Wahabismo, de sus orígenes a su significado actual
También llamado salafismo, es una corriente político-religiosa musulmana creada en el siglo XVIII por el clérigo extremista Abd-al-Wahhab. Hoy es la base de ISIS.
A raíz del terrible atentado del 17 de agosto de 2017 en Barcelona, reivindicado por el llamado Estado Islámico o ISIS, el término "wahabismo" ha vuelto a ocupar la primera plana de la actualidad. Pero ¿cuál es su significado original? El wahabismo –nombre rechazado por sus seguidores, que se autodenominan salafistas– es una corriente político-religiosa musulmana, dentro de la rama del sunismo, creada por el clérigo extremista saudí Muhammad Ibn Abd-al-Wahhab en el siglo XVIII. Su auge actual se debe a la estrecha relación que pronto se estableció entre éste y la Casa de Saúd, la dinastía reinante en Arabia Saudí, que le brindó todo su apoyo. Hasta la década de 1970, la implantación de esta doctrina estaba circunscrita a los musulmanes suníes de dicho país, pero desde entonces se ha ido expandiendo por todo el mundo islámico gracias a la poderosa financiación de mezquitas y escuelas coránicas llevada a cabo por Arabia Saudí y también Qatar.
Abd-al-Wahhab (1703-1792) fue un clérigo suní de la escuela Hanbalí, perteneciente a la familia de los Musharraf –también conocidos como los Wahab–, un clan de clase alta de la zona del Najd (Arabia). Desde los veinte años fue un prestigioso ulema (autoridad religiosa) y se dedicó a viajar por toda la península Arábiga, peregrinaciones que tuvieron una importancia decisiva en la formulación y el desarrollo de su doctrina, contenida en más de veinte obras sobre religión y derecho. El momento determinante en la implantación del wahabismo fue el Pacto de Al-Diriyya firmado por Abd-al-Wahabb y la familia Saúd, por el cual se estableció el Estado Saudí que ha perdurado hasta hoy: los Saúd se encargarían de los asuntos de gobierno y seguridad y el clérigo de los asuntos religiosos. El salafismo –que significaría "la forma correcta de actuar según las enseñanzas coránicas"– propugnaba una vuelta a los fundamentos de la fe musulmana según una interpretación literal del Corán, condenando cualquier innovación.
Expansión en el Siglo XX
La expansión moderna del wahabismo comenzó en 1924 con la conquista de La Meca y Medina por la Casa de Saúd. Dejó definitivamente de ser una corriente menor en 1938, al descubrirse los yacimientos de petróleo en la península Arábiga: el fabuloso enriquecimiento de los saudíes propició –y sigue propiciando– el ímpetu del wahabismo. Con los ingentes fondos que Arabia Saudí y Qatar obtienen anualmente de la exportación de petróleo y gases fósiles, este movimiento lleva controlando desde 1970 mezquitas y centros culturales musulmanes en todo el planeta. Caracterizado por el rigor en la aplicación de la Sharia o ley islámica y por su puritanismo y antioccidentalismo, el wahabismo ha extendido también su influencia, desde la caída de la URSS y de las dictaduras Baaz en Irak y Libia, a estos dos países y a Afganistán y Siria. Por ello es denunciado como fuente del terrorismo global y como base ideológica del Estado Islámico o ISIS. Hoy día, su único gran rival con verdadero poder en la comunidad islámica mundial es el Estado chií de Irán, con el cual los salafistas mantienen un enconado conflicto.