Tratado de Granada: España y Francia se reparten Nápoles
Los Reyes Católicos lo firmaron el 11 de noviembre de 1500, un mes después que el monarca francés. Pero el acuerdo no duró mucho y pronto estalló el conflicto.
Hablando con propiedad, el Tratado de Granada fue un pacto territorial y militar suscrito entre Francia y el Reino de Aragón, encarnados en los monarcas Luis XII y Fernando II el Católico, a la sazón rey de Aragón, Castilla y Sicilia. El objetivo: repartirse entre ambos el territorio de Sicilia Citerior -el Reino de Nápoles-, entonces gobernado por Federico o Fadrique I de Aragón y Chiaromonte, sobrino de Fernando. Semejante puñalada trapera a un pariente parece justificarse por la sibilina conducta del rey napolitano. El contexto fue la llamada Segunda Guerra Italiana (1499-1501), que comenzó cuando el recién coronado Luis XII de Francia hizo valer sus derechos dinásticos sobre el ducado de Milán y el Reino de Nápoles enviando a un ejército que, en abril de 1500, logró conquistar Milán y deponer y apresar a Ludovico Sforza. La única potencia militar que podía hacerle frente en la zona era la Corona de Aragón y Luis XII buscó la negociación con el Rey Católico. Y éste, enterado de que Fadrique negociaba a su vez a dos bandas con los franceses y con él, y temiendo una larga guerra con Francia, aceptó la alianza.
El Tratado, que se justificaba además por la necesidad de establecer un frente común frente a la amenaza de los turcos que asolaban el Mediterráno, fue rubricado el 10 de octubre de 1500 por el rey francés en el Castillo de Chambord y ratificado por los Reyes Católicos el 11 de noviembre del mismo año en Granada (de ahí su nombre). El acuerdo recogía una serie de puntos: ambos ejércitos participarían simultáneamente en la conquista de Sicilia Citerior (las tropas francesas llegarían por el norte y las españolas por el sur); Luis XII renunciaba a Cerdaña y el Rosellón y Fernando, en contrapartida, al condado de Montpellier; una vez conquistado, el territorio quedaría dividido en dos partes iguales, correspondiendo el norte -Abruzzo y Terra di Lavoro, que incluía la ciudad de Nápoles- a Francia con el nombre de Reino de Nápoles y el sur -Apulia y Calabria- a la Corona de Aragón, uniéndose a la Sicilia Ulterior que ya poseía; por último, el pacto se mantendría en secreto hasta que el ejército francés llegase a Roma.
Dicho y hecho: en marzo de 1501, las tropas comandadas por Gonzalo Fernández de Córdoba, el Gran Capitán (en la imagen que ilustra este artículo), penetraron en Sicilia Citerior supuestamente para proteger a Fadrique, pero con el encargo en realidad de ocupar la zona que les estaba asignada por el Tratado. Éste finalmente se hizo público en junio y fue bendecido por el papa Alejandro VI (Rodrigo Borgia), que promulgó la deposición de Fadrique, acusado de colaborar con los turcos. Los franceses ocuparon entonces su parte de Nápoles y el hasta entonces rey, incapaz de hacer frente a tantos contendientes a la vez, entregó el trono en octubre de ese año; se vio obligado a exiliarse en Francia, pero obtuvo en compensación una pensión de 50.000 libras y el ducado de Anjou. No obstante, el entendimiento entre franceses y españoles no iba a durar mucho: pronto surgieron desavenencias por la posesión de la franja que separaba sus respectivos territorios -las provincias de Capitanata, Basilicata y Principado- y estalló la Tercera Guerra Italiana.