la contienda, pero viendo peligrar sus intereses por las derrotas francesas. El rey Carlos III de España declaró la guerra a Jorge III de Inglaterra.

La capital de las islas Filipinas era una de las ciudades comerciales más importantes de Asia en esa época y la Compañía Británica de las Indias Orientales quería extender su influencia sobre el codiciado archipiélago.

Meses antes de la ofensiva británica a una de las colonias asiáticas de Carlos III, el Consejo de Ministros británico había acordado también atacar La Habana, una de las posesiones españolas del Caribe.

Para el Imperio británico con ambas ocupaciones debilitarían el comercio español y sufría una importante estocadas en la contienda.

Desde el puerto indio de Madrás, el general británico William Draper aprobó el plan de ocupar de la ciudad de Manila.

La flota inglesa atracó en la capital filipina y tras quice días de batalla, la ciudad ya era suya.

Lo cierto es que esta derrota española se achaca a la falta de un gobernador con experiencia militar. El anterior gobernador general de Filipinas había muerto en 1759 y su sucesor en el cargo todavía no había llegado a causa del ataque británico a La Habana. Como medida urgente, la Corona española nombró al arzobispo de Manila, Manuel Rojo del Río y Vieyra, quién dio órdenes inexpertas a su guarnición, que cometió muchos errores estratégicos en la defensa militar de la ciudad.

Una vez que Manila cayó ante las tropas británicas, las iglesias y oficinas públicas fueron saqueadas, al igual que las casas más ricas donde se llevaron las posesiones más valiosas, como obras de arte.

Los británicos exigieron un rescate de cuatro millones de dólares del gobierno español para detener el saqueo de la ciudad, algo a lo que el arzobispo Rojo accedió para evitar mayores destrozos en Manila.

Retorno a la Corona española

Los invasores aprovecharon la ocasión también para sustraer valiosas cartas de navegación del Pacífico de los archivos de Manila. Esas cartas que fueron el resultado de siglos de exploración marítima española, acabaron en manos de navegantes ingleses como James Cook, que las utilizó más tarde en sus propias expediciones.

Sin embargo, los ingleses no pudieron extender su dominio por el resto del territorio filipino gracias a la resistencia de las guerrillas organizadas que frenaban el avance británico en el archipiélago.

La ocupación británica de la ciudad de Manila duró 20 meses. El gobierno español finalmente fue restaurado tras el Tratado de París de 1763. En el acuerdo se firmó que España cedía a Gran Bretaña el territorio americano de Florida y territorios del golfo de México, a cambio de la devolución de La Habana y Manila. La Luisiana francesa pasó a manos de España, más preparada para defenderla. Portugal, aliado de los británicos, recuperó la colonia del Sacramento.

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